Conferencia JEEA–Fundación BBVA 2024

El economista Pol Antràs expone su modelo de análisis del comercio mundial en relación con la seguridad nacional, el Big Data, el poder de mercado y las preferencias de los ciudadanos

“Hay una desconexión entre el modelaje típico en el campo del comercio internacional y los factores hoy fundamentales para la economía mundial”. Este es el punto de partida que tuvo la conferencia que impartió el profesor Pol Antràs en la Fundación BBVA el pasado 10 de diciembre. “Hay áreas donde creo que tiene que haber más investigación y en esta conferencia explico por qué son necesarios esos análisis. Son cuestiones que creo de interés general, como las tensiones geopolíticas, el poder de mercado de algunas empresas dominantes en sus sectores o la diversificación de las fuentes de inputs o componentes que las empresas necesitan en su producción…”.

10 diciembre, 2024

Conferencia JEEA-Fundación BBVA 2024

'Los mares inexplorados del comercio internacional'

Conferenciante

Pol Antràs

Moderador

Rafael Repullo

Presidenta de la EEA

Hélène Rey

Con el título “Los mares inexplorados del comercio internacional, la ponencia que impartió el titular de la Cátedra Robert G. Ory de Economía en la Universidad de Harvard recorrió esas “aguas” por las que debe transcurrir su propuesta de análisis de las relaciones comerciales. Y lo hizo dividiendo esos “campos olvidados” en dos grandes grupos: “aguas” teóricas y “aguas” empíricas, repasando en ellas desde los aspectos más ortodoxos del análisis económico hasta cuestiones más atrevidas, como si es necesario valorar el tradeoff que países como Estados Unidos hacen entre seguridad nacional y libre comercio o si los oligopolios pueden favorecer determinados flujos comerciales.

La conferencia contó con dos participantes más: Hélène Rey, catedrática Lord Bagri de Economía en la London Business School y presidenta de la Asociación Europea de Economía (EEA por sus siglas en inglés) realizó las conclusiones a la ponencia del profesor Antràs y participó en el debate posterior. Antes de ello, Rafael Repullo, catedrático de Economía en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros del Banco de España (CEMFI), presentó  el contenido y moderó el acto.

No son los países los que comercian, son las empresas

“A los estudiantes de Economía y Empresas se les enseñan teorías donde los países comercian con otros países, que venden y compran productos y servicios,” –explicó el catedrático de Harvard– “pero el comercio mundial no funciona así. El comercio mundial son empresas, compañías que exportan, que piensan con detenimiento qué bienes exportan, qué mercados nuevos abren… Todo esto se pierde en los modelos actuales, donde se prima la información a nivel agregado y no se tiene en cuenta cómo la empresa o el emprendedor toman estas decisiones muy a nivel micro. Y es algo que yo sí intento enseñar a mis alumnos”.

Otro campo de investigación que el profesor de Harvard considera fundamental para el análisis del comercio internacional es el de la economía del comportamiento. Según su propuesta de modelo, decisiones de los consumidores basadas en la aversión a la pérdida o al riesgo son determinantes para las políticas comerciales, claves, a su vez, en el intercambio mundial de bienes y servicios. Y encuentra un ejemplo muy reciente para explicarlo: “El presidente electo, Donald Trump, ha ganado las elecciones (presidenciales estadounidenses del pasado noviembre) con la bandera de ser Tariff man –el hombre arancel– porque eso es lo que hace el populismo, llevar a cabo políticas que la gente tiende a querer. Y en Estados Unidos hay mucho apoyo para los aranceles ahora mismo. Y en parte eso es porque la gente ve la economía –y con ella, el comercio internacional– de una manera que no es acorde a cómo lo vemos los investigadores. Y podemos pensar de otro modo, pero la realidad es que los ciudadanos lo ven así, ¿por qué no incorporamos esas preferencias a los modelos, por qué no las modelizamos y vemos qué pasará en esos escenarios?”.

“Yo le doy una probabilidad bastante alta a que finalmente Trump decrete aranceles a los países que exportan a Estados Unidos, mucho más altos a nivel global que otros países, y que acabemos en un mundo donde los aranceles medios fácilmente pueden ser del 20-30%. Ese mundo, obviamente, será más pobre, pues será un mundo donde el poder adquisitivo de nuestra renta será menor, porque subirán precios y podremos consumir menos”, analiza el catedrático. Así pues, los norteamericanos que votaron a Trump, que han estado muy movilizados por los argumentos económicos (creyendo que el republicano será quien resuelva los problemas que tienen), han apoyado unas políticas arancelarias que pueden terminar haciéndoles más pobres. Por tanto, “si los flujos de comercio se ven afectados por las políticas comerciales, y éstas están determinadas, en gran medida, por las percepciones de los ciudadanos, es razonable incorporar esa evidencia de la economía del comportamiento en los modelos”, concluye el profesor Antràs.

