Jorge Barrio Gómez de Agüero

«La física se aprende de verdad cuando tienes que transmitirla». Eso explica que la pasión por esta ciencia esté en Jorge Barrio Gómez de Agüero indisolublemente ligada a los profesores que le marcaron y a la enorme actividad que desde hace décadas despliega para hacer la enseñanza más atractiva y la divulgación más penetrante. «Usando términos físicos, se podría decir que uno es la función que resulta de la suma de las funciones, que serían los profesores que has ido teniendo, multiplicadas por un coeficiente de reparto, que es el mayor o menor interés que te han logrado transmitir», afirma.

No hay frente que se le resista: figura entre esos pioneros que llenaron de contenido, desde su primera edición en el 2000, la Feria de la Ciencia de la Comunidad de Madrid. Organiza en su instituto semanas de la ciencia («en esos días dislocados previos a la Navidad») y monta ciclos de conferencias o exposiciones sobre física de partículas, de materiales o cosmología… Cuenta en su haber con una treintena de cursos de formación para el profesorado; es autor o coautor de media docena de libros de texto; ha asesorado a museos sobre cómo presentar la ciencia al público general; desde 2011 organiza viajes con sus alumnos al CERN de Ginebra; y aprovechó la pandemia para abrir un canal en YouTube en el que impartía las clases propias de 2.º de Bachillerato, pero enriquecidas «con un montón de experimentos que son difíciles de llevar a cabo en el día a día del aula».

El jurado del premio subraya el «carácter creativo» de sus presentaciones, un rasgo que Jorge Barrio atribuye a que «jamás miro en internet, sino que rebusco en mi biblioteca, donde hay incluso libros del siglo XIX. Quizá hoy lo original es basarse en las fuentes clásicas de referencia, que toda la vida han sido los libros».

La divulgación no es solo importante: «es urgente y necesaria —afirma—. Internet ha democratizado el acceso a la información, pero también los excesos en la difusión de aberraciones. Propagar el conocimiento a través de la divulgación tiene que servir como freno». ¿El reto? «Encontrar la línea de idoneidad entre el saber científico y el mero entretenimiento. Nos preocupamos por cuánto tiempo podemos mantener la atención del destinatario, pero no se puede cimentar conocimientos con vídeos de cinco minutos».

Para Barrio este premio es «un Nobel a escala, el reconocimiento a una trayectoria. Y un acicate para seguir, porque tengo proyectos que la pandemia paralizó y ahora quiero retomar, como el de acudir a centros hospitalarios para organizar talleres o presentar estas experiencias a chicos con ingresos de larga duración, a quienes la física puede dar un poco de alegría en esas circunstancias».