La seriedad que ha dominado la lectura de la obra de Platón parece contradecir el propio contenido de sus diálogos. A lo largo de la historia del platonismo, se ha descuidado frecuentemente el hecho de que los diálogos no son ensayos filosóficos, sino dramas literarios con un importante contenido poético, retórico y mitológico. Este olvido del carácter literario del diálogo platónico —que se encuentra en autores de épocas tan diferentes como Aristóteles o Plotino, Ficino o Schleiermacher— ha condicionado notablemente la comprensión de su obra, casi desde el momento mismo de la muerte del filósofo. Y sin embargo, la lectura de los diálogos platónicos descubre una obra repleta de recursos literarios de todo tipo, entre los que se encuentra un abundante uso de recursos humorísticos que no se reducen a la muy comentada ironía socrática —potente herramienta mayéutica, pero no siempre ni necesariamente humorística—, sino que también se materializan en bromas entre personajes, juegos de palabras, imitaciones paródicas de personajes populares, chascarrillos burlones y comedia de situaciones.
Puede encontrase, en fin, un variado repertorio de recursos cómicos puestos al servicio de una eficaz transmisión de contenidos serios. Porque no debe olvidarse que el humor, como otros recursos literarios contenidos en los diálogos, no tiene una finalidad simplemente jocosa, sino que está sometido a unos objetivos serios, como son la eficaz transmisión de contenidos filosóficos o la ilustración de lo que debe entenderse por una indagación filosófica.
Presenta: José María Zamora Calvo
Catedrático de Filosofía Antigua
Departamento de Filosofía
Universidad Autónoma de Madrid