Un réquiem colectivo por las víctimas del coronavirus
El Departamento de Filosofía y Humanidades de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Pontificia Comillas organizó, en colaboración con la Plataforma Artística, Científica, Tecnológica y Humanística (PACTHUM) y en estrecho contacto con la Asociación de Compositores Sinfónicos Españoles (ACSE), la composición y estreno de una obra coral colectiva sobre los textos litúrgicos de la misa de réquiem, obra titulada Réquiem por las víctimas de la covid-19. Las compositoras y compositores encargados fueron Consuelo Díez (Introitus, Kyrie y Graduale), Francisco Otero (Dies irae), José Luis Greco (Offertorium), Jaime Santoyo (Sanctus) y Beatriz Arzamendi (Pie Jesu y Agnus Dei), más Joaquín Medina, quien compuso una pieza electroacústica (Absentium in memoriam) que se intercala hacia el centro de la obra.
La idea surgió de un encuentro entre los profesores Valero y Pinilla y el maestro Otero y, para el montaje y estreno de tan original propuesta, se contó con el Coro Nur, conjunto fundado en noviembre de 2007 por iniciativa de José Manuel López Blanco con el objetivo de difundir la música coral de los siglos XX y XXI. El estreno absoluto de este Réquiem que se repone en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando tuvo lugar en Madrid, en la iglesia de la Inmaculada y San Pedro Claver, el 23 de noviembre de 2021, bajo la dirección de Alfonso Martín, quien asumió este arduo trabajo por enfermedad del maestro López Blanco, director titular del Coro Nur, quien, no obstante, pudo asistir como espectador y recoger su parte en el gran éxito que tuvo esta honda y emocionante propuesta musical en la que, en palabras de Francisco Otero, «los compositores han renunciado a su propio yo para lograr un nosotros». Después de un dulce y bellísimo Introitus, Consuelo Díez integra un leve movimiento y el sonido de las pisadas de los cantores en la interpretación del Kyrie y completa su aportación con un sutil Graduale, de escritura vocal muy exigente. La sequentia del Dies irae, característica de la misa de réquiem, es la parte más abierta a la expresión dramática y hasta al tremendismo en la historia de los réquiems y también contiene el momento más propiamente humano de la misa de difuntos, el Lacrymosa. En esta obra colectiva, el Dies irae lleva música de Francisco Otero, quien ha optado por un estilo introspectivo y recogido, se diría que contenido dramáticamente. Hacia el centro de la obra —entre el Dies irae y el Offertorium, o bien entre el Offertorium y el Sanctus— se intercala la pieza electroacústica Absentium in memoriam, original de Joaquín Medina. Lejos de chocar en el seno de una composición coral, el trabajo de Medina actúa muy eficazmente como intermedio puramente sonoro que abre un espacio a la meditación. El Offertorium de José Luis Greco recorre procedimientos corales diversos, desde el susurro hasta la plenitud polifónica, incluyendo efectos vocales, en un discurso muy bello y especialmente emotivo.
Más tradicional de escritura es el sobriamente expresivo Sanctus de Jaime Santoyo, cantor y compositor, que da paso a las páginas finales del Réquiem, que son obra de Beatriz Arzamendi: el Pie Jesu es de trazo muy sutil, rico en expresivas disonancias; en el Agnus Dei, efectos corales y muy comprometidos solos tejen un curso sonoro de alta exigencia para los intérpretes y que cumple bien su función de término y culminación de esta singular composición colectiva.
José Luis García del Busto