La dualidad española: campeones nacionales potentes y empresas sin internacionalizar

Otra de las aguas teóricas que el profesor de Economía de Harvard ha analizado con detalle y echa en falta en cómo se modela actualmente el comercio internacional es la del poder de mercado, las posiciones de enorme concentración en que se encuentran muchos de los grandes actores de este tablero mundial. “Hay una tensión entre que, por un lado, un país quiere tener estas empresas dominantes, porque van a estar en una posición de vender sus bienes en muchos países y eso va a generar aumento en exportaciones, lo cual va a revertir en mayor renta en el país exportador. Pero, por otro lado, ese tamaño tiende a estar asociado a un mayor poder de mercado, lo que va a revertir en peores condiciones para los consumidores, precios más altos… (sabemos que el poder de mercado genera distorsiones y es negativo para el bienestar social). Es necesario que las empresas tengan una productividad suficiente como para poder ser autónomas en exportación–importación y no depender tanto de volúmenes. Esto es algo que, obviamente, se ha analizado, pero no con los tipos de modelos que ahora estamos usando para cuantificar, por ejemplo, una hipotética guerra comercial entre Estados Unidos y China. Y creo que es relevante que se incorpore”, desarrolla el catedrático.

El caso de España es bastante paradigmático, según su análisis: “Si miras el tejido industrial de España hay una dualidad, ya que las empresas más grandes de un sector tienen una productividad muy parecida a la de las empresas de los países más desarrollados del mundo, como Estados Unidos o Alemania… pero luego lo que nos falta es una masa de empresas con una productividad en la media. Y lo que tenemos es, por un lado, campeones nacionales muy potentes y, por el otro, empresas pequeñas que muy a menudo ni se aventuran a exportar, están mucho más enfocadas en el mercado doméstico”.

Según su criterio, éste también es un fenómeno relevante para incorporarlo a los modelos de comercio internacional, los “que luego agregamos a flujos globales y usamos para entender cómo pueden evolucionar los precios si hay un incremento en aranceles o hay un acuerdo comercial entre Estados Unidos y Europa. Será fundamental para tratar de ver qué va a pasar tanto a ese nivel como a nivel de renta, cuál va a ser la implicación de este hipotético acuerdo para el PIB de un país. De hecho, puede ser peligroso no incorporar esta realidad de que muchos sectores están dominados por grandes empresas que tienden a tener márgenes bastante altos y una parte no trivial de los efectos de estos acuerdos comerciales puede ser cómo va a cambiar los beneficios de esas empresas”.

La seguridad nacional y el comercio internacional

Con respecto a las relaciones entre las políticas de seguridad nacional y los flujos de comercio exterior, el economista considera que la política comercial últimamente está teniendo mucho más en cuenta el hecho de que algunos bienes tienen un uso en un mercado general –civil–, pero también pueden tener usos que vayan a afectar negativamente a la seguridad nacional – militar–. “Obviamente, –explica–es muy fácil entender que ciertas exportaciones pueden tener lo que se llama externalidades negativas: Estados Unidos no va a mandar bombas nucleares a Rusia. Es algo obvio, que sabes que te puede generar un ingreso, pero que no quieres hacer. Pero luego hay muchos bienes en los que es un poco menos obvio, como los semiconductores o como ciertos componentes electrónicos que son muy útiles para los bienes de consumo, pero que pueden también ser usados en bienes que son de uso militar. Me parece muy importante intentar contribuir a medir esto de la manera más precisa posible”.

Además de esta perspectiva empírica, el catedrático de Harvard aporta una dimensión también conceptual a la importancia que las políticas de seguridad interior de un país pueden tener sobre sus relaciones comerciales. Y lo ejemplifica de nuevo con una hipotética guerra comercial entre Estados Unidos y China: “En el análisis actual, tomamos un modelo –explica– y vamos a simular que en esa hipotética situación China se va a quedar sola en Asia. Y vamos a ver el efecto que esto va a tener sobre el PIB americano y el de otros países. Y los efectos, tal y como se calculan ahora, son modestos. Pero, ¿cómo sabemos que Vietnam y Tailandia se van a alinear con Estados Unidos y no con China? ¿Cómo sabemos qué va a elegir Chile, que es el mayor exportador de cobre a China y depende totalmente de esos ingresos? Todo esto, las alianzas comerciales, son algo muy fluido y podemos hacer diferentes escenarios si modelizamos lo que nos dicen los datos comerciales sobre qué tipo de alianzas son más probables. Considero que como economistas tenemos algo que contribuir a este análisis, porque sabemos hasta qué punto formar parte de una alianza o de otra puede tener un coste para ese país”.

