ENCUENTRO DIGITAL SOBRE EL CORONAVIRUS CON EL JEFE DE MICROBIOLOGÍA DEL HOSPITAL CLÍNIC

Dr. Jordi Vila: “Hay 90 potenciales vacunas contra el coronavirus, y algunas ya están en fase de ensayos clínicos”

MÓNICA G. SALOMONE

El talento de miles de investigadores en todo el planeta se ha concentrado en los últimos meses sobre un único desafío global: combatir la COVID-19. Gracias a este extraordinario esfuerzo colectivo, se estudian ya 90 posibles vacunas contra el nuevo coronavirus causante de esta enfermedad, y algunos de ellos ya se están ensayando en humanos. Este ha sido uno de los esperanzadores mensajes que ha destacado el Dr. Jordi Vila, jefe del departamento de Microbiología Clínica del Centro de Diagnóstico Biomédico del Hospital Clínic de Barcelona, durante un encuentro digital con empleados de BBVA, organizado dentro de la colaboración que mantiene este centro con la Fundación BBVA. Vila ha repasado algunos interrogantes cruciales que se van aclarando semana a semana, como si superar la infección implica estar protegido, si es posible reinfectarse y si la enfermedad deja secuelas en el organismo. El vídeo completo del encuentro se puede ver pinchando el botón de ‘Play’ en la imagen sobre estas líneas. Para más información sobre la pandemia del coronavirus, consulte el Especial sobre COVID-19 en Portal Clínic, la web de información de salud realizada en colaboración con la Fundación BBVA.

4 mayo, 2020

¿Cuándo se logrará una vacuna?

“Hace un año nadie hubiera pensado que estaríamos ante una situación como la que estamos viviendo”, ha reconocido Vila. Pero el conocimiento acerca del nuevo coronavirus avanza en un tiempo récord, y como resultado algunas de las 90 vacunas en estudio incluso “ya han entrado en la fase de ensayos clínicos”.

Son vacunas basadas en estrategias muy diversas. Algunas buscan activar la respuesta inmunitaria inyectando en el organismo el virus completo atenuado o inactivado; otras emplean solo determinadas proteínas del virus, ha explicado Vila. En todas ellas los ensayos en humanos llevarán meses, puesto que para evaluar la eficacia de la vacuna hay que esperar a que un número suficiente de participantes en el ensayo se infecten de manera natural.

La posibilidad de acelerar el proceso, infectando deliberadamente a personas sanas previamente vacunadas, “tiene un cierto riesgo y plantea un problema ético que se tendría que analizar en detalle”, ha señalado Vila, puesto que es una enfermedad para la que aún no existe tratamiento. Esa estrategia se ha usado en vacunas contra la malaria, una infección que sí puede tratarse. Así que la cuestión de cuándo habrá una vacuna, ha recalcado el microbiólogo del Hospital Clínic, “es la pregunta del millón”.

¿Es posible la reinfección?

Algunos de los interrogantes que sí van teniendo respuesta son relativos a la respuesta inmunitaria de los pacientes. ¿Es esta respuesta lo bastante eficaz como para poder evitar una segunda reinfección? La evidencia apunta a que sí, en la mayor parte de los pacientes.

Un estudio reciente con 175 pacientes ha comprobado que una vez superada la enfermedad, “aproximadamente el 70% tiene un elevado nivel de anticuerpos”, ha explicado Vila. De los demás, un 25% también tiene anticuerpos, “pero el nivel no es tan alto; probablemente tendrá ciertas defensas”.

Esos anticuerpos detectados en la mayoría de los pacientes además “eran neutralizantes o protectores”, lo que quiere decir “que en una segunda infección por el mismo virus esos anticuerpos actúan, y actúan muy bien”.

En el 5% de los pacientes, en cambio, no se detectaron anticuerpos o sus niveles eran muy bajos. En su caso la defensa contra el virus probablemente se basó sobre todo en otro tipo de células del sistema inmune, los linfocitos, en lugar de en anticuerpos. “La respuesta inmunitaria es muy compleja”, ha señalado Vila. “Hay una respuesta inmunitaria humoral, que es la producción de anticuerpos, y una respuesta inmunitaria celular, que son los linfocitos, concretamente los linfocitos T, que también ayudan a eliminar el virus”.

