La historia antropométrica se ha convertido en una parte integral del estudio de los procesos de modernización: ¿Cuáles son las interconexiones entre la mejora en la dieta, el aumento de la productividad, el cambio tecnológico y la mejora de la salud de los descendientes? Los “cuerpos cambiantes”, sobre todo para bien, son concomitantes con las revoluciones agraria e industrial. Comprender esta evolución de la tecnofisiología es uno de los mayores desafíos para los científicos sociales e historiadores por igual.
La estatura humana adulta es el resultado de un prolongado proceso de crecimiento que durante el siglo XX no se completó hasta principios de los años veinte. El proceso está influenciado sobre todo por el potencial genético, pero también se ve muy afectado por la nutrición, la enfermedad, el trabajo y el estrés (por ejemplo, la falta de un padre). Es difícil encontrar datos para conectar (cambiar) las condiciones de vida en la primera infancia con la altura adulta, pero esto es necesario si queremos comprender en su totalidad las causas y los efectos de una mejor salud.
Cada vez más, los investigadores utilizan datos longitudinales para estudiar las tallas de los individuos desde una perspectiva de ciclo de vida: ¿De qué manera las transferencias intergeneracionales, los entornos familiares (dinámicos), las interacciones con el entorno (enfermedad) y los efectos del contexto temporal dieron como resultado un crecimiento (retardado) de la talla? Por otro lado, los cursos de vida permiten estudiar los resultados de la talla en términos de capacidad de trabajo, posibilidades en el mercado matrimonial y longevidad, controlando por las condiciones durante las primeras etapas de la vida. Eventualmente, podríamos encontrar mecanismos de selección que puedan explicar por qué las personas son cada vez más altas a lo largo de las generaciones. En esta conferencia se muestra el potencial de investigación de utilizar datos multigeneracionales de curso de vida enriquecidos con información antropométrica.