Roberto Giménez Conejero
PREMIO DE INVESTIGACIÓN MATEMÁTICA VICENT CASELLES
Premios Vicent Caselles
2023
Instituto de Matemáticas Alfred Rényi (Hungría)
CONTRIBUCIÓN
Roberto Giménez Conejero investiga sobre las singularidades que aparecen en objetos o en funciones matemáticas cuando estas son picudas en lugar de suaves. En concreto, se enfoca en extraer información sobre los objetos a través de sus singularidades en ocasiones en las que no es posible observar estos objetos de manera directa. Para ello, combina técnicas de geometría algebraica con otras de campos tan dispares de las matemáticas como la topología diferencial y algebraica, las ecuaciones diferenciales o la teoría de números y la combinatoria.
Las posibles aplicaciones prácticas de los objetos que estudia Giménez Conejero no son su motivación principal, sino que se trata de una investigación en matemáticas puras. «El tiempo dirá si se llegan a desarrollar este tipo de aplicaciones», comenta el premiado, y añade que es pronto para saberlo: «Suele haber un desfase de unos cincuenta a cien años desde que se desarrolla algo en matemáticas hasta que se puede aplicar».
Sin embargo, colabora con otras personas que sí tratan de emplear sus conclusiones para entender el comportamiento de algunos sistemas físicos. Por ejemplo, explica, las singularidades se pueden utilizar para analizar el comportamiento de un peso con varios muelles atados: «Si está todo en equilibrio, el sistema se queda quieto. Pero si lo mueves, evoluciona y las singularidades explican ciertas características de esta evolución».
Giménez Conejero se graduó en Matemáticas por la Universitat de València y posteriormente cursó un máster en la Universidad Autónoma de Madrid, antes de doctorarse por la Universitat de València en 2021. Hoy es investigador posdoctoral en el Instituto de Matemáticas Alfréd Rényi (Hungría), y aspira a orientar su trabajo hacia «temas más transversales que tocan varias áreas de las matemáticas a la vez».
Su vocación por esta rama del conocimiento surgió relativamente tarde, ya que en el instituto se planteaba cursar estudios de economía. Pero acabó decantándose por las matemáticas y, ya en la universidad, su profesor de álgebra le planteó un problema que Giménez Conejero no supo resolver. Este hito marcó un punto de inflexión: «A partir de ahí empecé a entender que las matemáticas en la investigación me gustaban», recuerda. A día de hoy, es el «factor social» el que le motiva para seguir investigando, y reconoce que su éxito puede haber tenido un componente circunstancial: «Me he esforzado mucho, pero también he tenido suerte en mi tema de investigación; se me ha dado bien».