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El libro de las enfermedades alérgicas

Editores: Dr. José Manuel Zubeldia, Dra. M.ª Luisa Baeza, Dr. Tomás Chivato, Dr. Ignacio Jáuregui y Dr. Carlos J. Senent

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El libro de las enfermedades alérgicas

Editores: Dr. José Manuel Zubeldia, Dra. M.ª Luisa Baeza, Dr. Tomás Chivato, Dr. Ignacio Jáuregui y Dr. Carlos J. Senent

Sección IV / Capítulo 14

Vivir con asma: la influencia del entorno

Resumen

Resumen

En el desarrollo del asma están implicados tanto factores genéticos como ambientales. Entre estos últimos se encuentran:

  • El cambio de estilo de vida. La falta de exposición a infecciones y endotoxinas al comienzo de la vida favorece el desarrollo de alergia y asma. El sedentarismo de las pantallas nos expone más a los alérgenos e irritantes de interior. El estrés en mujeres embarazadas es otro factor inductor de asma.
  • La dieta. La lactancia materna protege del asma, siempre que la madre no sea alérgica. La vitamina D durante el embarazo disminuye el riesgo de asma. Los probióticos, en la temprana infancia también protegen. La disminución en la ingesta de omega 3 y antioxidantes y el aumento de la ingesta de omega 6, favorecen el asma. El asma es más frecuente y grave en personas obesas.
  • La exposición a nuevos alérgenos. El asma alérgica, especialmente causada por pólenes, está aumentando a consecuencia del cambio climático.
  • Irritantes de interior. El tabaco de tercera mano (olor) puede ser tan perjudicial como el propio humo. El formaldehído procedente de los muebles nuevos y de los olores de barniz actúa como un irritante que agrava el asma.
  • Irritantes de exterior (polución). Las partículas procedentes de los motores diésel, incrementan la inflamación de las vías aéreas y aumentan hasta 27 veces más la alergenicidad de los pólenes.

La identificación de los factores que puedan aumentar el riesgo de desencadenar asma permitiría crear estrategias de prevención con objeto de impedir su actuación y disminuir dicho riesgo, aunque aún queda mucho por investigar.

Preguntas y respuestas

Resumen

¿Es muy importante la influencia del medio ambiente en el desarrollo del asma?

En el desarrollo del asma, están implicados tanto factores genéticos como ambientales, que influyen en el sistema inmunitario, por lo que produce enfermedades alérgicas. Frente a los primeros, no podemos actuar en la actualidad, pero sí podemos hacerlo frente a los segundos, mejorando de este modo la calidad de vida, reduciendo tanto el número como la gravedad de las crisis y optimizando el control de las mismas en los pacientes asmáticos, e incluso disminuyendo el número de pacientes que padecen dicha enfermedad.

En los últimos años hemos objetivado un incremento significativo en la prevalencia, no solo del asma bronquial, sino de todas las enfermedades alérgicas en los países industrializados, por lo que es más frecuente en zonas urbanas, países ricos y occidentales, que en zonas rurales, países pobres y del este de Europa. Y esto se debe fundamentalmente a los cambios producidos en nuestro estilo de vida y al aumento del nivel socioeconómico, y no tanto a los factores genéticos, ya que estos necesitan muchos años para producirse, cuando por el contrario el incremento de este grupo de enfermedades ha sido muy rápido.

¿Cuáles son los factores ambientales que se han relacionado con el incremento del asma?

Entre los factores ambientales y ecológicos relacionados con el aumento de esta enfermedad estarían incluidos:

  • El cambio de estilo de vida (viviendas más aisladas, más higiene, estrés, etc.).
  • La dieta (disminución en la ingesta de omega 3 y antioxidantes).
  • La exposición a nuevos alérgenos y contaminantes
    • De interior (humo de tabaco, formaldehído, aeroalérgenos de interior —ácaros, epitelios de animales, hongos—, alérgenos ocupacionales).
    • De exterior (polución ambiental, aeroalérgenos de exterior —pólenes y hongos—).

¿Cómo han influido los cambios en el estilo de vida?

En los últimos años, se ha puesto mucho énfasis en la desinfección ambiental y en la limpieza desde el nacimiento. La esterilización de los utensilios para la alimentación de los bebés, la limpieza excesiva y constante tanto de la piel como del ambiente en el que se desarrollan los más pequeños, así como la reducción de la lactancia materna (en la actualidad, y desde la incorporación de la mujer al mundo laboral, ha disminuido tanto el número de lactantes maternos como el tiempo que reciben los bebés leche materna, que suele corresponderse con los meses de permiso por maternidad), han contribuido a la alteración del funcionamiento del sistema inmunitario del niño, ya que al disminuir las infecciones, se reduce o incluso desaparece la inmunización natural adquirida.

La falta de exposición a infecciones al comienzo de la vida puede provocar que individuos genéticamente predispuestos presenten un riesgo más elevado de desarrollar asma.

Este aumento del riesgo de desarrollar asma, se ve potenciado, además, por factores ambientales como el ambiente doméstico, ya que las casas son cada vez más cerradas y están peor ventiladas, lo que permite que se acumule una mayor cantidad de alérgenos. Otro factor ambiental sería la contaminación por motores diésel que, junto con el cambio climático, modificaría la cantidad y calidad de los pólenes.

¿Qué es la hipótesis de la higiene?

La hipótesis de la higiene propuesta por Strachan en 1989 sugiere que el aumento de las enfermedades alérgicas, en concreto el asma, se relaciona con una disminución en la exposición a microbios e infecciones víricas y bacterianas; ello se debería a varias causas, entre las cuales estarían: la disminución en el número de miembros familiares, la menor exposición a animales domésticos, la mejora de las condiciones de vida y las modificaciones en las condiciones de limpieza en los domicilios.

En la hipótesis de la higiene se encontró una relación, según la cual, el padecimiento de enfermedades infecciosas durante los primeros años de vida protegía de la aparición de enfermedades alérgicas en el futuro. Se sugirió que el estilo de vida occidental, en el que se utilizaban vacunas y se abusaba de los antibióticos en la infancia, ocasionaba una disminución de las enfermedades infecciosas en los primeros años de vida. A través de algunos estudios se pudo comprobar que los niños que habían sufrido enfermedades infecciosas, como el sarampión, padecían menos enfermedades alérgicas.

Las enfermedades alérgicas son menos frecuentes en las familias numerosas, cuando existen mascotas en casa o cuando se inicia de forma temprana la asistencia a la guardería, debido a la alta exposición precoz a agentes infecciosos. En poblaciones con escasa higiene y elevada frecuencia de enfermedades por parásitos, se ha comprobado que la proporción de asma es más baja que en poblaciones con un nivel de vida superior.

El sistema inmunitario está formado, entre otras, por unas células llamadas linfocitos T, que son muy importantes tanto para la protección contra las infecciones (Th1) como para los tumores (Th2), pero del mismo modo, son los responsables de la aparición de enfermedades autoinmunes y enfermedades alérgicas.

Los linfocitos Th1 producen principalmente interferón gamma, que neutraliza la respuesta de los Th2; los linfocitos Th2 producen principalmente interleucina-4, que impide la respuesta de los Th1. La disminución de interferón gamma por ausencia de infecciones favorecería la respuesta hacia los Th2, lo que a su vez incrementa los niveles de inteleucina-4, que desencadenaría los síntomas del asma. Por otro lado, el predominio de la respuesta a los Th2 induce la producción de IgE por las células plasmáticas (diferenciadas a partir de otro tipo de célula, que es el linfocito B), por lo que este tipo de anticuerpo se elevaría en sangre. La IgE se encarga de defender al organismo de las infecciones parasitarias, pero debido a la disminución de las infecciones en general, la IgE se dedicaría a atacar sustancias que deberían ser inocuas, como pueden ser los pólenes, epitelios de animales, etc., lo que da lugar a las enfermedades alérgicas.

Esto explicaría la hipótesis de la higiene, ya que la exposición a infecciones en etapas precoces de la vida reduciría el riesgo de asma, mientras que una sociedad libre de infecciones favorecería su aparición.

En la hipótesis de la higiene se sugirió que el estilo de vida occidental (utilización de vacunas y abuso de antibióticos) en la infancia ocasionaba una disminución de las enfermedades infecciosas en los primeros años de vida.

En la hipótesis de la higiene se sugirió que el estilo de vida occidental (utilización de vacunas y abuso de antibióticos) en la infancia ocasionaba una disminución de las enfermedades infecciosas en los primeros años de vida. (Créditos, F. 58)

¿Previenen o favorecen la aparición de asma las infecciones por virus?

Los virus merecen una mención aparte, ya que aunque en la mayor parte de los casos la infección vírica previene el asma y de otras enfermedades alérgicas, algunos tienen el efecto contrario, es decir, son productores del mismo (virus respiratorio sincitial, Epstein Barr).

¿Existe en el embarazo algún factor que favorezca la aparición de asma en el neonato?

Se ha demostrado que el estrés del mundo occidental influye de forma negativa en la embarazada, ya que aumenta el número de algunas hormonas de la madre; ello trae como consecuencia que se eleven los niveles de cortisol en la sangre y se altere el equilibrio entre los linfocitos Th1 y Th2, que se dirige hacia Th2, favoreciendo de este modo las enfermedades alérgicas en los recién nacidos.

