friso_11f

11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Gestión de la frustración, trabas burocráticas, comunicación adecuada y sesgos de género: científicas reflexionan sobre los desafíos de la investigación contemporánea

NORA GONZÁLEZ FORNÉS

Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia este 11 de febrero, científicas reconocidas por la Fundación BBVA que han desarrollado su carrera en áreas tradicionalmente dominadas por la presencia masculina, como las ciencias básicas, las ingenierías y las tecnologías de la información y la comunicación, aportan su experiencia y dan a conocer los obstáculos a los que se enfrentaron y las enseñanzas que han cosechado hasta hoy.

11 febrero, 2025

En España, el porcentaje de investigadoras se sitúa en el 42%, según el informe Científicas en cifras 2023, publicado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Sin embargo, en categorías predominantemente masculinas, como las carreras STEM, y conforme aumenta el nivel y grado de las investigaciones, esa brecha se agranda: por ejemplo, en la rama de Ingeniería y Arquitectura, las alumnas representan un 26,5%, y solo un 33,46% de las cátedras las ocupan mujeres.

Varias científicas premiadas por la Fundación BBVA o que han obtenido una Beca Leonardo ponen el foco en lo que les habría gustado saber antes de dedicarse a la investigación en sus campos. Las competencias en comunicación, la gestión de las frustraciones, las trabas burocráticas, la lucha por conseguir financiación o el sesgo de género son algunos de los desafíos que han destacado en sus reflexiones.

Más allá del laboratorio

Laura de Miguel Turullols, profesora titular de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad Pública de Navarra y becaria Leonardo 2023, desmiente la imagen estereotípica del investigador que se pasa horas solo en un laboratorio, delante de un cuaderno u ordenador: “Nada más lejos de la realidad. Hoy toda la investigación se hace en equipos interdisciplinares”.

Por eso, la mayoría de las científicas inciden en la importancia de desarrollar habilidades que van más allá de las paredes de un laboratorio. Lucía Pons Escat, galardonada con el Premio de Investigación SCIE-Fundación BBVA en 2024 por sus contribuciones en Arquitectura y Tecnología de Computadores, sostiene que, más allá de diseñar y ejecutar experimentos frente a una pantalla, la investigación implica una combinación de competencias técnicas, comunicativas y de gestión: “La comunicación escrita y oral es fundamental para la divulgación y el trabajo en equipo, mientras que las habilidades de liderazgo y organización resultan clave para la gestión de proyectos”.

Verónica Álvarez Castro, investigadora del Centro Vasco de Matemáticas Aplicadas y premio SEIO-Fundación BBVA 2022, coincide en que “no solo se trata de descubrir, sino también de hacer esas ideas comprensibles y relevantes para los demás”. “Si una investigación no logra captar el interés, será difícil publicarla en revistas de prestigio”, indica. A esto mismo, Katherine Villa Gómezjefa de grupo de investigación en el Institut Català d’Investigació Química y becaria Leonardo 2023, añade: “Saber estructurar un artículo, redactar propuestas competitivas y presentar los resultados de forma clara y atractiva es crucial”.

Además, tejer una red de contactos en el ámbito académico es esencial para desarrollar una trayectoria profesional en la Ciencia, como apunta Jezabel Curbelo, investigadora Ramón y Cajal en la Universitat Politècnica de Catalunya y becaria Leonardo 2022: “Muchas veces se asume que las oportunidades de colaboración surgirán de manera natural con el tiempo, pero, en realidad, es crucial darse a conocer desde la primera conferencia o congreso al que se asiste. No basta con escuchar presentaciones o asistir a sesiones pasivamente; hay que interactuar con otros investigadores, hacer preguntas y explicar en qué se está trabajando”. 

Gestionar la frustración

La resiliencia es una cualidad esencial para Raquel Pérez Herrera, investigadora científica en el Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea y becaria Leonardo 2018, que asegura que en investigación “los fracasos son tan frecuentes como los éxitos”. La profesora contratada doctora en la Universidad Autónoma de Madrid Inés Corral corrobora esta idea: “La investigación científica es mucho más que descubrimientos emocionantes. Detrás de cada hallazgo hay mucho esfuerzo, numerosos experimentos fallidos y datos que, en ocasiones, parecen no encajar. La paciencia y la persistencia son indispensables para no rendirse ante la frustración, la burocracia y las jornadas interminables”.

