David López Álvarez

Vivimos en un mundo en el que «la informática está en todo», afirma David López Álvarez. Cualquier profesional necesita la informática para desarrollar su trabajo, y al mismo tiempo, somos una sociedad que se comunica e interactúa a través de dispositivos digitales. Por todo ello, señala este profesor titular en el Departamento de Arquitectura de Computadores de la Universitat Politècnica de Catalunya, «el futuro de una sociedad que está dejando de ser la sociedad de la industrialización para pasar a ser la sociedad de la información requiere de todos los oficios, pero en todos los equipos profesionales de cualquier sector probablemente haya informáticos».

Desde esta óptica, López Álvarez ha dedicado su carrera a fortalecer la educación en ingeniería informática, no solo desde el punto de vista técnico, sino también filosófico y humanístico, una labor sobresaliente por la que ha sido galardonado con el Premio Ramón Llull. Su investigación se ha centrado en analizar qué métodos educativos son los más apropiados para la adquisición de ciertos conocimientos y competencias, algunas técnicas y otras más generales, como comunicación, sostenibilidad, pensamiento crítico o creatividad. De hecho, en 2017 López Álvarez fue invitado a ser uno de los cincuenta expertos internacionales que compusieron el grupo de trabajo que elaboró el Computing Curricula 2020 (CC2020) de la ACM (Association for Computing Machinery), el documento de referencia de carácter internacional en la elaboración de los planes de estudios de grado en ingeniería informática.

«Aprender informática —explica— es complicado por los temas que se estudian, que son difíciles y abstractos. El objetivo de mi trabajo es averiguar exactamente cómo llegar mejor al estudiantado de la ingeniería para que aprenda de una manera mejor y, sobre todo, para que no se centre solamente en conocimientos, sino que sea consciente de todo lo que implica la informática en la sociedad actual».

Desde el punto de vista educativo, un ámbito clave en el momento actual es todo lo relacionado con la inteligencia artificial, que ya se está utilizando, resalta el premiado, «para manipular a la gente, provocar odio y manipular elecciones». Por ello, López Álvarez considera imprescindible que los planes de estudio de informática incorporen la dimensión ética a la formación de los estudiantes: «Deben ser conscientes del impacto social de su trabajo y, sobre todo, qué pueden aportar a esta sociedad. Esto solo puede lograrse a través de un programa educativo que proporcione una visión holística, que no se limite a la formación puramente técnica».