Justo Puerto Albandoz, Antonio M. Rodríguez-Chía y Arie Tamir

«Cuando yo empecé, soñaba con realizar una contribución de este tipo, como cuando un niño quiere ser futbolista y sueña con la jugada ideal», recuerda Antonio Manuel Rodríguez-Chía. Ahora, el catedrático de Estadística e Investigación Operativa en la Universidad de Cádiz ha conseguido, junto con su equipo, desarrollar una metodología que permite resolver una gran variedad de problemas de optimización en un tiempo mucho menor del que se tardaba anteriormente. «Es una metodología obtusa desde el punto de vista teórico y con unas herramientas matemáticas muy avanzadas», explica.

Justo Puerto, catedrático de Estadística e Investigación Operativa en la Universidad de Sevilla, añade que las aplicaciones abarcan desde las finanzas hasta la cooperación: el nuevo método se puede emplear «en carteras de valores, para minimizar el riesgo de las peores inversiones y maximizar la rentabilidad de las mejores, o en modelos de cooperación, para buscar repartos equitativos de los recursos de modo que los usuarios no tengan la sensación de que están siendo engañados y que, por esa razón, tiendan a romper las coaliciones». Además, también puede resultar muy útil para el diseño de redes, rutas, segmentación de imágenes en microscopía electrónica o procesos de votación.

Ambos investigadores, junto con Arie Tamir, catedrático emérito de Estadística en la Universidad de Tel Aviv, han obtenido el premio a la Mejor Contribución Metodológica en Investigación Operativa por el artículo Revisiting k-sum optimization (‘Revisitando la optimización de k-sumas’), publicado en la revista Mathematical Programming. «La optimización de k-sumas», detalla Rodríguez-Chía, «se centra en los aspectos que tienen la mayor influencia en el problema de optimización. Eso permite proporcionar soluciones donde las pequeñas oscilaciones de aspectos que no son realmente importantes no afectan a la solución».

Rodríguez-Chía considera que tener formación matemática es «fundamental» ya que «incentiva el espíritu crítico», y destaca el valor de la investigación operativa para tomar decisiones que aprovechen los recursos lo mejor posible. Puerto coincide y resalta la importancia de algoritmos como los que ellos desarrollan: «han hecho posible que avance la tecnología y que usemos las matemáticas que hay detrás de una forma transparente: estamos inmersos en ella y no nos damos cuenta». Eso sí, advierte de que «tenemos que desarrollar algoritmos éticos: reproducibles, interpretables y entendibles sin necesidad de comprender toda la tecnología que hay detrás».