BIOGRAFÍA
Lucía Casas es graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y acaba de finalizar el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y salud en la Universidad Carlos III de Madrid. A lo largo de su trayectoria ha sido redactora en prensa escrita, enviada especial en el Parlamento Europeo y analista de medios de comunicación. Decidió dedicarse al periodismo científico para «investigar en las fronteras de aquello que conocemos y aquello que quizás nos resulte conocido algún día». «Para mí la divulgación era la salida que yo creía que tenía para poder cumplir con las cosas que más gustan: aprender, compartir el conocimiento y contar, y si puedo hacerlo a través de mi trabajo, es un regalo». Su motivación principal para presentarse a esta ayuda ha sido «aprender y conocer de primera mano cómo se produce la investigación científica en España y difundir su importancia y valor».
Le maravilla poder entender aquellos mecanismos que rigen el mundo y mostrar las historias que hay detrás de quien los descubre y ordena. «La ciencia me ha impresionado desde siempre, tanto que a punto estuve de estudiar Física en lugar de Periodismo», explica. «Siempre intento encontrar la parte humana de la ciencia». A su juicio, los comunicadores y divulgadores científicos se enfrentan a tres grandes retos: hacer accesible la ciencia para la población general, diferenciar entre qué es ciencia y qué no lo es, y poder experimentar cómo se produce la investigación científica, ya que «los divulgadores llegamos a los resultados pero hay una fase previa igual de importante que el final». «Esta ayuda me permite cumplir con los dos primeros retos, porque tengo el tiempo y las herramientas necesarias para hacerlo bien, y el tercero, lo más importante, porque tengo la oportunidad de estar dentro de los centros de investigación», explica.
En su opinión, su trabajo consiste en «ejercer como intermediario entre los grandes expertos de un tema y la población. «La ciencia es atractiva, pero tenemos que saber cómo contarla y cómo conectar con quien nos esté viendo o leyendo», señala. Y la manera de conseguirlo es hacer que sea interesante sin caer en dramatizaciones o teatralizaciones porque «la ciencia es trascendental de por sí, no necesitamos ninguna receta mágica».
Para el desarrollo de la ayuda que ha obtenido, ha elegido centros que investigan áreas de conocimiento científico como la física y la biomedicina: el Instituto de Astrofísica de Andalucía, el Centro Nacional de Biotecnología, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y finalmente, el Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid.