Rollos de acero galvanizado en un almacén. Manufactura. Fábrica. Producción.
Nueva actualización de la base de datos de stock de capital

La inversión total en España supera los 300.000 millones de euros en 2024 y recupera, por primera vez, las cifras prepandemia

La inversión bruta total (pública y privada) creció en España en 2024 un 2,1% en términos reales, hasta alcanzar los 306.748 millones de euros, aumentando su volumen por cuarto año consecutivo. Por primera vez se recupera la cifra de inversión total en términos reales anterior al shock del Covid-19, aunque se observan diferencias por titularidad en este resultado. La inversión pública, impulsada por los recursos europeos aportados por los NGEU, ha registrado un crecimiento del 40% entre 2019 y 2024, alcanzando los 34.868 millones de euros y superando los niveles anteriores a la pandemia. En cambio, la inversión privada, que representa el 90% del total, pese a crecer un 1,7%, en términos reales en 2024, todavía no ha alcanzado la inversión real de 2019.

24 marzo, 2025

Monografía relacionada (versión preliminar)

El stock de capital en España y sus comunidades autónomas 1995-2024. Cambio en la inversión y en el aprovechamiento de la capacidad productiva

Base de datos

El stock del capital en España y su distribución territorial

Pese a los avances recientes, la inversión en infraestructuras no ha logrado remontar el desplome sufrido en 2010 con la Gran Recesión. Como consecuencia de su severidad, la inversión bruta en infraestructuras de uso público no cubre con frecuencia siquiera la depreciación y algunas dotaciones disponibles han visto reducido su valor. En este sentido, en el periodo analizado (1995-2024) destaca la caída de las inversiones en infraestructuras hidráulicas del 42%. Su peso en la inversión total en infraestructuras permanece estancado en valores próximos al 15%, a pesar de su importancia creciente para prevenir y paliar las consecuencias del cambio climático, en especial en las inundaciones catastróficas.

Son algunas de las conclusiones del informe El stock de capital en España y sus comunidades autónomas 1995-2024. Cambios en la inversión y en el aprovechamiento de la capacidad productiva, elaborado por el Ivie en colaboración con la Fundación BBVA y dirigido por los profesores e investigadores del Ivie Francisco Pérez, Matilde Mas y Juan Fernández de Guevara, en colaboración con los economistas Eva Benages, Juan Carlos Robledo y Ángel García, y que acompaña a la actualización de la base de datos El stock y los servicios de capital en España y su distribución territorial y sectorial, que contiene series homogéneas desde 1964 a 2024 y se ofrece de forma abierta y gratuita a los usuarios interesados.

En el informe, cuyas conclusiones se avanzan hoy, además de la evolución de la inversión en infraestructuras se incluye en esta ocasión, por primera vez, un análisis de la utilización de la capacidad productiva del capital disponible en España y se estima el porcentaje de las dotaciones (infraestructuras, construcciones, viviendas, equipos y otros activos) que no se utiliza al máximo de su capacidad y que, por lo tanto, no aporta valor a la economía española. Por ejemplo, una nave o local pueden estar vacíos, una empresa puede tener máquinas sin utilizar o que podrían ser aprovechadas al 100% añadiendo un turno de trabajo adicional, un aeropuerto puede operar un número de vuelos inferior al que es capaz de gestionar, etc. Según el análisis realizado, España solo activa el 81,8% de su capacidad instalada, una cifra inferior a la media de la EU-27, manteniendo sin utilizar casi la quinta parte del capital total acumulado. El estudio analiza un año más la trayectoria de la inversión y las dotaciones de capital público y privado, ofreciendo datos hasta 2024.

La inversión bruta recupera los niveles prepandemia

La inversión bruta en España creció un 2,1% en 2024 y, por primera vez, logra superar la cifra anterior a la pandemia en términos reales (0,6% superior). La inversión pública encabeza el crecimiento en 2024, al aumentar un 5,9% y situarse en 34.868 millones de euros, pero partiendo de niveles muy bajos tras los severos ajustes de este capítulo del gasto público. Por su parte, la privada, que representa el 90% del total, alcanza los 271.879 millones tras volver a crecer un 1,7%. Sin embargo, esta evolución positiva todavía no le permite alcanzar los datos de inversión prepandemia, ya que se sitúa todavía un 3,5% por debajo de la de 2019 en términos reales.

Frente al crecimiento de la inversión bruta, el esfuerzo inversor (la inversión total como porcentaje del producto interior bruto [PIB]) se redujo ligeramente en España hasta situarse en un 19,3% en 2024, un valor  todavía un 5% inferior al de 2019. El esfuerzo inversor en 2024 es menor que el de los años previos, en los que se superaba el 20% y era similar a la de las economías avanzadas.

Debilidad de la inversión en infraestructuras

El estudio dedica especial atención a la evolución de la inversión en infraestructuras de uso público, diferenciando por agentes inversores (públicos y privados) y tipos de activos. Como consecuencia de la presión para reducir el déficit público, la inversión en infraestructuras se desploma un 31,3% en 2010, y no se inicia la recuperación hasta 2021. Aunque el peso de los agentes privados (por ejemplo, ADIF, Puertos del Estado, sociedades concesionarias de autopistas de peaje, etc.) en la inversión total en infraestructuras casi se ha duplicado desde 1995, cuando solo suponían un 15%, hasta el 29% de 2024, la inversión pública lidera la recuperación en los años recientes gracias a la llegada de fondos europeos para impulsar las transiciones climática y digital. Pese a esto, las inversiones en infraestructuras se mantienen muy bajas todavía, en conjunto. Prueba de ello es que, en términos reales, siguen un 17,6% por debajo de su nivel de 1995 y un 63% por debajo de su máximo de 2009.

