Francisco Casacuberta Nolla

«Cuando estudié Físicas, en la universidad había un computador que ya casi no funcionaba. Conseguí escribir un programa en fichas perforadas, pero nunca llegué a ejecutarlo porque ya se estropeó del todo», rememora Francisco Casacuberta Nolla. Sin embargo, la informática fue fundamental para su trabajo de tesis doctoral en procesamiento digital de la señal y, desde entonces, centró su investigación en el reconocimiento automático del habla y la traducción del habla. Hoy es catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universitat Politècnica de València.

Por su aportación de técnicas innovadoras a estas dos tareas se le considera pionero en el campo. «Decidimos ir hacia otro paradigma utilizando aprendizaje automático» para mejorar la comprensión del habla humana por un ordenador, recuerda. «También en esta época, en los años noventa, utilizamos técnicas de redes neuronales para traducción automática». Pero seguían surgiendo errores que requerían de intervención humana para corregirse.

Entonces, Casacuberta y su grupo de investigación decidieron introducir al humano dentro del propio proceso de la traducción, creando lo que se acabaría llamando traducción interactiva. Según el informático, hoy ya existen sistemas que igualan o incluso superan al ser humano en traducción. «Los beneficios económicos y sociales son enormes», destaca, y añade: «La inteligencia artificial y, en particular, el aprendizaje automático van a cambiar mucho la vida de la gente».

Casacuberta considera que la calidad de la investigación en España es buena, pero no acorde con el nivel económico de este país: «Hay investigadores excelentes, sobre todo en temas de aprendizaje automático, lenguaje natural y procesado de imágenes, pero para una potencia económica como España no es suficiente». El problema, señala, es la falta de inversión económica: «Sin dinero no hay nada que hacer. En los países más avanzados sí que se creen que la ciencia y la tecnología son importantes para la sociedad, y entonces sí que invierten. Aquí se invierte, pero creo que estamos lejos».

El informático declara que las nuevas generaciones le inspiran para continuar con su investigación. «Me apasiona encontrar estudiantes motivados. En sus trabajos de fin de grado o de  máster se ve que son proactivos, tienen ideas, muchas veces te ponen en aprietos… eso me encanta». El galardón, asegura Casacuberta, llega como una grata sorpresa: «A la altura ya de mi vida profesional, ha sido una gran satisfacción el poder recibir este premio».