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Alfredo Bermúdez de Castro López-Varela

MEDALLA DE LA REAL SOCIEDAD MATEMÁTICA ESPAÑOLA

2024

Universidade de Santiago de Compostela

CONTRIBUCIÓN

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Discurso de aceptación

Alfredo Bermúdez de Castro López-Varela

La transferencia del conocimiento de la universidad a la industria era una asignatura pendiente en España hasta hace no mucho tiempo. En buena medida lo sigue siendo, pero a su avance han contribuido de manera clave figuras como Alfredo Bermúdez de Castro, cuyos trabajos han dado lugar a aplicaciones matemáticas que van desde la mejora de la gestión de aguas residuales a la eficiencia de centrales térmicas, el diseño de altos hornos metalúrgicos o plataformas flotantes.

Con una brillante trayectoria en la que destaca el desarrollo de métodos numéricos y modelos matemáticos, el profesor de la Universidade de Santiago de Compostela ha desempeñado un papel esencial en el establecimiento de centros de investigación como el Instituto Tecnológico de Matemática Industrial (ITMATI), o de redes y sociedades españolas como SEMA, SEMNI y Math-in.

La clave de la colaboración de la universidad con la industria reside en conocer los intereses, los objetivos, los tiempos y la forma de trabajar de las empresas. No es un ejercicio fácil, las culturas son distintas y hay que hacer un gran esfuerzo.”

La clave de la colaboración con la industria reside, en su opinión, en conocer los intereses, los objetivos, los tiempos y la forma de trabajar de las em presas. Un ejercicio en absoluto sencillo, pero que le ha permitido llevar a cabo trabajos en múltiples sectores: metalurgia, energía, automoción, medio ambiente, finanzas… La simulación de cubas electrolíticas y coladas en la industria del aluminio, de redes de transporte de gas natural; la optimización del diseño de electrodos metalúrgicos; la gestión de plantas de energías renovables con almacenamiento en baterías o de plantas de producción de hidrógeno; la modelización de baterías de iones de litio o el diseño optimizado de motores eléctricos mediante simulación electromagnética son solo algunas muestras de estas aplicaciones.

«Saber modelar es una especie de arte para el que el matemático debe tener conocimientos de física, economía o química del área en la que quiera hacer ese modelo», explica. Para cerrar ese proceso de simulación virtual se requiere un programa de ordenador y «cálculos muy complejos», pero que son necesarios en experimentos que no se pueden hacer en la realidad, como los nucleares, o que son muy costosos. Con más de un centenar de contratos, algunos de larga duración, la lis ta de empresas con las que ha trabajado su equipo incluye muchas de las principales compañías de nuestro país.

Asegura el galardonado que la concesión de la Medalla de la Real Sociedad Matemática Española ha sido un reconocimiento individual y colectivo: «He hecho las cosas que he hecho porque tenía siempre un grupo fantástico de personas con una gran vocación, dedicación, calidad humana y matemática, que ha sido fundamental para que pueda es tar donde estoy».