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Álvaro del Pino Gómez

Premio de Investigación Matemática Vicent Caselles

2018

Universidad de Utrecht, Países Bajos

CONTRIBUCIÓN

Álvaro del Pino Gómez (Madrid, 1990) ve puntos en común entre las matemáticas y el arte; por ejemplo, una componente estética. Los matemáticos, explica, buscan «demostraciones elegantes, que sean naturales…, demostraciones en las que las piezas encajen». Aunque está, por supuesto, también la creatividad: «Si se conociera más el aspecto creativo de las matemáticas, mucha más gente las apreciaría y las estudiaría».

Estos rasgos artísticos de las matemáticas, en relación con el hecho de que las matemáticas son «para siempre», conquistaron definitivamente a Del Pino: «Estudié Matemáticas e Informática, y al principio de la carrera no sabía por cuál de las dos me decantaría; pero pronto se hizo obvio que soy más matemático. Las matemáticas —explica el investigador— son algo permanente. Las matemáticas de los clásicos son de hace siglos pero siempre están ahí, son la base del edificio que vamos construyendo entre todos los matemáticos. Las aplicaciones informáticas, en cambio, son temporales».

Desde junio de 2017, Del Pino es investigador posdoctoral en la Universidad de Utrecht (Países Bajos). Tras cursar el doble grado y un máster en la Universidad Autónoma de Madrid, realizó su tesis en el campo de la topología diferencial bajo la dirección de Francisco Presas.

La evolución de muchos sistemas físicos se encuentra sujeta a restricciones, como ocurre con el movimiento de un brazo robótico, que no es to- talmente libre sino que depende de la orientación de las articulaciones. Para describir este tipo de  fenómenos, los matemáticos utilizan un concep- to geométrico llamado distribución. La pregunta inmediata que les surge es si existen métodos  efectivos para construir y clasificar distribuciones. Durante su tesis, Del Pino desarrolló herramientas para llevar a cabo una clasificación en un espacio de cuatro dimensiones. En la actualidad, su trabajo se centra en qué se puede decir acerca del caso general.

Como el propio Del Pino explica: «Mi investigación es básica, la motivación no son las aplicaciones, aunque podría entenderme con alguien que trabajara en la parte teórica de un proyecto de robótica, por ejemplo».

Su objetivo último, como el de todo investigador en matemáticas, es «llegar a la frontera de lo que se sabe e ir más allá».