¿Es recomendable la convivencia con mascotas, o se debe evitar?

En cuanto a la convivencia con animales de granja o mascotas, se ha objetivado que los niños que vivían en ambientes en contacto con los mismos padecían menos enfermedades alérgicas. Se ha comprobado que esto es debido a la exposición a las endotoxinas en los primeros años de vida. Las endotoxinas se localizan en la capa externa de bacterias gramnegativas que se encuentran en el aparato digestivo de animales y humanos, y son estimulantes de los linfocitos Th1, por lo tanto, y como hemos mencionado anteriormente, generan interferón gamma, que a su vez inhibe la respuesta Th2 y, por lo tanto, la producción de interleucina-4, por lo que se reduce así la probabilidad de desarrollar enfermedades alérgicas.

La exposición en épocas tempranas de la vida a endotoxinas protege del desarrollo de asma. Las endotoxinas se encuentran en ambientes donde existen animales, como en las granjas, pero también se han localizado en almacenes de granos de cereales y en domicilios con animales domésticos.

El estilo de vida occidental trae consigo un aumento en la concentración de alérgenos en el interior de los domicilios: las mejoras en el aislamiento de las casas, así como la menor ventilación y los sistemas de aire acondicionado, favorecen la aparición de ácaros del polvo y hongos ambientales. Hemos hablado sobre cómo el contacto temprano con animales puede ayudar a prevenir el desarrollo de asma, pero por otro lado, las mascotas producen epitelios que se comportan como importantes alérgenos, y que debido a ese mayor aislamiento de la vivienda, se acumulan en los domicilios. A todo esto, hay que unir la mayor exposición de los niños, ya que actualmente pasan mucho más tiempo en casa de lo que lo hacían hace años, de modo que están expuestos a más alérgenos. Inicialmente se pensó que evitar la exposición de niños con antecedentes familiares de alergia, en los primeros años de vida, a mascotas y ácaros del polvo podría disminuir la aparición de futuras alergias. En la actualidad, algunos estudios han demostrado lo contrario: que la exposición temprana a mascotas podría prevenir de la aparición de enfermedades alérgicas.

Se ha descrito que la exposición temprana a gatos protege contra el desarrollo de asma por este tipo de animales. Algo similar se ha comprobado con perros.

¿Qué cambios podemos hacer en nuestro estilo de vida para disminuir el riesgo?

En cuanto a la vivienda, debemos realizar una correcta ventilación para disminuir el número de alérgenos. El contacto temprano con mascotas, o vivir en una granja, ayudaría a evitar el desarrollo de asma. Del mismo modo, no conviene la esterilización prolongada de los utensilios para la alimentación de los más pequeños, ni la higiene excesiva (p. ej., la limpieza constante de manos y cara cuando el pequeño está en el parque). Con ello, no queremos decir que no haya que lavar a los niños, sino que se recomendaría no hacerlo en exceso ni de forma constante. Cuantos más niños hay en una familia, mayor cantidad de infecciones padecen. Sería recomendable la incorporación temprana a las guarderías, sobre todo en los niños que tienen pocos hermanos, para que estén expuestos a infecciones en etapas precoces y, en consecuencia, presenten menos riesgo de sufrir enfermedades alérgicas en el futuro.

No olvidemos que la hipótesis de la higiene sigue siendo una hipótesis, y se necesitan más estudios para resolver el porqué del aumento de los índices de asma. Es demasiado prematuro y aventurado en el momento actual, complicado, además, con una pandemia por SARS-CoV-2 que invita al aislamiento, ofrecer a la población una recomendación como la de «no vacunar» o «no lavar» a nuestros hijos, con los estudios con que ahora se cuenta, para que disminuyan los casos de asma en la población infantil.

La reducción del nivel de estrés en las mujeres embarazadas, también favorecería la protección frente a las enfermedades alérgicas y el asma.

¿Previene la lactancia materna la aparición de asma?

La lactancia materna tiene muchos efectos enormemente positivos, pero también alguno negativo. El sistema inmunitario del bebé deja de ser inmaduro a los 4 meses de edad y, además, la lactancia materna favorece la producción de IgA, que a su vez evita la producción de anticuerpos IgE, causantes de la alergia; del mismo modo, la malnutrición en el recién nacido se asocia a mayor frecuencia de asma: por estos dos motivos, se recomienda la lactancia materna durante el mayor tiempo posible. Sin embargo, el lado negativo es que la leche materna contiene alérgenos de los alimentos que la madre ha consumido, pudiendo estos sensibilizar al lactante, de modo que existe bastante controversia sobre cuánto tiempo de lactancia sería el adecuado. Se deduce pues, que la lactancia materna no parece ejercer una protección absoluta contra el desarrollo de enfermedades alérgicas, e incluso en algunos casos puede favorecerlas. Esto no significa que no existan otros factores beneficiosos en ella para la salud del niño, que aconsejen su mayor promoción posible.

La leche de madres alérgicas tiene más proporción de ácido linolénico (omega 6) que la de las madres no alérgicas, y este inhibe la producción de interferón gamma, con lo cual se estimula la producción de linfocitos Th2, que favorecería el desarrollo de asma. Los hijos de madres alérgicas no se beneficiarían de las propiedades de la leche materna para evitar el desarrollo de asma. Sin embargo, los niños que heredan la alergia del padre estarían protegidos frente al riesgo de asma con la leche materna; es más, la lactancia materna por encima de los 4 meses se asocia a una disminución del riesgo de asma hasta los 6 años de edad.

¿Qué función desempeñan los probióticos?

El intestino del ser humano está colonizado por bacterias beneficiosas para nuestra salud a todos los niveles, incluida la alergia, por lo tanto, aquellos niños más colonizados por estos microorganismos presentan menos incidencia de enfermedades alérgicas. Sin embargo, los niños menos colonizados o que toman con frecuencia antibióticos (que alteran y/o disminuyen dicha flora), estarán más expuestos a desarrollar asma. Sin embargo, se han realizado estudios para ver si la administración de probióticos a los niños disminuiría la incidencia de asma y de enfermedades alérgicas, pero hasta la fecha solo se ha conseguido demostrar que disminuyen la aparición de dermatitis atópica; de momento no se han encontrado diferencias respecto al asma en los lactantes que reciben probióticos. Este tema es relativamente nuevo, por lo que aún queda mucho por investigar en este campo, ya que la administración de suplementos con probióticos (Lactobacilus spp) aumenta los niveles de Interleucina 12, que estimula los linfocitos Th1 para producir interferón gamma.

¿Qué otros aspectos de la dieta pueden influir en la prevención o aparición de asma?

Los antioxidantes previenen la formación de radicales libres. Los principales antioxidantes son las vitaminas A, C, E, el zinc y el selenio. Las frutas y los vegetales son ricos en estos elementos, por lo tanto, una dieta pobre en estos alimentos se relaciona con mayor probabilidad de presentar asma.

La dieta en los países desarrollados es rica en grasas poliinsaturadas, entre las que se encuentran los ácidos grasos omega 6, como el ácido linoleico, (presente en la margarina y en aceites vegetales como el de girasol), que presentan una mayor oxidación, por lo que precisan un mayor consumo de antioxidantes para neutralizarlos. El ácido linoleico es el precursor de la prostaglandina E2, que inhibe el interferón gamma y facilita el desarrollo del asma. Sin embargo, otros ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3 (ácido linolénico), presente en el pescado azul, cuenta con propiedades antinflamatorias ya que produce interferón gamma, por lo que también previene la aparición del asma.

Por tanto, el aumento de omega 6 y la disminución de omega 3, como ocurre en la dieta occidental, favorecen el desarrollo de asma.

El asma es más frecuente en personas obesas que en delgadas, al margen de que se manifieste con mayor gravedad en los obesos.

Se ha sugerido que el déficit de vitamina D está asociado al asma. La vitamina D se adquiere a través de suplementos en la dieta o por exposición solar. El estilo de vida occidental favorece pasar más tiempo en los domicilios, sin estar expuesto al sol, con lo que disminuye el aporte de vitamina D. Además, se ha comprobado que la toma de vitamina D durante el embarazo disminuye el riesgo de asma.

El ácido linolénico (omega 3), al producir interferón gamma, cuenta con propiedades antiinflamatorias, por lo que previene la aparición del asma.

El ácido linolénico (omega 3), al producir interferón gamma, cuenta con propiedades antiinflamatorias, por lo que previene la aparición del asma. (Créditos, F. 59)

¿Es recomendable la dieta mediterránea para prevenir el asma?

La incidencia de asma en los países mediterráneos es menor que en Estados Unidos, y estaría en relación con las diferencias entre la dieta occidental (hamburguesas) y la dieta mediterránea, que se caracteriza por ser baja en grasas saturadas (carnes rojas) y equilibrada en grasas poliinsaturadas (omega 6 y omega 3), con grasas monoinsaturadas (aceite de oliva) y rica en antioxidantes (frutas, frutos secos, verduras y legumbres). Esta dieta comporta una baja frecuencia de enfermedades coronarias y un nivel más bajo de colesterol en sangre que la dieta occidental. La presencia elevada de antioxidantes y omega 3 en la dieta mediterránea disminuye el riesgo de asma. Además, el aceite de oliva se conoce como uno de los mejores antioxidantes. Por lo tanto, hay que abrazar y defender la dieta mediterránea como la más sana y beneficiosa, así como preventiva de diversas enfermedades, entre las que se encuentra el asma. Del mismo modo, es importante mantener unos niveles adecuados de vitamina D en nuestro organismo.