A su vez, Álvarez Castro señala el esfuerzo que requiere este trabajo: “Cuando comencé, no sabía que era una carrera de fondo que exige mucha motivación y constancia. Los avances no son inmediatos y los resultados, a menudo, no son los esperados. Es un proceso lleno de incertidumbre, donde la perseverancia y aprender de los fracasos son esenciales. Nadie te prepara para los experimentos fallidos, las hipótesis descartadas y los artículos rechazados, que forman parte del día a día. Aprender a gestionar la frustración y mantener la motivación a largo plazo ha sido una de las lecciones más valiosas”.

Burocracia y financiación

La estabilidad laboral es una preocupación compartida entre las científicas consultadas. María Luz Sánchez Silva, catedrática de la Universidad de Ciencias y Tecnologías Químicas de Castilla La Mancha y becaria Leonardo 2019, pone de manifiesto la competencia que existe en el ámbito académico: “Si no se consiguen subvenciones, muchas puertas se cierran, y eso genera una presión constante por publicar, innovar y demostrar impacto”.

Por otra parte, las trabas burocráticas y la dificultad para conseguir recursos económicos pueden desanimar a las personas que se quieren centrar en cuestiones puramente científicas. Lourdes Marcano, profesora ayudante doctora en el departamento de Física en la Universidad de Oviedo y becaria Leonardo 2022, advierte sobre lo frustrante que puede llegar a ser esta búsqueda: “Gran parte del trabajo se centra en solicitar proyectos y becas, que a veces nunca llegan, y esto genera incertidumbre y presión”.

La investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Granada y becaria Leonardo 2019 Almudena Rivadeneyra concuerda en que le habría sido muy útil conocer de antemano la inestabilidad laboral que caracteriza esta profesión: “Muchos puestos dependen de proyectos temporales o contratos de corta duración y en condiciones precarias. Además, la dificultad para conseguir financiación es un desafío constante. No solo se trata de competir por fondos limitados, sino también de dedicar una gran cantidad de tiempo a la redacción de propuestas y a la gestión burocrática, lo que puede desviar la atención del trabajo científico en sí”.

Conciliación y sesgos de género

Algunas de las encuestadas han mencionado que precisamente esa falta de estabilidad puede entrar en conflicto con los proyectos de vida personales. Mercedes Solla, investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Vigo y becaria Leonardo 2022, indica que esto es especialmente cierto para las mujeres: “[Nosotras] solemos retrasar la maternidad para mantener un currículum competitivo mientras no logramos una posición estable. Aun así, […] me gustaría resaltar que la pasión y la dedicación que nos caracterizan hacen que, al final, seamos capaces de conciliar la carrera investigadora con la maternidad, asumiéndolo como un reto más”.

Por su parte, Pérez Herrera denuncia que, además de enfrentarse a los desafíos propios de la investigación, tuvo que enfrentarse a “ciertos sesgos de género que aún persisten en el ámbito científico”, y reivindica la importancia de fomentar entornos equitativos. En este sentido, Olga Mavrouli, profesora asistente en la Universidad de Ática Occidental (Atenas, Grecia) y becaria Leonardo 2014, señala: “Debido a los patrones de redes masculinas, donde muchas de las decisiones se toman, puede resultar un poco más difícil para las mujeres avanzar en el mundo académico o de investigación, pero hay que mantenerse positiva y asertiva”.

La también becaria de la Red Leonardo en Química e investigadora Ramón y Cajal en la Universitat Autònoma de Barcelona, Laia Francàs Forcada, recalca el freno que puede suponer el síndrome del impostor: “Es real y muy presente, especialmente entre las mujeres que trabajamos en entornos masculinizados. Además, a menudo se ve reforzado por comentarios de compañeros que afirman que las mujeres lo tenemos más fácil debido a las cuotas. Paradójicamente, cuando una se convierte en madre, la situación cambia: en muchos casos, dejan de tenernos en cuenta ‘para no molestar’, sin entender que decidir si queremos participar o no debería ser nuestra elección”.

A pesar de estos desafíos, María Jesús Ledesma Carbayocatedrática de Tecnología Electrónica en la Universidad Politécnica de Madrid y becaria Leonardo en 2019, anima a todas las jóvenes a seguir su vocación científica: “No dejen de ser curiosas y trabajen por lo que les apasione”.