Los 40 son los nuevos 30: redefiniendo la vejez en el siglo XXI
El 21 de marzo, Sergei Scherbov, director de Análisis Demográfico en el Centro Wittgenstein para la Demografía y el Capital Humano Global, en Viena, impartió la conferencia Reconsiderando el envejecimiento: ¿realmente los 40 son los nuevos 30?, dentro del ciclo Demography Today organizado por la Fundación BBVA y el CSIC, en la que propuso una actualización de los parámetros con los que se mide el envejecimiento.
22 marzo, 2017
El informe de la ONU ‘World Population Ageing 2015’ afirma que, entre 2015 y 2030, la población mundial de 60 años o más crecerá de 901 a 1.400 millones de personas, y que para 2050 habrá superado los 2.000 millones. Este tipo de estimaciones obligan a reflexionar sobre las implicaciones que el envejecimiento poblacional puede tener para las instituciones y las economías, la sostenibilidad fiscal de los sistemas de pensiones y el mantenimiento de los sistemas sanitarios.
Esta llamada de atención se basa en situar el comienzo de la vejez, y por lo tanto de la dependencia económica, en torno a los 60-65 años. Una convención establecida hace más de un siglo que, según afirma Scherbov, está desactualizada y debería complementarse con otras variables más decisivas que la edad cronológica. “El envejecimiento no es un proceso unidimensional, sino que tiene múltiples dimensiones y la edad cronológica es solo una de ellas”, afirma. “Dos mujeres de 60 años que viven en Japón y en Burkina Faso no tienen nada que ver la una con la otra. O una mujer española de esa edad en la actualidad, en comparación a otra que vivía en la España de hace cincuenta años”.
En 2010, Scherbov y Warren Sanderson propusieron en ‘Science’ el concepto de ‘edad prospectiva’, un nuevo enfoque para medir el envejecimiento de la población que toma en cuenta factores como las capacidades físicas y cognitivas o la esperanza de vida restante a una edad determinada. Con este último parámetro, una persona alcanza la vejez a la edad en la que su esperanza de vida restante es de 15 años o menos. “Hace unas décadas, los hombres españoles de 65 años tenían una esperanza de vida restante de 15. En la actualidad, ese umbral se ha extendido hasta los 23. Y, respondiendo a la pregunta que titula mi charla, la esperanza de vida restante de las mujeres españolas de 40 años es la misma que tenían las mujeres de 30 años en la década de los 60 del siglo pasado”.
Por ello, según Scherbov, personas que reúnan características personales equivalentes deberían considerarse de la misma edad, independientemente de la edad cronológica que tengan.
Redefinir el concepto de vejez, de forma que sea un umbral dinámico, está íntimamente relacionado con las previsiones del aumento de la dependencia: “Con el uso del enfoque de características personales, las previsiones a futuro de la tasa de dependencia incluso disminuyen para algunos países, por ejemplo en Europa occidental”, afirma el demógrafo. También influye en el cálculo de la edad de jubilación.
“Calcular la edad de jubilación en base a los cambios en la esperanza de vida aseguraría una contribución equilibrada a los sistemas de pensiones”.
Sergei Scherbov es director del Programa de Población Mundial del Instituto Internacional de Análisis Aplicado de Sistemas (IIASA), director de Análisis Demográfico en el Centro Wittgenstein para la Demografía y el Capital Humano Global, y director del Grupo de Investigación de Dinámicas y Pronóstico Poblacional del Instituto de Demografía de Viena, perteneciente a la Academia Austríaca de Ciencias.