¿Cuáles son los principales desencadenantes ambientales de asma?

El asma es una enfermedad crónica que hace que las vías respiratorias se inflamen, lo que dificulta la respiración. Los desencadenantes del asma, son aquellos que producen esta inflamación en las personas que padecen asma, pero que no tiene por qué producir sintomatología en personas no asmáticas. Estos desencadenantes pueden ser por alergenicidad (en cuyo caso únicamente causará problemas en pacientes alérgicos expuestos a los alérgenos a los que están sensibilizados) o por irritación/contaminación (cuando no hay mecanismo alérgico subyacente).

En cuanto a los desencadenantes por alergenicidad, nos referimos a la aparición de asma por exposición a sustancias a las que la persona es alérgica, tales como ácaros del polvo, hongos ambientales, epitelios de animales, pólenes, etc., que se desarrollan con más amplitud en otros capítulos, por lo que vamos a centrarnos en hablar sobre los desencadenantes por irritación/contaminación. La proliferación de toxinas ambientales como los insecticidas organofosforados ha aumentado el desarrollo de las alergias.

En relación a los agentes irritantes/contaminantes de interior, este capítulo dedicará especial atención a los dos más importantes: el humo del tabaco y el formaldehído.

¿Qué función desempeña el humo del tabaco en la aparición de asma?

El riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas, y en concreto asma, aumenta considerablemente por la exposición al humo del tabaco durante el embarazo y la primera infancia, sobre todo si la fumadora es la madre. El humo del tabaco es uno de los desencadenantes evitables más comunes de los síntomas del asma.

El olor del tabaco que se impregna en la ropa, es tan perjudicial como el humo del tabaco.

El humo del tabaco perjudica a todos y puede afectar incluso si no está cerca de alguien que fuma activamente. En el momento actual los estudios muestran que los efectos del tabaco llegan mucho más lejos que su humo.

Al pensar en los componentes tóxicos del tabaco, generalmente se reconoce a la nicotina como el más dañino, pero el humo del tabaco está lleno de muchas otras sustancias peligrosas, como el arsénico y el cianuro, entre otras. De hecho, el humo del tabaco contiene más de 7.000 químicos tóxicos. Se sabe que alrededor de 70 de ellos causan cáncer.

¿Qué es el humo de segunda mano?

El humo de segunda mano es humo de tabaco inhalado por alguien que no fuma. Puede ocasionar muchos de los mismos problemas que puede causar el hecho de fumar. Los niños son los más afectados por este tipo de humo. Y les puede causar serios problemas de salud.

Los bebés expuestos al humo del tabaco antes del nacimiento o durante los primeros meses tienen más probabilidades de tener asma y alergias.

Los estudios muestran que los niños mayores cuyos padres fuman enferman con más frecuencia. Sus pulmones crecen menos que los niños que no respiran humo de segunda mano. También padecen más bronquitis y neumonía. Las sibilancias y la tos son más comunes en los niños que respiran humo de segunda mano.

El humo de segunda mano puede desencadenar un ataque de asma en un niño. Los niños con asma que están cerca del humo de segunda mano sufren ataques de asma más graves y frecuentes.

Más del 40 por ciento de los niños que acuden a la sala de emergencias por asma viven con fumadores.

Los niños cuyos padres fuman a su alrededor tienen más infecciones del oído y presentan líquido en los oídos con mayor frecuencia. Las operaciones para colocarles tubos para drenar los oídos también más numerosas en este tipo de pacientes.

¿Qué es el humo de tercera mano?

El humo de tercera mano es un residuo del humo del tabaco que se adhiere a las superficies y al polvo y persiste incluso durante meses tras fumar el cigarrillo.

Los estudios demuestran que el humo de tercera mano puede afectar al asma y causar problemas de salud tan importantes como el fumar o como el humo de segunda mano.

El humo de tercera mano, además, reacciona con otros contaminantes en el aire, como el ozono, para crear partículas dañinas que pueden inhalarse fácilmente. Estas partículas son extremadamente pequeñas, lo que implica su mayor facilidad para penetrar en los pulmones. Algunos expertos creen que pueden ser peores, para las personas con asma, que la propia nicotina.

Fumar al aire libre no reduce la amenaza del humo de tercera mano. Airear habitaciones o automóviles tampoco ayuda. El residuo se adhiere a su piel y ropa. Las personas (incluidos los niños) inhalan el residuo o lo absorben a través de la piel o la boca. Es importante saber que el humo de tercera mano no se puede evitar abriendo ventanas, ni usando ventiladores o filtros de aire o limitando el fumar a ciertas habitaciones o al exterior.

La cotinina, un químico que se encuentra en el tabaco, se puede encontrar en la orina de quienes entran en contacto con el humo de terceros. La cotinina es la forma en que los médicos pueden medir la nicotina en el torrente sanguíneo. Esto muestra que los efectos del tabaco pueden ir mucho más allá de su humo. La única forma de proteger a los no fumadores de los efectos del tabaco es crear un ambiente completamente libre de tabaco.

El humo del tabaco se adhiere a las superficies y al polvo y persiste durante meses tras fumar el cigarrillo.

El humo del tabaco se adhiere a las superficies y al polvo y persiste durante meses tras fumar el cigarrillo. (Créditos, F. 60)

¿Cómo puedo reducir la exposición al humo de tabaco?

La única forma en que podemos disminuir las tasas de asma del tabaco es reducir la exposición al mismo. Estos son algunos pasos que se pueden seguir para reducir los síntomas de asma del humo del tabaco:

  • Si fuma, haga todo lo posible para dejarlo. Hay muchos recursos y grupos disponibles para ayudarlo (consulte por Internet la unidad Antitabaco más cercana, su médico puede aconsejarle).
  • Hable con sus hijos sobre los peligros de fumar y cómo afecta al asma.
  • Pídales a otros que no fumen dentro o cerca de su hogar.
  • Visite hogares y negocios libres de humo con una política de no fumar.
  • Elija cuidador de niños que no exponga a su hijo al humo de segunda y tercera mano. Incluso si un cuidador no fuma cerca de un niño, aún puede exponer al niño al humo de tercera mano en su ropa o piel.

Alrededor de 250 millones de personas tienen asma y el número sigue aumentando. Si todo el mundo trabaja al unísono para entregar la primera generación libre de tabaco, será posible ayudar a reducir las tasas de asma en general.

¿Qué es el formaldehído y qué efectos tiene sobre las vías respiratorias?

El formaldehído es un gas incoloro con un olor característico. Es un compuesto orgánico volátil (COV) que se encuentra en muchos productos de la construcción y limpieza, que contribuye a la contaminación del aire del interior de las viviendas mediante un lento proceso de fugas denominado desgasificación. Por tanto, la exposición al mismo es común.

Cuando una vivienda es nueva, o se han hecho reformas recientemente en ella (barnizado del suelo etc.), es muy probable que se estén inhalando concentraciones irritantes de formaldehído que puedan agudizar los síntomas de rinitis y/o asma.

Muchos COV causan problemas de salud y contribuyen al síndrome del edificio enfermo, particularmente en personas con asma, rinitis y sensibilidad química múltiple. El formaldehído actúa como un irritante, en lugar de como un alérgeno, pero eso no le hace menos peligroso, pues la exposición al formaldehído puede producir síntomas en personas susceptibles con niveles tan bajos como 0,1 partes por millón (ppm).

Los productos que contienen formaldehído son:

  • El pegamento utilizado en madera a base de tableros (madera contrachapada, tableros de partículas, tableros de fibra), muebles de oficina (especialmente muebles de paquete plano), pisos y paneles de pared
  • Respaldo de espuma en alfombras.
  • Conservantes de pintura.
  • Tratamiento de la tela en poliéster o productos de poliéster con aprestos de “fácil cuidado”, “resistente a las arrugas” o “que no requieren planchado”.
  • Aislamiento de urea-formaldehído (espuma aislante).
  • Humo de cigarrillos y aparatos de combustión incompleta con ventilación (estufas de gas, calentadores de queroseno, estufas de leña).

El formaldehído se utiliza como fungicida y desinfectante en determinados lugares de trabajo (p. ej., depósitos de cadáveres, laboratorios de anatomía patológica). La exposición al formaldehído es común, ya que también se usa en cientos de procesos industriales que incluyen la fabricación de pinturas, plásticos, papel, textiles, alfombras, maderas y muebles, pegamentos y resinas.

El formaldehído puede expulsar gases de los productos durante varios meses y, a veces, años, la cantidad disminuye con el tiempo; sin embargo, la sensibilidad a la exposición al formaldehído también tiende a aumentar con el tiempo.

El formaldehído puede producir la siguiente sintomatología:

  • Estornudos, tos.
  • Irritación de ojos, nariz y garganta.
  • La exposición alta puede producir asma.
  • La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer cita al formaldehído como carcinógeno humano y los estudios apuntan que es una causa de cáncer de garganta, cáncer nasal y leucemia.

Las personas con asma, rinitis y sensibilidad química múltiple tienen mayor riesgo con la exposición al formaldehído. Las personas con problemas de piel existentes y las mujeres ancianas, muy jóvenes y embarazadas también se consideran población de riesgo.

