Alejandro González Tudela

Cuando la luz y la materia interaccionan a escalas microscópicas, los comportamientos de la luz cambian de forma drástica, una teoría que estudia la óptica cuántica. En este campo trabaja Alejandro González Tudela, premiado por el jurado por ser uno de los «más brillantes jóvenes investigadores en los campos de la nanofotónica y la plasmónica cuántica». Estas dos áreas, que se integran en el campo de la óptica cuántica, desarrollan sistemas para atrapar la luz a escalas de nanómetro. «Esto hace que la luz adquiera propiedades un poco extraordinarias», señala el premiado.

Estos sistemas, por ejemplo, permiten que los cuantos de luz se propaguen a distancias mucho mayores a como lo harían en el vacío, y que la luz interaccione con los átomos de manera más fuerte a como lo haría en una situación normal. En este sentido, González ha dedicado su investigación a averiguar, desde un punto de vista teórico, el comportamiento de los átomos en proximidad de estas estructuras nanofotónicas: «Estas estructuras son capaces de hacer que los átomos, en vez de emitir fotones en todas direcciones, los emitan hacia estas mismas  estructuras», explica. Ahora, intentan explotar esta propiedad para desarrollar diversas aplicaciones. Una de las más relevantes consiste en utilizar esa fuente de luz para hacer mediciones ultraprecisas. Además, junto con su equipo, también ha desarrollado un simulador con el que se pretende hacer un sistema capaz de resolver problemas que un ordenador clásico no puede.

Para González, cuyo interés por la Física nació en la época del instituto gracias a una buena profesora, la investigación es importante para la sociedad porque «es invertir en futuro». «A la larga, es más caro invertir en patentes que en investigación», indica. «En mi caso, estamos haciendo ciencia clásica, pero la tecnología está llegando a un nivel que, de aquí a diez años, podrá tener aplicaciones básicas», añade.

Además, considera que en España el nivel investigador y de formación es alto. «En este aspecto no veo que seamos menos competitivos que otros países de nuestro entorno», puntualiza. Sin
embargo, sí cree que hay una serie de factores que «lastran mucho», como la burocracia.

El joven investigador, que trabajó durante cinco años en la División de Teoría del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica y ahora desarrolla su labor en el Instituto de Física Fundamental del CSIC, explica que este premio es un reconocimiento a la trayectoria. «Es un premio individual, pero también es un reconocimiento a la gente que me ha formado durante mi tesis y de la que he aprendido, como mi grupo de investigación de Alemania», concluye.