A la luz de estos datos, Vila considera muy improbable que haya reinfecciones. Los casos reportados de reinfecciones, semanas después de haber superado la enfermedad, “probablemente no lo son”, ha afirmado. “Cuando se vuelve a detectar el virus sigue allí, pero probablemente inactivado, sin capacidad para infectar. Lo que hay es permanencia del virus inactivado en nasofaringe, no reinfección”.

¿Se deben realizar test masivos?

Sobre la conveniencia o no de realizar test a toda la población, Vila cree que “los test masivos serían lo ideal, pero desde el punto de vista logístico es inviable”. Lo adecuado es “seleccionar la población en la que debe hacerse los test: sin duda alguna el personal sanitario, los mayores en residencias, personas inmunodeprimidas y con patología de base”.

En el caso de las pruebas diagnósticas, de PCR, que indican infección activa, lo indicado es repetirlas al cabo de unos 10 días, “y continuar el seguimiento de esa población de riesgo”.

Sobre los tests de anticuerpos o serológicos, que podrían detectar si se ha superado la infección y se tienen defensas contra ellas, Vila de nuevo los recomienda en los grupos de riesgo: “¿Nos debemos hacer todos el test de anticuerpos? Probablemente las poblaciones de riesgo sí, y los demás… pues esto ya es una cuestión más política, depende más de la desescalada y de la reincorporación de las diversas empresas en el día a día del trabajo. Se podría hacer, evidentemente, es relativamente fácil de hacer desde el punto de vista microbiológico, pero no disponemos de test para todo el mundo”.

¿Rebrote en otoño?

“Se pueden dar varias circunstancias”, ha dicho Vila. “La primera es que el aumento de la temperatura y humedad durante el verano lleve a niveles de transmisión muy bajos. Pero podría haber un rebrote en otoño”. Ese margen “daría un tiempo no solo para desarrollar la vacuna, sino también para encontrar un antiviral, y así atajar el nuevo brote con más armamento”.

Además el virus podría ser menos peligroso, en esa vuelta: “Los virus van mutando, y puede haber mutaciones que hagan que pierda virulencia. De hecho, esto ha ocurrido con otros coronavirus”.

¿Deja secuelas la COVID-19?

Vila ha descartado que la enfermedad deje secuelas en quienes la padecen: “No se han descrito secuelas. La gente se cura, durante un tiempo quizás la función pulmonar esté afectada, pero una vez pasada la infección, hasta donde yo sé, no se ha descrito secuelas a nivel hepático ni renal”.

¿Será posible recuperar la “normalidad” con un virus tan contagioso?

Ante esta pregunta, el Dr. Vila ha señalado que, pese a lo que muchos puedan pensar, en realidad el SARS-CoV-2 “no es un virus tan contagioso” comparado con otros patógenos. Por ejemplo, en el caso del virus del sarampión, cada individuo infectado suele contagiar a entre 12-18 personas, mientras que los infectados por el coronavirus causante de la actual pandemia lo transmiten a una media de 2 -3 personas. “La ventaja del sarampión”, señala Vila, “es que ya disponemos de una vacuna, que realmente es efectiva y protege a un elevado porcentaje de la población inmunizada, generando el llamado ‘efecto rebaño’ que reduce su transmisibilidad a niveles muy bajos”. De la misma manera, una vez que exista una vacuna eficaz para el SARS-CoV-2, “podríamos lograr exactamente el mismo efecto que en el caso del sarampión para recuperar la normalidad”.

En todo caso, el Dr. Vila considera que, una vez superada la pandemia, una lección positiva de esta dura experiencia será la adquisición permanente de hábitos muy saludables relacionados con la higiene y la prevención: “Creo que estamos adquiriendo una serie de hábitos que nos ayudarán mucho en el ámbito de las enfermedades infecciosas. El lavado de manos no solo es importante para evitar la transmisión de virus, sino también de bacterias resistentes y otros microorganismos. La incorporación permanente de estos hábitos me parece importante”.