En Reino Unido el límite actual de exposición en el lugar de trabajo para el formaldehído es de dos partes por millón (2 ppm), promedio ponderado en el tiempo durante 8 horas, 0,6 ppm en España, 0,75 ppm en EEUU. En Alemania y Suecia el límite para el interior de las viviendas es de tan solo 0,1 ppm.

¿Cómo puedo saber los niveles de formaldehído en mi casa?

Existen aparatos para uso doméstico que en tiempo real pueden darle una medición certera (p. ej., detector de calidad del aire IGERESS®, que aporta los niveles de formaldehído en mg/m3 de aire, y cuyos valores seguros son < 0,125 mg/m3). Deben comprobarse los niveles en las diferentes habitaciones de la casa, sin olvidar la cocina, también en el coche, caravana y en la oficina.

¿Cómo puedo protegerme de la exposición al formaldehído?

Considere el uso de madera sólida en lugar de madera contrachapada en su oficina o lugar de trabajo y busque productos de “bajo nivel de gas” o “cero gas”. Podría usar metal o vidrio para estanterías. Si el trabajo de construcción se realiza con madera a base de tablas contrachapadas, ventile bien durante un par de semanas para deshacerse de lo peor del formaldehído. Podría ser una buena idea pintar, o utilizar barniz para sellar superficies de productos de madera a base de tableros para evitar la desgasificación del formaldehído. Cuando elija una alfombra, escoja una que tenga una base de arpillera o fieltro, en lugar de gomaespuma. Si no tiene más remedio que seguir con los productos de madera contrachapada, asegúrese de ventilar su oficina para deshacerse de cualquier acumulación de formaldehído. Una solución de limpieza de aire para oficinas y/o domicilios son los purificadores de aire con filtro de adsorción de gas, que pueden reducir eficientemente el nivel de formaldehído.

Si tiene que barnizar el parqué, utilice barnices que no eliminen formaldehído.

Si la exposición va a ser temporal, puede utilizar mascarillas con filtros de carbón activado.

¿Qué importancia tiene el ambiente laboral en el desarrollo de asma?

El asma ocupacional es en la actualidad la enfermedad respiratoria laboral más frecuente en los países desarrollados, ya que representan un 15 % del total de asma. Se han descrito más de trescientas sustancias capaces de producir asma ocupacional, y se siguen descubriendo nuevas causas. Los pacientes afectados por asma ocupacional suelen empeorar en su ambiente de trabajo y mejorar fuera de él. Entre las principales causas destaca la harina de cereales (panaderos), isocianatos (barnizadores, pintores), persulfatos presentes en los decolorantes del pelo (peluqueras), látex (personal sanitario), enzimas proteolíticas (trabajadores de laboratorio), etc.

En el capítulo anterior se analiza en profundidad este tipo de asma.

¿Qué efectos nocivos provoca la contaminación del aire?

La contaminación del aire se ha reconocido como uno de los factores responsables del aumento de la incidencia de asma en los últimos años. El índice de calidad del aire comunica los niveles atmosféricos de los seis principales contaminantes: O3 (ozono), SO2, NO2, CO, materia particulada y plomo.

Hay dos tipos de contaminación ambiental: la debida al carbón (polución de tipo I) y la ocasionada por los combustibles diésel (polución de tipo II). Hasta mediados del siglo XX, la principal fuente de energía era el carbón, pero ocasionaba una elevación de la contaminación por humos y por tanto importantes problemas respiratorios, por lo que se sustituyó por otras fuentes de energía, como los derivados del petróleo, disminuyendo de este modo la formación de humo, pero aumentando otros contaminantes ambientales, como las partículas de emisión diésel.

La polución de tipo I por combustión del carbón se caracteriza por un predominio de SO2 y partículas pesadas. Se ha relacionado con la aparición de enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis crónica, que es la que se produjo en Alemania del Este antes de la unificación, pero no favorece la aparición de asma ni alergia.

La polución de tipo II, derivada de la combustión de productos del petróleo, produce emisión de componentes volátiles (ozono) y partículas en suspensión como las partículas diésel.

La exposición de los niños al ozono acarrea una disminución de la función respiratoria. Los niveles de ozono son más altos en los días calurosos de verano y alcanzan su máximo al final de la tarde. El aumento de ozono favorecería, pues, el desarrollo de asma.

Este tipo de contaminación sí se ha asociado a problemas alérgicos, pues las partículas que proceden de la combustión del diésel se adhieren a los pólenes, y producen una liberación de sustancias favorecedoras de la inflamación de las vías respiratorias, por lo que ocasionan crisis de asma. Además, los contaminantes de los motores diésel pueden llegar a multiplicar por 27 la capacidad alergénica de los pólenes.

En el medio rural existe mayor cantidad de pólenes; sin embargo, las enfermedades alérgicas provocadas por ellos son más frecuentes en las ciudades, y esto es debido a que las partículas de emisión diésel producidas por los vehículos y las calefacciones crean un ambiente hostil para la mucosa respiratoria de los ciudadanos (la inflaman y la hacen más reactiva a los alérgenos) y también para las plantas, (similar a cuando están expuestas a sequía, pesticidas, herbicidas o a enfermedades), hecho que facilita la producción de nuevas proteínas (llamadas proteínas de estrés) que resultan ser muy alergénicas.

Por estos motivos, en las ciudades, pese a haber menos pólenes que en el campo, estos por el contrario producen muchos más casos de rinoconjuntivitis y asma.

Se ha comprobado que las personas que viven cerca de una autopista están expuestas al triple de posibilidades de tener asma que los que viven en zonas rurales; y los que viven en zonas urbanas, al doble que los que viven en zonas rurales. Los niños que viajan en autobús escolar tienen una exposición a las partículas diésel hasta tres veces superior que los que viajan en automóvil.

¿Puede influir el cambio climático en el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes?

En los últimos años se ha comprobado que existe una modificación en los factores meteorológicos denominada cambio climático, en el que el hombre está muy involucrado, por la emisión de gases con efecto invernadero. Así, se ha podido determinar un aumento de la temperatura en la Tierra de 0,7 °C a nivel global, en los últimos cien años, y esto ocasiona modificaciones en el comportamiento de las plantas, que adelantan el inicio del período de floración, con lo que se amplía como consecuencia la duración del período de polinización y,por lo tanto, una mayor exposición a los pólenes.

Los gases con efecto invernadero como el CO2 procedente de las factorías y del transporte actúan como fertilizantes, e incrementan la producción y alergenicidad de los pólenes de muchas de las plantas alergénicas, como los de las ambrosias o los de las gramíneas.

El cambio climático también está provocando cambios en la distribución de las plantas, ya que estos fenómenos meteorológicos (lluvia, sequía, tormentas) pueden extinguir determinadas especies y hacer aparecer otras nuevas en zonas donde antes no existían. Esto ocasiona una modificación de los pólenes en una determinada área geográfica y, como consecuencia, la aparición de pacientes con alergia a plantas a las que no lo eran. Un ejemplo de esto lo constituyen la Salsola y Chenopodium (malezas que se adapta bien a terrenos secos) que, debido al abandono de los campos de cultivo, están invadiendo zonas en las que antes no se daban, aumentando las enfermedades alérgicas por estas plantas.

La temperatura media de la tierra ha aumentado 0,7 °C en los últimos cien años y si no se adoptan medidas se espera que suba 1,8 °C en los cien siguientes. Además del calentamiento global se prevé que se produzcan períodos de lluvias intensas en el norte de Europa y períodos de sequía en el Mediterráneo. Estos cambios se deben al CO2 y a otros gases con efecto invernadero.

Conclusión

Desafortunadamente, se pueden extraer pocas conclusiones con respecto a las medidas de prevención eficaces para que la aparición de enfermedades alérgicas disminuya. Aunque se ha avanzado considerablemente en el conocimiento de algunos factores que influyen en el aumento de las alergias, se debe seguir profundizando para confirmar o descartar las hipótesis planteadas.

Queda todavía mucho por investigar y el reto en el futuro será abordar las complejas interacciones entre factores genéticos y ambientales, ya que de esto dependerán las fórmulas de prevención de las enfermedades alérgicas.

La identificación de los factores que puedan aumentar el riesgo para desencadenar asma permitiría crear estrategias de prevención con objeto de impedir la actuación de estos factores y, por tanto, disminuir el riesgo de desarrollarla.

Resumen

Resumen

En el desarrollo del asma están implicados tanto factores genéticos como ambientales. Entre estos últimos se encuentran:

  • El cambio de estilo de vida. La falta de exposición a infecciones y endotoxinas al comienzo de la vida favorece el desarrollo de alergia y asma. El sedentarismo de las pantallas nos expone más a los alérgenos e irritantes de interior. El estrés en mujeres embarazadas es otro factor inductor de asma.
  • La dieta. La lactancia materna protege del asma, siempre que la madre no sea alérgica. La vitamina D durante el embarazo disminuye el riesgo de asma. Los probióticos, en la temprana infancia también protegen. La disminución en la ingesta de omega 3 y antioxidantes y el aumento de la ingesta de omega 6, favorecen el asma. El asma es más frecuente y grave en personas obesas.
  • La exposición a nuevos alérgenos. El asma alérgica, especialmente causada por pólenes, está aumentando a consecuencia del cambio climático.
  • Irritantes de interior. El tabaco de tercera mano (olor) puede ser tan perjudicial como el propio humo. El formaldehído procedente de los muebles nuevos y de los olores de barniz actúa como un irritante que agrava el asma.
  • Irritantes de exterior (polución). Las partículas procedentes de los motores diésel, incrementan la inflamación de las vías aéreas y aumentan hasta 27 veces más la alergenicidad de los pólenes.

