Santiago Velasco Maíllo
PREMIO DE FÍSICA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE FÍSICA - FUNDACIÓN BBVA
Premio Enseñanza y Divulgación de la Física en Enseñanza Universitaria
2019
Recibe el Premio Enseñanza y Divulgación de la Física en Enseñanza Universitaria "por su implicación y demostrada solvencia en actividades de enseñanza y divulgación a todos los niveles, lo que abarca desde la organización de encuentros para estudiantes, al acercamiento de la física a colectivos desfavorecidos o en riesgo de exclusión."
CONTRIBUCIÓN
Cuando Santiago Velasco Maíllo (Béjar, Salamanca, 1951) se enfrenta a su público, lo hace —según sus propias palabras— «con el corazón », porque sabe que debe «contagiar pasión». Lo mismo da si se dirige a niños de cinco años, estudiantes de secundaria, personas con discapacidad intelectual, universitarios o presidiarios. Velasco podría ser actor, y de hecho dice tener que serlo un poco «para cautivar», aunque en realidad es catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Salamanca.
Imparte clases de Física, Geología, Ingeniería Geológica y Ciencias Ambientales, además de en varios másteres. Es autor de ocho libros de texto universitarios y de secundaria, y de cincuenta publicaciones especializadas. También es profesor en el Programa Interuniversitario de la Experiencia, para mayores de 55 años, en las dos universidades salmantinas.
Pero desde hace décadas su influencia supera con mucho el ámbito universitario. Ha impartido más de un centenar de charlas en museos, colegios, planetarios, colegios mayores, asociaciones, ayuntamientos e incluso cafés. «Una de mis actividades más ilusionantes es cultivar el interés por la ciencia en los niños. Intento estimular el razonamiento científico, aunque siempre de modo que las presentaciones no queden nunca en una mera exhibición de experimentos », indica. Desde 2014, también habla de física a colectivos con dificultades de aprendizaje o marginales: «La experiencia es magnífica».
¿Por qué lo hace? Porque «la física es maravillosa —explica el propio Velasco— y porque vivimos en un entorno muy tecnológico, y es importante entender su base científica. Para preservar el entorno, por ejemplo, o en cuestiones de salud…, si la gente tiene que decidir, tiene que conocer. Los científicos tenemos un papel clave. También por cultura. Las encuestas sobre cultura científica en España no nos dejan muy bien parados, y es preocupante. Una sociedad de conocimiento es más libre y responsable».
La receta para divulgar bien incluye «conocimiento, pasión e imaginación», lo que tenían a raudales sus dos grandes ídolos: Michael Faraday y, más próximo en el tiempo, Carl Sagan. «La serie Cosmos era absolutamente fantástica; te quedabas con los ojos abiertos, con la boca abierta… Pensabas: ¡Eso quiero aprender yo; eso quiero enseñar yo!».