Al decorar un suelo con teselas, con el fin de asegurarnos obtener un buen resultado tenemos que respetar unas reglas sobre qué piezas pueden ser adyacentes para que al final aparezca el patrón que queremos.
En la física de los materiales a bajas temperaturas ocurre algo parecido: cada átomo o molécula intenta minimizar la energía, adaptándose a la configuración de sus vecinos, y de esta forma se determinan las propiedades (el patrón) del material.
En ambos casos, las «reglas del juego» son un conjunto simple de restricciones que codifican unas propiedades del sistema a gran escala. ¿Cómo de complicado es predecir, a partir de la descripción de dichas reglas, ese patrón? Sorprendentemente, puede ser tan complicado como para convertirse en un problema que ni siquiera los matemáticos pueden resolver.