Alicia Troncoso Lora

La profesora Alicia Troncoso Lora considera que la infor-mática es hoy «el núcleo de todas las innovaciones modernas que se realizan en la sociedad del siglo XXI», y por eso no duda en definirla como «la disciplina del progreso». Catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y formada en tres universidades de Estados Unidos (Columbia, Colorado en Boulder y California en San Diego), Troncoso ha obtenido el Premio Aritmel por sus contribuciones en el área de la inteligencia artificial, principalmente en el desarrollo de algoritmos de predicción de datos temporales.

«El valor de mi investigación —explica— radica en la capacidad para poder transformar y mejorar la vida diaria de las personas, por ejemplo, en la salud, prediciendo enfermedades y obteniendo diagnósticos no solo más precisos, sino también más rápidos, mejorando la eficiencia energética y optimizando procesos industriales».

Tal y como resalta el acta del jurado, a lo largo de sus veinticinco años de carrera, la profesora Troncoso ha destacado por las aplicaciones de su investigación, desarrollando proyectos de transferencia que se han implantado con éxito. En particular, ha sido pionera en la implementación de la inteligencia artificial en el ámbito del medio ambiente: la predicción del consumo energético, la producción de energía solar y la contaminación atmosférica.

Sin embargo, pese al inmenso potencial del aprendizaje automático para afrontar grandes desafíos del presente como el cambio climático, Troncoso reconoce que le preocupan «todos los riesgos asociados a la inteligencia artificial» y por eso resalta que es «sumamente importante avanzar tanto en la regulación como en la educación del buen uso de esta tecnología». En particular, la investigadora galardonada resalta «el peligro que hay alrededor de la privacidad de los datos» y «lo fácil que ahora mismo es para la inteligencia artificial crear una persona que no existe, que se haga pasar por otra, generando falsas identidades».

En este contexto, Troncoso considera que los investigadores en el campo de la inteligencia artificial tienen dos retos fundamentales. En primer lugar, «la explicabilidad, puesto que los modelos son cada vez más complejos y es muy importante entender cómo toman decisiones»; y también el desafío de lograr que «la inteligencia artificial en sí misma sea sostenible», teniendo en cuenta la inmensa cantidad de energía requerida para su funcionamiento. Por ello, en los últimos años ha dedicado buena parte de su esfuerzo investigador a avanzar hacia una inteligencia artificial más transparente y eficiente.