La identificación de los factores que puedan aumentar el riesgo de desencadenar asma permitiría crear estrategias de prevención con objeto de impedir su actuación y disminuir dicho riesgo, aunque aún queda mucho por investigar.

Preguntas y respuestas

Resumen

¿Es muy importante la influencia del medio ambiente en el desarrollo del asma?

En el desarrollo del asma, están implicados tanto factores genéticos como ambientales, que influyen en el sistema inmunitario, por lo que produce enfermedades alérgicas. Frente a los primeros, no podemos actuar en la actualidad, pero sí podemos hacerlo frente a los segundos, mejorando de este modo la calidad de vida, reduciendo tanto el número como la gravedad de las crisis y optimizando el control de las mismas en los pacientes asmáticos, e incluso disminuyendo el número de pacientes que padecen dicha enfermedad.

En los últimos años hemos objetivado un incremento significativo en la prevalencia, no solo del asma bronquial, sino de todas las enfermedades alérgicas en los países industrializados, por lo que es más frecuente en zonas urbanas, países ricos y occidentales, que en zonas rurales, países pobres y del este de Europa. Y esto se debe fundamentalmente a los cambios producidos en nuestro estilo de vida y al aumento del nivel socioeconómico, y no tanto a los factores genéticos, ya que estos necesitan muchos años para producirse, cuando por el contrario el incremento de este grupo de enfermedades ha sido muy rápido.

¿Cuáles son los factores ambientales que se han relacionado con el incremento del asma?

Entre los factores ambientales y ecológicos relacionados con el aumento de esta enfermedad estarían incluidos:

  • El cambio de estilo de vida (viviendas más aisladas, más higiene, estrés, etc.).
  • La dieta (disminución en la ingesta de omega 3 y antioxidantes).
  • La exposición a nuevos alérgenos y contaminantes
    • De interior (humo de tabaco, formaldehído, aeroalérgenos de interior —ácaros, epitelios de animales, hongos—, alérgenos ocupacionales).
    • De exterior (polución ambiental, aeroalérgenos de exterior —pólenes y hongos—).

¿Cómo han influido los cambios en el estilo de vida?

En los últimos años, se ha puesto mucho énfasis en la desinfección ambiental y en la limpieza desde el nacimiento. La esterilización de los utensilios para la alimentación de los bebés, la limpieza excesiva y constante tanto de la piel como del ambiente en el que se desarrollan los más pequeños, así como la reducción de la lactancia materna (en la actualidad, y desde la incorporación de la mujer al mundo laboral, ha disminuido tanto el número de lactantes maternos como el tiempo que reciben los bebés leche materna, que suele corresponderse con los meses de permiso por maternidad), han contribuido a la alteración del funcionamiento del sistema inmunitario del niño, ya que al disminuir las infecciones, se reduce o incluso desaparece la inmunización natural adquirida.

La falta de exposición a infecciones al comienzo de la vida puede provocar que individuos genéticamente predispuestos presenten un riesgo más elevado de desarrollar asma.

Este aumento del riesgo de desarrollar asma, se ve potenciado, además, por factores ambientales como el ambiente doméstico, ya que las casas son cada vez más cerradas y están peor ventiladas, lo que permite que se acumule una mayor cantidad de alérgenos. Otro factor ambiental sería la contaminación por motores diésel que, junto con el cambio climático, modificaría la cantidad y calidad de los pólenes.

¿Qué es la hipótesis de la higiene?

La hipótesis de la higiene propuesta por Strachan en 1989 sugiere que el aumento de las enfermedades alérgicas, en concreto el asma, se relaciona con una disminución en la exposición a microbios e infecciones víricas y bacterianas; ello se debería a varias causas, entre las cuales estarían: la disminución en el número de miembros familiares, la menor exposición a animales domésticos, la mejora de las condiciones de vida y las modificaciones en las condiciones de limpieza en los domicilios.

En la hipótesis de la higiene se encontró una relación, según la cual, el padecimiento de enfermedades infecciosas durante los primeros años de vida protegía de la aparición de enfermedades alérgicas en el futuro. Se sugirió que el estilo de vida occidental, en el que se utilizaban vacunas y se abusaba de los antibióticos en la infancia, ocasionaba una disminución de las enfermedades infecciosas en los primeros años de vida. A través de algunos estudios se pudo comprobar que los niños que habían sufrido enfermedades infecciosas, como el sarampión, padecían menos enfermedades alérgicas.

Las enfermedades alérgicas son menos frecuentes en las familias numerosas, cuando existen mascotas en casa o cuando se inicia de forma temprana la asistencia a la guardería, debido a la alta exposición precoz a agentes infecciosos. En poblaciones con escasa higiene y elevada frecuencia de enfermedades por parásitos, se ha comprobado que la proporción de asma es más baja que en poblaciones con un nivel de vida superior.

El sistema inmunitario está formado, entre otras, por unas células llamadas linfocitos T, que son muy importantes tanto para la protección contra las infecciones (Th1) como para los tumores (Th2), pero del mismo modo, son los responsables de la aparición de enfermedades autoinmunes y enfermedades alérgicas.

Los linfocitos Th1 producen principalmente interferón gamma, que neutraliza la respuesta de los Th2; los linfocitos Th2 producen principalmente interleucina-4, que impide la respuesta de los Th1. La disminución de interferón gamma por ausencia de infecciones favorecería la respuesta hacia los Th2, lo que a su vez incrementa los niveles de inteleucina-4, que desencadenaría los síntomas del asma. Por otro lado, el predominio de la respuesta a los Th2 induce la producción de IgE por las células plasmáticas (diferenciadas a partir de otro tipo de célula, que es el linfocito B), por lo que este tipo de anticuerpo se elevaría en sangre. La IgE se encarga de defender al organismo de las infecciones parasitarias, pero debido a la disminución de las infecciones en general, la IgE se dedicaría a atacar sustancias que deberían ser inocuas, como pueden ser los pólenes, epitelios de animales, etc., lo que da lugar a las enfermedades alérgicas.

Esto explicaría la hipótesis de la higiene, ya que la exposición a infecciones en etapas precoces de la vida reduciría el riesgo de asma, mientras que una sociedad libre de infecciones favorecería su aparición.

En la hipótesis de la higiene se sugirió que el estilo de vida occidental (utilización de vacunas y abuso de antibióticos) en la infancia ocasionaba una disminución de las enfermedades infecciosas en los primeros años de vida.

En la hipótesis de la higiene se sugirió que el estilo de vida occidental (utilización de vacunas y abuso de antibióticos) en la infancia ocasionaba una disminución de las enfermedades infecciosas en los primeros años de vida. (Créditos, F. 58)

¿Previenen o favorecen la aparición de asma las infecciones por virus?

Los virus merecen una mención aparte, ya que aunque en la mayor parte de los casos la infección vírica previene el asma y de otras enfermedades alérgicas, algunos tienen el efecto contrario, es decir, son productores del mismo (virus respiratorio sincitial, Epstein Barr).

¿Existe en el embarazo algún factor que favorezca la aparición de asma en el neonato?

Se ha demostrado que el estrés del mundo occidental influye de forma negativa en la embarazada, ya que aumenta el número de algunas hormonas de la madre; ello trae como consecuencia que se eleven los niveles de cortisol en la sangre y se altere el equilibrio entre los linfocitos Th1 y Th2, que se dirige hacia Th2, favoreciendo de este modo las enfermedades alérgicas en los recién nacidos.

¿Es recomendable la convivencia con mascotas, o se debe evitar?

En cuanto a la convivencia con animales de granja o mascotas, se ha objetivado que los niños que vivían en ambientes en contacto con los mismos padecían menos enfermedades alérgicas. Se ha comprobado que esto es debido a la exposición a las endotoxinas en los primeros años de vida. Las endotoxinas se localizan en la capa externa de bacterias gramnegativas que se encuentran en el aparato digestivo de animales y humanos, y son estimulantes de los linfocitos Th1, por lo tanto, y como hemos mencionado anteriormente, generan interferón gamma, que a su vez inhibe la respuesta Th2 y, por lo tanto, la producción de interleucina-4, por lo que se reduce así la probabilidad de desarrollar enfermedades alérgicas.

La exposición en épocas tempranas de la vida a endotoxinas protege del desarrollo de asma. Las endotoxinas se encuentran en ambientes donde existen animales, como en las granjas, pero también se han localizado en almacenes de granos de cereales y en domicilios con animales domésticos.

