La segregación es uno de los procesos poblacionales más importantes en las ciudades; de hecho, en Estados Unidos uno de cada cinco habitantes urbanos vive en una comunidad muy segregada por su nivel de ingresos. La segregación social o por ingresos es un proceso espacial y la mayoría de los estudios realizados hasta el momento se han centrado principalmente en la segregación residencial, es decir, tomando como referencia el lugar de residencia.
No obstante en la actualidad, debido a la mayor movilidad de las personas, la segregación es un proceso que va más allá de los lugares de trabajo o del hogar donde se vive. Aquellos lugares, que no son ni el hogar ni el trabajo, donde las personas se mezclan ─los terceros lugares─ son, sin embargo, importantes para la sociedad civil, la democracia y el compromiso cívico.
¿Pero hay todavía en nuestras ciudades suficientes terceros lugares que desempeñen esta función? Para responder a esta pregunta se estudia una base de datos única de tres mil millones de eventos de localización correspondientes a 329 mil usuarios en el área metropolitana de Boston. Empleando estos datos, se identifican 10 mil lugares donde personas de distinta condición económica se mezclaron y se analizan sus características sociales. Los datos indican que la mayoría de los terceros lugares están relacionados con las compras y el ocio, y que los patrones de mezcla dependen del carácter particular del lugar. Finalmente, se construye la red de movilidad de personas entre esos lugares con el fin de analizar la importancia de los terceros lugares para abordar el problema de la resiliencia de la red de movilidad. En esta conferencia se analizan las implicaciones de estos resultados en los contextos del desarrollo futuro de las áreas y la evolución cambiante de nuestras ciudades.