Patricio Gómez Lesarri

Patricio Gómez Lesarri está convencido de que, ante todo, sus clases de física deben transmitir al alumnado de secundaria el apasionante desafío de la investigación científica. Como profesor de Física y Química —además de coordinador de Tecnologías de la Información y la Comunicación— en el IES Ramiro de Maeztu en Madrid, defiende el valor educativo de los experimentos: «Los alumnos tienen que visitar el laboratorio y observar que al medir hay incertidumbres, que hay que medir varias veces y que, en ocasiones, las medidas no funcionan y se tienen que repetir. Forma parte de su formación como futuros científicos».

De hecho, valora especialmente la experiencia que adquieren sus estudiantes de bachillerato al realizar trabajos de investigación como los que él tutoriza. Estos trabajos —explica— les brindan la oportunidad de «realizar ciencia real, contrastar sus propias hipótesis, representarlas, tomar medidas y llegar a conclusiones coherentes».

Gómez Lesarri también se emplea en preparar al alumnado para las Olimpiadas de Física, que presentan retos de mayor calado que el currículum de bachillerato con el objetivo de fomentar las vocaciones científicas entre los estudiantes. «Siempre hablamos de dar una atención personalizada a los alumnos y muchas veces ayudamos a los que presentan más dificultades. Creo que es equitativo también dar oportunidades a otros alumnos para que afronten retos más ambiciosos —argumenta—, hay muchísimos estudios que muestran que la motivación de los alumnos es el componente central para potenciar su aprendizaje».

El galardonado compagina su labor como docente de secundaria con un puesto de profesor asociado de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid. Al igual que hace él en el instituto, su objetivo es capacitar al futuro profesorado de primaria para que transmitan los valores del método científico en sus clases, en un contexto en el que, según alega, solo una minoría de alumnos de primaria realiza experimentos en clase habitualmente.

Es más, el premiado constata que actualmente es más fácil que nunca llevar la experimentación al aula, ya que basta un teléfono móvil para realizar una gran diversidad de medidas sobre aspectos físicos de la naturaleza. El funcionamiento de estos dispositivos, por otra parte, depende de la física básica, algo que para el premiado supone un gran aliciente: «Como profesores —concluye— tenemos que transmitir que la física es una ciencia viva, que es interesante aprenderla y poder emplearla para realizar contribuciones que van a mejorar nuestra vida en la sociedad».