¿CÓMO SE ESTUDIAN LAS ENFERMEDADES ALÉRGICAS?

Las pruebas cutáneas, o pruebas alérgicas realizadas sobre la piel, se utilizan para identificar las sustancias a las que un paciente está sensibilizado. Es un método diagnóstico sensible y seguro. Dependiendo de la enfermedad alérgica que se estudie, se seleccionarán distintos tipos de pruebas alérgicas. Estas se realizan con unos extractos estandarizados y en ocasiones, como en la alergia alimentaria, se puede utilizar el propio alimento para la prueba cutánea. Siempre se usan aquellos alérgenos que estén en relación con los síntomas que presente el paciente. También se dispone de análisis de sangre y de pruebas de laboratorio para el estudio complementario de las enfermedades alérgicas. En algunos pacientes son necesarias las pruebas de provocación con alimentos o medicamentos para llegar al diagnóstico. En las enfermedades alérgicas respiratorias como la rinitis o el asma es posible medir el grado de afectación del paciente mediante técnicas específicas, como la espirometría, la cuantificación del óxido nítrico exhalado o la rinometría acústica. Existen otras pruebas diagnósticas de valor incierto o no comprobado, cuyos resultados deben interpretarse con cautela a la luz de los conocimientos científicos actuales. En cualquier caso, el alergólogo es el profesional que debe indicar y evaluar todas estas pruebas.