El estilo de vida occidental trae consigo un aumento en la concentración de alérgenos en el interior de los domicilios: las mejoras en el aislamiento de las casas, así como la menor ventilación y los sistemas de aire acondicionado, favorecen la aparición de ácaros del polvo y hongos ambientales. Hemos hablado sobre cómo el contacto temprano con animales puede ayudar a prevenir el desarrollo de asma, pero por otro lado, las mascotas producen epitelios que se comportan como importantes alérgenos, y que debido a ese mayor aislamiento de la vivienda, se acumulan en los domicilios. A todo esto, hay que unir la mayor exposición de los niños, ya que actualmente pasan mucho más tiempo en casa de lo que lo hacían hace años, de modo que están expuestos a más alérgenos. Inicialmente se pensó que evitar la exposición de niños con antecedentes familiares de alergia, en los primeros años de vida, a mascotas y ácaros del polvo podría disminuir la aparición de futuras alergias. En la actualidad, algunos estudios han demostrado lo contrario: que la exposición temprana a mascotas podría prevenir de la aparición de enfermedades alérgicas.

Se ha descrito que la exposición temprana a gatos protege contra el desarrollo de asma por este tipo de animales. Algo similar se ha comprobado con perros.

¿Qué cambios podemos hacer en nuestro estilo de vida para disminuir el riesgo?

En cuanto a la vivienda, debemos realizar una correcta ventilación para disminuir el número de alérgenos. El contacto temprano con mascotas, o vivir en una granja, ayudaría a evitar el desarrollo de asma. Del mismo modo, no conviene la esterilización prolongada de los utensilios para la alimentación de los más pequeños, ni la higiene excesiva (p. ej., la limpieza constante de manos y cara cuando el pequeño está en el parque). Con ello, no queremos decir que no haya que lavar a los niños, sino que se recomendaría no hacerlo en exceso ni de forma constante. Cuantos más niños hay en una familia, mayor cantidad de infecciones padecen. Sería recomendable la incorporación temprana a las guarderías, sobre todo en los niños que tienen pocos hermanos, para que estén expuestos a infecciones en etapas precoces y, en consecuencia, presenten menos riesgo de sufrir enfermedades alérgicas en el futuro.

No olvidemos que la hipótesis de la higiene sigue siendo una hipótesis, y se necesitan más estudios para resolver el porqué del aumento de los índices de asma. Es demasiado prematuro y aventurado en el momento actual, complicado, además, con una pandemia por SARS-CoV-2 que invita al aislamiento, ofrecer a la población una recomendación como la de «no vacunar» o «no lavar» a nuestros hijos, con los estudios con que ahora se cuenta, para que disminuyan los casos de asma en la población infantil.

La reducción del nivel de estrés en las mujeres embarazadas, también favorecería la protección frente a las enfermedades alérgicas y el asma.

¿Previene la lactancia materna la aparición de asma?

La lactancia materna tiene muchos efectos enormemente positivos, pero también alguno negativo. El sistema inmunitario del bebé deja de ser inmaduro a los 4 meses de edad y, además, la lactancia materna favorece la producción de IgA, que a su vez evita la producción de anticuerpos IgE, causantes de la alergia; del mismo modo, la malnutrición en el recién nacido se asocia a mayor frecuencia de asma: por estos dos motivos, se recomienda la lactancia materna durante el mayor tiempo posible. Sin embargo, el lado negativo es que la leche materna contiene alérgenos de los alimentos que la madre ha consumido, pudiendo estos sensibilizar al lactante, de modo que existe bastante controversia sobre cuánto tiempo de lactancia sería el adecuado. Se deduce pues, que la lactancia materna no parece ejercer una protección absoluta contra el desarrollo de enfermedades alérgicas, e incluso en algunos casos puede favorecerlas. Esto no significa que no existan otros factores beneficiosos en ella para la salud del niño, que aconsejen su mayor promoción posible.

La leche de madres alérgicas tiene más proporción de ácido linolénico (omega 6) que la de las madres no alérgicas, y este inhibe la producción de interferón gamma, con lo cual se estimula la producción de linfocitos Th2, que favorecería el desarrollo de asma. Los hijos de madres alérgicas no se beneficiarían de las propiedades de la leche materna para evitar el desarrollo de asma. Sin embargo, los niños que heredan la alergia del padre estarían protegidos frente al riesgo de asma con la leche materna; es más, la lactancia materna por encima de los 4 meses se asocia a una disminución del riesgo de asma hasta los 6 años de edad.

¿Qué función desempeñan los probióticos?

El intestino del ser humano está colonizado por bacterias beneficiosas para nuestra salud a todos los niveles, incluida la alergia, por lo tanto, aquellos niños más colonizados por estos microorganismos presentan menos incidencia de enfermedades alérgicas. Sin embargo, los niños menos colonizados o que toman con frecuencia antibióticos (que alteran y/o disminuyen dicha flora), estarán más expuestos a desarrollar asma. Sin embargo, se han realizado estudios para ver si la administración de probióticos a los niños disminuiría la incidencia de asma y de enfermedades alérgicas, pero hasta la fecha solo se ha conseguido demostrar que disminuyen la aparición de dermatitis atópica; de momento no se han encontrado diferencias respecto al asma en los lactantes que reciben probióticos. Este tema es relativamente nuevo, por lo que aún queda mucho por investigar en este campo, ya que la administración de suplementos con probióticos (Lactobacilus spp) aumenta los niveles de Interleucina 12, que estimula los linfocitos Th1 para producir interferón gamma.

¿Qué otros aspectos de la dieta pueden influir en la prevención o aparición de asma?

Los antioxidantes previenen la formación de radicales libres. Los principales antioxidantes son las vitaminas A, C, E, el zinc y el selenio. Las frutas y los vegetales son ricos en estos elementos, por lo tanto, una dieta pobre en estos alimentos se relaciona con mayor probabilidad de presentar asma.

La dieta en los países desarrollados es rica en grasas poliinsaturadas, entre las que se encuentran los ácidos grasos omega 6, como el ácido linoleico, (presente en la margarina y en aceites vegetales como el de girasol), que presentan una mayor oxidación, por lo que precisan un mayor consumo de antioxidantes para neutralizarlos. El ácido linoleico es el precursor de la prostaglandina E2, que inhibe el interferón gamma y facilita el desarrollo del asma. Sin embargo, otros ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3 (ácido linolénico), presente en el pescado azul, cuenta con propiedades antinflamatorias ya que produce interferón gamma, por lo que también previene la aparición del asma.

Por tanto, el aumento de omega 6 y la disminución de omega 3, como ocurre en la dieta occidental, favorecen el desarrollo de asma.

El asma es más frecuente en personas obesas que en delgadas, al margen de que se manifieste con mayor gravedad en los obesos.

Se ha sugerido que el déficit de vitamina D está asociado al asma. La vitamina D se adquiere a través de suplementos en la dieta o por exposición solar. El estilo de vida occidental favorece pasar más tiempo en los domicilios, sin estar expuesto al sol, con lo que disminuye el aporte de vitamina D. Además, se ha comprobado que la toma de vitamina D durante el embarazo disminuye el riesgo de asma.

El ácido linolénico (omega 3), al producir interferón gamma, cuenta con propiedades antiinflamatorias, por lo que previene la aparición del asma.

El ácido linolénico (omega 3), al producir interferón gamma, cuenta con propiedades antiinflamatorias, por lo que previene la aparición del asma. (Créditos, F. 59)

¿Es recomendable la dieta mediterránea para prevenir el asma?

La incidencia de asma en los países mediterráneos es menor que en Estados Unidos, y estaría en relación con las diferencias entre la dieta occidental (hamburguesas) y la dieta mediterránea, que se caracteriza por ser baja en grasas saturadas (carnes rojas) y equilibrada en grasas poliinsaturadas (omega 6 y omega 3), con grasas monoinsaturadas (aceite de oliva) y rica en antioxidantes (frutas, frutos secos, verduras y legumbres). Esta dieta comporta una baja frecuencia de enfermedades coronarias y un nivel más bajo de colesterol en sangre que la dieta occidental. La presencia elevada de antioxidantes y omega 3 en la dieta mediterránea disminuye el riesgo de asma. Además, el aceite de oliva se conoce como uno de los mejores antioxidantes. Por lo tanto, hay que abrazar y defender la dieta mediterránea como la más sana y beneficiosa, así como preventiva de diversas enfermedades, entre las que se encuentra el asma. Del mismo modo, es importante mantener unos niveles adecuados de vitamina D en nuestro organismo.

¿Cuáles son los principales desencadenantes ambientales de asma?

El asma es una enfermedad crónica que hace que las vías respiratorias se inflamen, lo que dificulta la respiración. Los desencadenantes del asma, son aquellos que producen esta inflamación en las personas que padecen asma, pero que no tiene por qué producir sintomatología en personas no asmáticas. Estos desencadenantes pueden ser por alergenicidad (en cuyo caso únicamente causará problemas en pacientes alérgicos expuestos a los alérgenos a los que están sensibilizados) o por irritación/contaminación (cuando no hay mecanismo alérgico subyacente).

En cuanto a los desencadenantes por alergenicidad, nos referimos a la aparición de asma por exposición a sustancias a las que la persona es alérgica, tales como ácaros del polvo, hongos ambientales, epitelios de animales, pólenes, etc., que se desarrollan con más amplitud en otros capítulos, por lo que vamos a centrarnos en hablar sobre los desencadenantes por irritación/contaminación. La proliferación de toxinas ambientales como los insecticidas organofosforados ha aumentado el desarrollo de las alergias.

En relación a los agentes irritantes/contaminantes de interior, este capítulo dedicará especial atención a los dos más importantes: el humo del tabaco y el formaldehído.

¿Qué función desempeña el humo del tabaco en la aparición de asma?

El riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas, y en concreto asma, aumenta considerablemente por la exposición al humo del tabaco durante el embarazo y la primera infancia, sobre todo si la fumadora es la madre. El humo del tabaco es uno de los desencadenantes evitables más comunes de los síntomas del asma.

El olor del tabaco que se impregna en la ropa, es tan perjudicial como el humo del tabaco.

El humo del tabaco perjudica a todos y puede afectar incluso si no está cerca de alguien que fuma activamente. En el momento actual los estudios muestran que los efectos del tabaco llegan mucho más lejos que su humo.

Al pensar en los componentes tóxicos del tabaco, generalmente se reconoce a la nicotina como el más dañino, pero el humo del tabaco está lleno de muchas otras sustancias peligrosas, como el arsénico y el cianuro, entre otras. De hecho, el humo del tabaco contiene más de 7.000 químicos tóxicos. Se sabe que alrededor de 70 de ellos causan cáncer.

¿Qué es el humo de segunda mano?

El humo de segunda mano es humo de tabaco inhalado por alguien que no fuma. Puede ocasionar muchos de los mismos problemas que puede causar el hecho de fumar. Los niños son los más afectados por este tipo de humo. Y les puede causar serios problemas de salud.

Los bebés expuestos al humo del tabaco antes del nacimiento o durante los primeros meses tienen más probabilidades de tener asma y alergias.

Los estudios muestran que los niños mayores cuyos padres fuman enferman con más frecuencia. Sus pulmones crecen menos que los niños que no respiran humo de segunda mano. También padecen más bronquitis y neumonía. Las sibilancias y la tos son más comunes en los niños que respiran humo de segunda mano.

El humo de segunda mano puede desencadenar un ataque de asma en un niño. Los niños con asma que están cerca del humo de segunda mano sufren ataques de asma más graves y frecuentes.

Más del 40 por ciento de los niños que acuden a la sala de emergencias por asma viven con fumadores.

Los niños cuyos padres fuman a su alrededor tienen más infecciones del oído y presentan líquido en los oídos con mayor frecuencia. Las operaciones para colocarles tubos para drenar los oídos también más numerosas en este tipo de pacientes.

¿Qué es el humo de tercera mano?

El humo de tercera mano es un residuo del humo del tabaco que se adhiere a las superficies y al polvo y persiste incluso durante meses tras fumar el cigarrillo.

Los estudios demuestran que el humo de tercera mano puede afectar al asma y causar problemas de salud tan importantes como el fumar o como el humo de segunda mano.

El humo de tercera mano, además, reacciona con otros contaminantes en el aire, como el ozono, para crear partículas dañinas que pueden inhalarse fácilmente. Estas partículas son extremadamente pequeñas, lo que implica su mayor facilidad para penetrar en los pulmones. Algunos expertos creen que pueden ser peores, para las personas con asma, que la propia nicotina.

Fumar al aire libre no reduce la amenaza del humo de tercera mano. Airear habitaciones o automóviles tampoco ayuda. El residuo se adhiere a su piel y ropa. Las personas (incluidos los niños) inhalan el residuo o lo absorben a través de la piel o la boca. Es importante saber que el humo de tercera mano no se puede evitar abriendo ventanas, ni usando ventiladores o filtros de aire o limitando el fumar a ciertas habitaciones o al exterior.

La cotinina, un químico que se encuentra en el tabaco, se puede encontrar en la orina de quienes entran en contacto con el humo de terceros. La cotinina es la forma en que los médicos pueden medir la nicotina en el torrente sanguíneo. Esto muestra que los efectos del tabaco pueden ir mucho más allá de su humo. La única forma de proteger a los no fumadores de los efectos del tabaco es crear un ambiente completamente libre de tabaco.

El humo del tabaco se adhiere a las superficies y al polvo y persiste durante meses tras fumar el cigarrillo.

El humo del tabaco se adhiere a las superficies y al polvo y persiste durante meses tras fumar el cigarrillo. (Créditos, F. 60)

¿Cómo puedo reducir la exposición al humo de tabaco?

La única forma en que podemos disminuir las tasas de asma del tabaco es reducir la exposición al mismo. Estos son algunos pasos que se pueden seguir para reducir los síntomas de asma del humo del tabaco:

  • Si fuma, haga todo lo posible para dejarlo. Hay muchos recursos y grupos disponibles para ayudarlo (consulte por Internet la unidad Antitabaco más cercana, su médico puede aconsejarle).
  • Hable con sus hijos sobre los peligros de fumar y cómo afecta al asma.
  • Pídales a otros que no fumen dentro o cerca de su hogar.
  • Visite hogares y negocios libres de humo con una política de no fumar.
  • Elija cuidador de niños que no exponga a su hijo al humo de segunda y tercera mano. Incluso si un cuidador no fuma cerca de un niño, aún puede exponer al niño al humo de tercera mano en su ropa o piel.

Alrededor de 250 millones de personas tienen asma y el número sigue aumentando. Si todo el mundo trabaja al unísono para entregar la primera generación libre de tabaco, será posible ayudar a reducir las tasas de asma en general.

¿Qué es el formaldehído y qué efectos tiene sobre las vías respiratorias?

El formaldehído es un gas incoloro con un olor característico. Es un compuesto orgánico volátil (COV) que se encuentra en muchos productos de la construcción y limpieza, que contribuye a la contaminación del aire del interior de las viviendas mediante un lento proceso de fugas denominado desgasificación. Por tanto, la exposición al mismo es común.

Cuando una vivienda es nueva, o se han hecho reformas recientemente en ella (barnizado del suelo etc.), es muy probable que se estén inhalando concentraciones irritantes de formaldehído que puedan agudizar los síntomas de rinitis y/o asma.

Muchos COV causan problemas de salud y contribuyen al síndrome del edificio enfermo, particularmente en personas con asma, rinitis y sensibilidad química múltiple. El formaldehído actúa como un irritante, en lugar de como un alérgeno, pero eso no le hace menos peligroso, pues la exposición al formaldehído puede producir síntomas en personas susceptibles con niveles tan bajos como 0,1 partes por millón (ppm).

Los productos que contienen formaldehído son:

  • El pegamento utilizado en madera a base de tableros (madera contrachapada, tableros de partículas, tableros de fibra), muebles de oficina (especialmente muebles de paquete plano), pisos y paneles de pared
  • Respaldo de espuma en alfombras.
  • Conservantes de pintura.
  • Tratamiento de la tela en poliéster o productos de poliéster con aprestos de “fácil cuidado”, “resistente a las arrugas” o “que no requieren planchado”.
  • Aislamiento de urea-formaldehído (espuma aislante).
  • Humo de cigarrillos y aparatos de combustión incompleta con ventilación (estufas de gas, calentadores de queroseno, estufas de leña).

El formaldehído se utiliza como fungicida y desinfectante en determinados lugares de trabajo (p. ej., depósitos de cadáveres, laboratorios de anatomía patológica). La exposición al formaldehído es común, ya que también se usa en cientos de procesos industriales que incluyen la fabricación de pinturas, plásticos, papel, textiles, alfombras, maderas y muebles, pegamentos y resinas.

El formaldehído puede expulsar gases de los productos durante varios meses y, a veces, años, la cantidad disminuye con el tiempo; sin embargo, la sensibilidad a la exposición al formaldehído también tiende a aumentar con el tiempo.

El formaldehído puede producir la siguiente sintomatología:

  • Estornudos, tos.
  • Irritación de ojos, nariz y garganta.
  • La exposición alta puede producir asma.
  • La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer cita al formaldehído como carcinógeno humano y los estudios apuntan que es una causa de cáncer de garganta, cáncer nasal y leucemia.

Las personas con asma, rinitis y sensibilidad química múltiple tienen mayor riesgo con la exposición al formaldehído. Las personas con problemas de piel existentes y las mujeres ancianas, muy jóvenes y embarazadas también se consideran población de riesgo.

En Reino Unido el límite actual de exposición en el lugar de trabajo para el formaldehído es de dos partes por millón (2 ppm), promedio ponderado en el tiempo durante 8 horas, 0,6 ppm en España, 0,75 ppm en EEUU. En Alemania y Suecia el límite para el interior de las viviendas es de tan solo 0,1 ppm.

¿Cómo puedo saber los niveles de formaldehído en mi casa?

Existen aparatos para uso doméstico que en tiempo real pueden darle una medición certera (p. ej., detector de calidad del aire IGERESS®, que aporta los niveles de formaldehído en mg/m3 de aire, y cuyos valores seguros son < 0,125 mg/m3). Deben comprobarse los niveles en las diferentes habitaciones de la casa, sin olvidar la cocina, también en el coche, caravana y en la oficina.

¿Cómo puedo protegerme de la exposición al formaldehído?

Considere el uso de madera sólida en lugar de madera contrachapada en su oficina o lugar de trabajo y busque productos de “bajo nivel de gas” o “cero gas”. Podría usar metal o vidrio para estanterías. Si el trabajo de construcción se realiza con madera a base de tablas contrachapadas, ventile bien durante un par de semanas para deshacerse de lo peor del formaldehído. Podría ser una buena idea pintar, o utilizar barniz para sellar superficies de productos de madera a base de tableros para evitar la desgasificación del formaldehído. Cuando elija una alfombra, escoja una que tenga una base de arpillera o fieltro, en lugar de gomaespuma. Si no tiene más remedio que seguir con los productos de madera contrachapada, asegúrese de ventilar su oficina para deshacerse de cualquier acumulación de formaldehído. Una solución de limpieza de aire para oficinas y/o domicilios son los purificadores de aire con filtro de adsorción de gas, que pueden reducir eficientemente el nivel de formaldehído.

