LA EXPOSICIÓN
Nacido en 1887 en el seno de una familia judía jasídica en la pequeña ciudad de Vitebsk, vinculada entonces a la Rusia de los zares, Chagall crece en un entorno confinado, donde las limitaciones para acceder al arte y a la cultura rusa vienen dadas tanto por su comunidad como por las políticas de la época que marginan en guetos a los judíos y les privan de sus derechos. Aun así, el joven Marc Chagall pronto rompe con lo establecido accediendo a la escuela rusa, después estudiando arte con Yuri Pen en Vitebsk y más tarde trasladándose a San Petersburgo, una gran urbe a la que los judíos solo pueden acceder con un permiso especial.
Sin embargo, es en 1911 cuando se produce la ruptura decisiva para Marc Chagall, a raíz de su traslado a París y de su nueva vida allí. Durante tres años, hasta mayo de 1914, Chagall trabaja en la capital francesa creando un conjunto de obras en las que se combinan los recuerdos de la vida en la comunidad jasídica de Vitebsk con los iconos de la metrópolis moderna. Así, las reminiscencias del arte popular ruso y de su cultura familiar se mezclan con los experimentos estilísticos más avanzados que le ofrece la vanguardia parisina, incluyendo a Pablo Picasso, Robert y Sonia Delaunay, y Jacques Lipchitz.
En 1914, en su regreso a casa para asistir a la boda de su hermana y para ver a su prometida, Bella Rosenfeld, la primera contienda mundial sorprende a Chagall y le confina allí durante ocho años. El artista vive entonces una fase de auto-búsqueda que se refleja en la obra de este periodo, constituida por autorretratos, representaciones cotidianas con su familia y su comunidad, dibujos sobre los estragos de la guerra y representaciones de la nueva Rusia que surge tras la Revolución de Octubre.