Otra cuestión que considera fundamental es la de la fiabilidad y precisión de las estadísticas que se utilizan en el campo. Una vez más, considera que el problema es la excesiva agregación de los datos que se suele dar y que impide ver el detalle que hay en la granularidad. “Actualmente se usan datos de aduanas –explica el catedrático– que capturan sólo un trozo de estas cadenas globales de valor, donde básicamente un componente de un proceso mucho más amplio está pasando por un país. Hoy, que todo está digitalizado, lo idóneo sería que las aduanas intentasen recabar datos más amplios, de dónde viene esta transacción, cuál es el país importador y el exportador, qué porcentaje del valor viene del país que acaba de exportar y cuál de otro que aporta valor intermedio, si se usan inputs de otros países… Es algo que los investigadores están intentando construir de alguna manera, pero cuando estamos en un mundo en el que se está midiendo todo, tenemos la posibilidad de tratar datos masivos anonimizando los elementos que pongan en riesgo la seguridad de los dueños de los datos, etc… No me parece que sea difícil que los organismos públicos intenten medir esto de un modo más eficaz. Es deseable que se pueda hacer, por ejemplo, un mapa de las cadenas de valor global a nivel micro, de detalles concretos de cada empresa con información que puedas sacar de varias fuentes, como algunas investigaciones que han usado datos de geolocalización por satélite”, ilustra.

Sobre el conferenciante

Pol Antràs es catedrático Robert G. Ory de Economía en la Universidad de Harvard, donde imparte docencia desde 2003. Entre otros muchos cargos editoriales, Antràs fue editor del Quarterly Journal of Economics de 2015 a 2020. Recibió la beca de investigación Alfred P. Sloan en 2007 y el Premio Fundación Banco Herrero en 2009. Fue elegido miembro de la Sociedad de Econometría (ES) en 2015 y de la Academia Estadounidense de las Artes y Ciencias en 2024. Antràs se licenció y obtuvo un máster en Economía en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y se doctoró en Economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Sobre el moderador

Rafael Repullo es catedrático de Economía en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI) de Madrid. Doctor en Economía por la London School of Economics (LSE), ha trabajado en el Departamento de Economía de la LSE y en el Servicio de Estudios del Banco de España. Es miembro de la Sociedad de Econometría (ES) y de la Asociación Europea de Economía (EEA), research fellow del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) y miembro de la Academia Europea. Ha sido presidente de la Asociación Española de Economía, vicepresidente ejecutivo de la ES, miembro del Comité Ejecutivo de la EEA, presidente del Consejo Científico de la Toulouse School of Economics y coeditor del International Journal of Central Banking. En 2010 recibió el Premio Rey Jaime I de Economía.

Sobre la presidenta de la EEA

Hélène Rey es catedrática Lord Bagri de Economía en la London Business School. Anteriormente fue catedrática de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton. Sus investigaciones se centran en los desequilibrios externos, la política monetaria y el sector financiero, y el sistema monetario internacional. Desarrolló el concepto de ciclo financiero mundial y matizó la idea del trilema mundelliano. Ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos una beca Sloan, el premio Bernácer, el premio Yrjö Jahnsson, además de los premios Birgit Grödal y Carl Menger en su primera edición. Es miembro de la Sociedad de Econometría (ES), miembro extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y Ciencias y miembro honorario extranjero de la Asociación Económica Americana (AEA). Es además corresponsal de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia, editora de la Annual Review of Economics y vicepresidenta del CEPR (Centro de Investigación en Economía y Política). Oficial de la Orden del Imperio Británico y miembro de la Academia Británica, es también miembro del Grupo Bellagio, del Grupo de los Treinta, del Alto Consejo de Estabilidad Financiera (Francia) y del grupo asesor externo del director gerente del FMI. Ha sido elegida presidenta de la Asociación Europea de Economía (EEA) para 2025.

Conferencia JEEA–Fundación BBVA

La Fundación BBVA impulsa la generación y difusión de conocimiento en el campo socioeconómico a través de su vinculación con instituciones de referencia, entre otras actuaciones. Es el caso de la Conferencia JEAA–Fundación BBVA, que organiza, desde el año 2005 junto a la European Economic Association (EAA). Este organismo científico internacional tiene como objetivos el impulso del desarrollo de la ciencia económica en toda Europa, así como facilitar la comunicación entre profesores, investigadores y estudiantes, fomentar los vínculos entre universidad y centros de investigación y mejorar las relaciones entre economistas teóricos y especialistas en economía política.

La publicación económica JEEA (Journal of the European Economic Association) es una de las referencias mundiales en el campo, por sus artículos de la más elevada calidad científica y con editores de reconocido prestigio internacional. Desde 2017, Oxford University Press es la encargada de editar sus seis números anuales. En uno de ellos se publica, cada año, la Conferencia JEEA – Fundación BBVA.

En el área de la socioeconomía, la Fundación BBVA genera un caudal de conocimiento que se centra en las cuestiones prioritarias del siglo XXI: el sistema educativo, la economía del conocimiento como vector de crecimiento, la productividad basada en I+D+i o la distribución equitativa de la renta. Además, distingue a investigadores que han realizado contribuciones clave en un amplio rango de áreas que van desde la teoría de juegos a la economía del crecimiento (con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas) e impulsa el trabajo de investigadores en estadios intermedios de su carrera a través de las Becas Leonardo y de equipos de investigación a través de sus programas Fundamentos y Prismas y Problemas.