Si tiene que barnizar el parqué, utilice barnices que no eliminen formaldehído.

Si la exposición va a ser temporal, puede utilizar mascarillas con filtros de carbón activado.

¿Qué importancia tiene el ambiente laboral en el desarrollo de asma?

El asma ocupacional es en la actualidad la enfermedad respiratoria laboral más frecuente en los países desarrollados, ya que representan un 15 % del total de asma. Se han descrito más de trescientas sustancias capaces de producir asma ocupacional, y se siguen descubriendo nuevas causas. Los pacientes afectados por asma ocupacional suelen empeorar en su ambiente de trabajo y mejorar fuera de él. Entre las principales causas destaca la harina de cereales (panaderos), isocianatos (barnizadores, pintores), persulfatos presentes en los decolorantes del pelo (peluqueras), látex (personal sanitario), enzimas proteolíticas (trabajadores de laboratorio), etc.

En el capítulo anterior se analiza en profundidad este tipo de asma.

¿Qué efectos nocivos provoca la contaminación del aire?

La contaminación del aire se ha reconocido como uno de los factores responsables del aumento de la incidencia de asma en los últimos años. El índice de calidad del aire comunica los niveles atmosféricos de los seis principales contaminantes: O3 (ozono), SO2, NO2, CO, materia particulada y plomo.

Hay dos tipos de contaminación ambiental: la debida al carbón (polución de tipo I) y la ocasionada por los combustibles diésel (polución de tipo II). Hasta mediados del siglo XX, la principal fuente de energía era el carbón, pero ocasionaba una elevación de la contaminación por humos y por tanto importantes problemas respiratorios, por lo que se sustituyó por otras fuentes de energía, como los derivados del petróleo, disminuyendo de este modo la formación de humo, pero aumentando otros contaminantes ambientales, como las partículas de emisión diésel.

La polución de tipo I por combustión del carbón se caracteriza por un predominio de SO2 y partículas pesadas. Se ha relacionado con la aparición de enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis crónica, que es la que se produjo en Alemania del Este antes de la unificación, pero no favorece la aparición de asma ni alergia.

La polución de tipo II, derivada de la combustión de productos del petróleo, produce emisión de componentes volátiles (ozono) y partículas en suspensión como las partículas diésel.

La exposición de los niños al ozono acarrea una disminución de la función respiratoria. Los niveles de ozono son más altos en los días calurosos de verano y alcanzan su máximo al final de la tarde. El aumento de ozono favorecería, pues, el desarrollo de asma.

Este tipo de contaminación sí se ha asociado a problemas alérgicos, pues las partículas que proceden de la combustión del diésel se adhieren a los pólenes, y producen una liberación de sustancias favorecedoras de la inflamación de las vías respiratorias, por lo que ocasionan crisis de asma. Además, los contaminantes de los motores diésel pueden llegar a multiplicar por 27 la capacidad alergénica de los pólenes.

En el medio rural existe mayor cantidad de pólenes; sin embargo, las enfermedades alérgicas provocadas por ellos son más frecuentes en las ciudades, y esto es debido a que las partículas de emisión diésel producidas por los vehículos y las calefacciones crean un ambiente hostil para la mucosa respiratoria de los ciudadanos (la inflaman y la hacen más reactiva a los alérgenos) y también para las plantas, (similar a cuando están expuestas a sequía, pesticidas, herbicidas o a enfermedades), hecho que facilita la producción de nuevas proteínas (llamadas proteínas de estrés) que resultan ser muy alergénicas.

Por estos motivos, en las ciudades, pese a haber menos pólenes que en el campo, estos por el contrario producen muchos más casos de rinoconjuntivitis y asma.

Se ha comprobado que las personas que viven cerca de una autopista están expuestas al triple de posibilidades de tener asma que los que viven en zonas rurales; y los que viven en zonas urbanas, al doble que los que viven en zonas rurales. Los niños que viajan en autobús escolar tienen una exposición a las partículas diésel hasta tres veces superior que los que viajan en automóvil.

¿Puede influir el cambio climático en el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes?

En los últimos años se ha comprobado que existe una modificación en los factores meteorológicos denominada cambio climático, en el que el hombre está muy involucrado, por la emisión de gases con efecto invernadero. Así, se ha podido determinar un aumento de la temperatura en la Tierra de 0,7 °C a nivel global, en los últimos cien años, y esto ocasiona modificaciones en el comportamiento de las plantas, que adelantan el inicio del período de floración, con lo que se amplía como consecuencia la duración del período de polinización y,por lo tanto, una mayor exposición a los pólenes.

Los gases con efecto invernadero como el CO2 procedente de las factorías y del transporte actúan como fertilizantes, e incrementan la producción y alergenicidad de los pólenes de muchas de las plantas alergénicas, como los de las ambrosias o los de las gramíneas.

El cambio climático también está provocando cambios en la distribución de las plantas, ya que estos fenómenos meteorológicos (lluvia, sequía, tormentas) pueden extinguir determinadas especies y hacer aparecer otras nuevas en zonas donde antes no existían. Esto ocasiona una modificación de los pólenes en una determinada área geográfica y, como consecuencia, la aparición de pacientes con alergia a plantas a las que no lo eran. Un ejemplo de esto lo constituyen la Salsola y Chenopodium (malezas que se adapta bien a terrenos secos) que, debido al abandono de los campos de cultivo, están invadiendo zonas en las que antes no se daban, aumentando las enfermedades alérgicas por estas plantas.

La temperatura media de la tierra ha aumentado 0,7 °C en los últimos cien años y si no se adoptan medidas se espera que suba 1,8 °C en los cien siguientes. Además del calentamiento global se prevé que se produzcan períodos de lluvias intensas en el norte de Europa y períodos de sequía en el Mediterráneo. Estos cambios se deben al CO2 y a otros gases con efecto invernadero.

Conclusión

Desafortunadamente, se pueden extraer pocas conclusiones con respecto a las medidas de prevención eficaces para que la aparición de enfermedades alérgicas disminuya. Aunque se ha avanzado considerablemente en el conocimiento de algunos factores que influyen en el aumento de las alergias, se debe seguir profundizando para confirmar o descartar las hipótesis planteadas.

Queda todavía mucho por investigar y el reto en el futuro será abordar las complejas interacciones entre factores genéticos y ambientales, ya que de esto dependerán las fórmulas de prevención de las enfermedades alérgicas.

La identificación de los factores que puedan aumentar el riesgo para desencadenar asma permitiría crear estrategias de prevención con objeto de impedir la actuación de estos factores y, por tanto, disminuir el riesgo de desarrollarla.

Autores

Autores

Dr. Javier Subiza Garrido Lestache

Médico especialista en Alergología e Inmunología Clínica. Clínica Subiza (Centro de Alergología-Inmunología clínica y Unidad de Aerobiología), Madrid

Dra. Vanessa Rodríguez García

Médico especialista en Alergología e Inmunología Clínica. Clínica Subiza (Centro de Alergología-Inmunología clínica y Unidad de Aerobiología), Madrid

Índice de preguntas

Índice de preguntas

¿Es muy importante la influencia del medio ambiente en el desarrollo del asma?

¿Cuáles son los factores ambientales que se han relacionado con el incremento del asma?

¿Cómo han influido los cambios en el estilo de vida?

¿Qué es la hipótesis de la higiene?

¿Previenen o favorecen la aparición de asma las infecciones por virus?

¿Existe en el embarazo algún factor que favorezca la aparición de asma en el neonato?

¿Es recomendable la convivencia con mascotas, o se debe evitar?

¿Qué cambios podemos hacer en nuestro estilo de vida para disminuir el riesgo?

¿Previene la lactancia materna la aparición de asma?

¿Qué función desempeñan los probióticos?

¿Qué otros aspectos de la dieta pueden influir en la prevención o aparición de asma?

¿Es recomendable la dieta mediterránea para prevenir el asma?

¿Cuáles son los principales desencadenantes ambientales de asma?

¿Qué función desempeña el humo del tabaco en la aparición de asma?

¿Qué es el humo de segunda mano?

¿Qué es el humo de tercera mano?

¿Cómo puedo reducir la exposición al humo de tabaco?

¿Qué es el formaldehído y qué efectos tiene sobre las vías respiratorias?

¿Cómo puedo saber los niveles de formaldehído en mi casa?

¿Cómo puedo protegerme de la exposición al formaldehído?

¿Qué importancia tiene el ambiente laboral en el desarrollo de asma?

¿Qué efectos nocivos provoca la contaminación del aire?

¿Puede influir el cambio climático en el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes?

Conclusión

Anexos

Anexos

Bibliografía

Bibliografía
  • American Thoracic Society; European Respiratory Society. «ATS/ERS Recommendations for standardized procedures for the online and offline measurement of exhaled lower respiratory nitric oxide and nasal nitric oxide». Am J Respir Crit Care Med, 171 (2005): 912-930.
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