No obstante, la evolución es diferente según el tipo de infraestructura considerada. En cifras absolutas, la inversión en infraestructuras viarias (carreteras, etc.) cayó un 56,3% en términos reales entre 2010 y 2018, cuando comenzó a repuntar ligeramente (15,8% entre 2018 y 2024). En 2024 ha crecido solo un 0,7%, hasta los 5.071 millones de euros. Por su parte, la inversión en infraestructuras ferroviarias se eleva muy rápidamente hasta 2009, llegando a ser la más importante; a partir de entonces se reduce un 70%, para repuntar tras la pandemia un 35,7%. En 2024, las inversiones en infraestructuras ferroviarias alcanzaron los 4.322 millones, un 4,3% más que el año anterior. En cuanto a las infraestructuras urbanas, dependientes de las corporaciones locales, mantienen una tendencia creciente desde 2013, más acentuada tras la pandemia gracias a los fondos NGEU, y, en 2024, aumentaron un 9,2%.

Las infraestructuras viarias han sido las más importantes en el periodo analizado (1995-2024) y, aunque perdieron peso sobre el total entre 1995 y 2008 y cedieron su protagonismo a las infraestructuras ferroviarias, lo recuperaron más tarde y en 2024 concentran algo más del 30% de la inversión total en infraestructuras. Por su parte, las infraestructuras urbanas también han perdido peso en el total, alcanzando apenas el 10%, un porcentaje que superaban entre 1995 y 2009. Las infraestructuras portuarias se mueven en pesos entre el 5% y el 10%, similar a las aeroportuarias, aunque estas últimas, ligeramente por debajo.

El estudio destaca especialmente la situación de las infraestructuras hidráulicas, cuya inversión se redujo un 42% entre 1995 y 2024. Esta caída se concentró en el periodo 2009-2018, con un descenso  acumulado cercano al 75%. Desde entonces la inversión bruta en estas dotaciones, destinadas a la prevención de avenidas y a otras obras relacionados con el ciclo del agua, ha experimentado un repunte acumulado del 57,4% en términos reales. En 2024 ha experimentado un crecimiento del 2,4% hasta alcanzar los 2.695 millones de euros, aunque sigue un 42% por debajo del de 1995. Como consecuencia de los bajos niveles de la formación bruta de capital, el stock de infraestructuras hidráulicas es un 4,6% inferior a los niveles alcanzados antes de la Gran Recesión y su peso en el stock total de infraestructuras permanece estancado en el 15%.

La utilización de la capacidad productiva

La inversión de cada año permite, por un lado, mantener en buenas condiciones las dotaciones de infraestructuras y el resto de los capitales (maquinaria, naves, viviendas, equipo de transporte, etc.) ya existentes. Y por otro, aumentar el stock de capital con nuevas dotaciones cuando la inversión bruta supera a las amortizaciones del capital existente. Cuando las economías ya tienen mucho capital acumulado una parte muy importante de la inversión bruta total anual se destina a cubrir la depreciación, es decir, a mantener en condiciones adecuadas las dotaciones ya existentes. Como España cuenta con una economía muy capitalizada, el 75% de la inversión se dedica a reponer el consumo de capital fijo o depreciación, y solo la cuarta parte restante es inversión neta que hace crecer el stock. Cuando la inversión bruta no aumenta lo suficiente, el stock crece poco o incluso decrece.

El esfuerzo en inversión de 2024 ha permitido que el stock de capital en España aumentara un 1,4%, una cifra baja, pero positiva. El capital avanza lentamente desde la crisis inmobiliaria, pero sigue aumentando, situándose en 2024 un 27% por encima del de 2007.

Sin embargo, los servicios productivos que ofrecen los capitales a la economía no dependen solo del stock total de activos disponibles, sino también de la utilización que cada año se hace de ellos. El informe de 2024 de la Fundación BBVA y el Ivie estima por primera vez el grado de utilización efectiva de esas dotaciones para evaluar el aprovechamiento de su capacidad productiva. El porcentaje de utilización de la capacidad instalada en España oscila a lo largo del ciclo, y se situaba en el 81,8% en 2023, último año disponible de los datos de la Comisión Europea utilizados en la estimación. Eso significa que el restante 18,2% del stock de capital acumulado en nuestro país no se aprovecha para generar crecimiento económico. Una de las consecuencias del bajo aprovechamiento de los capitales es que su productividad se resiente y con ello también la PTF (productividad conjunta del capital y el trabajo).

En comparación con otras economías, el grado de utilización de los capitales acumulados tanto en las manufacturas como en los servicios está por debajo en España del correspondiente a la Unión Europea y a sus principales países. En España, el porcentaje del capital instalado de las manufacturas que no se aprovecha se sitúa en el 23,1%, frente al 19,5% de la media europea. Por su parte, el sector servicios en nuestro país muestra mayor grado de utilización de sus capitales que las actividades manufactureras, pero mantiene sin aprovechar el 12,7% del stock de capital, una cifra superior al 9,4% del conjunto de la EU-28.

Los autores señalan que “El menor grado de utilización del capital acumulado en España limita el aprovechamiento del esfuerzo inversor para crecer en productividad y en renta por habitante.  También es importante para avanzar en estas dos direcciones -destacan- que la composición de la inversión vaya cambiando, reduciendo el elevado peso tradicional de los activos inmobiliarios en beneficio de activos intensivos en tecnología y conocimiento, como los intangibles que ayudan a mejorar el aprovechamiento productivo de la totalidad de los capitales”.