ESENCIALES Nº 25: DIFERENCIAS REGIONALES EN PRODUCTIVIDAD Y COSTES LABORALES
Los costes laborales unitarios crecieron casi un 25% desde principios de siglo en España, que pierde así competitividad con respecto a la Unión Europea
Los costes laborales unitarios (CLU) son un indicador de la competitividad de una región que pone en relación costes salariales y productividad: cuanto más altos sean los CLU menos competitiva es esa región. En España, los costes laborales unitarios crecieron un 30% entre 2000 y 2009, empujados por el intenso crecimiento de los salarios que no fue compensado por un incremento de la productividad. 2009 supuso un punto de inflexión, ya que los CLU frenaron su crecimiento por la moderación salarial y una mejora de la productividad consecuencia de la intensa destrucción de empleo. Acumulado, en lo que llevamos de siglo, los CLU en España han aumentado un 24,7%, frente al 18,7% de media registrado en la UE, lo que supone una merma de nuestra competitividad. Aun así, en el caso español hay regiones, como Navarra o País Vasco, que demuestran que es posible una mejora de la competitividad en paralelo a un crecimiento de los salarios siempre y cuando vaya acompañado de mejoras en los niveles de productividad.
30 abril, 2018
La competitividad de las economías depende, entre otros factores, de la evolución de la productividad del trabajo y de los costes laborales. El coste laboral unitario (CLU) pone en relación ambas variables, ya que es el cociente entre los salarios pagados por hora trabajada (o coste laboral medio, CLM) y la productividad real por hora trabajada. Por tanto, si los salarios aumentan por encima de la productividad, se elevan los CLU y la competitividad se resiente. En este contexto, el Pacto por el Euro Plus de 2011 de la Unión Europea (UE) enfatiza la necesidad de que los salarios estén referenciados a la productividad, para mejorar la competitividad de la eurozona.
En España, los CLU crecieron con intensidad durante los primeros años del siglo alcanzando su punto máximo en 2009. En concreto, entre 2000 y 2009 los CLU crecieron un 30% acumulado, debido al elevado ritmo de avance de la remuneración por hora trabajada, que creció casi un 36%, y al escaso avance (6%) de la productividad, prácticamente estancada en el primer quinquenio. Sin embargo, a partir de 2009 y hasta el fin de la recesión, la productividad aceleró su crecimiento, a costa de la intensa destrucción de empleo, mientras se producía una moderación del crecimiento de los salarios. El efecto combinado de estas dos variables se ha traducido en una reducción acumulada de los CLU del -5,2% entre 2009 y 2017 y por tanto, en una mejora de la competitividad. En la UE, el perfil seguido por las tres variables fue significativamente distinto al de España. CLU y CLM crecieron sostenidamente en la etapa expansiva y también en los años de crisis económica y solo experimentaron una leve reducción en 2016, en plena recuperación económica, mientras que el avance de la productividad solo se vio truncado en los primeros años de la crisis. Los CLU en la UE crecieron un 18,7% acumulado entre 2000 y 2016, frente al 24,7% de España. Este mejor comportamiento tuvo su origen tanto en una mayor moderación salarial, ya que los CLM crecieron tres puntos porcentuales menos que en España (36,2% acumulado), como en las mayores ganancias de productividad (17,5%), tres puntos porcentuales más que en España.
El avance de los CLU ha sido un fenómeno generalizado en todas las regiones españolas, pero no se ha producido en todas ellas con la misma intensidad. Así, el crecimiento más intenso se produjo en los dos archipiélagos, Canarias (31,1%) y especialmente Baleares, donde el crecimiento acumulado (41,7%) casi duplicó al del conjunto de España, así como en Murcia (32,2%), Cantabria (32,2%) y Asturias (30,4%). Aunque todas las regiones, sin excepción, experimentaron avances en los CLU en el conjunto del periodo, únicamente un grupo reducido de regiones del centro-norte peninsular se mantuvieron no solo por debajo del crecimiento del conjunto de España, sino también del nivel medio de la UE: Castilla y León (18,7%), Extremadura (18,7%), Aragón (18,2%), Castilla-La Mancha (17,2%) y sobre todo Navarra (16,1%).
El crecimiento de los costes laborales unitarios en Baleares ha sido el más elevado de todas las CC. AA. desde el año 2000 y casi duplica la media nacional
En el periodo de fuerte crecimiento de los CLU, 2000-2009, las tres regiones que lideran el ranking —Baleares, Murcia y Canarias— combinaron fuertes crecimientos de los salarios por hora trabajada con caídas en la productivi-dad del trabajo.
A partir de 2009, en plena crisis económica, las ganan-cias de productividad, derivadas de la fuerte caída del empleo, y la contención del crecimiento de los salarios frenaron bruscamente el avance de los CLU. Todas las regiones recuperaron parte de la competitividad perdida en el periodo anterior. Las regiones que lograron reducir en mayor medida sus CLU fueron Castilla-La Mancha ( 6,2%), Aragón (-7,0%), Galicia (-7,3%), y especialmente Navarra (-8,3%) y Murcia (-8,9%).
Es fundamental que exista una correspondencia entre los salarios pagados y la productividad del trabajo. Es una correspondencia que en general se da en las regiones españolas. Así, las comunidades autónomas que pagan mayores salarios por hora trabajada son las que disfrutan de mayores niveles de productividad. País Vasco, Navarra y Madrid lideran el ranking de productividad en 2016, situándose un 18,6%, 12,8% y, 12,3%, respectivamente, por encima de la media nacional, y también son las que pagan los salarios más elevados: un 17,7%, un 9,1% y un 13,9% más altos que la media.
Sin embargo, lo que determina finalmente la competiti-vidad de una región en relación a España no es solo la posición relativa en términos de productividad o en términos de costes salariales, sino la distancia entre ambas. Así, si una región es más productiva que la media nacional pero al mismo tiempo soporta costes laborales muy superiores, esa ventaja inicial de productividad puede verse anulada. De igual forma, una región con menor productividad puede ser competitiva si ajusta sus costes laborales. Esto explica que de las tres regiones más productivas, solo Navarra se sitúe en el grupo de regiones con menores CLU, junto a La Rioja, la Comunitat Valenciana y Murcia. Estas tres regiones son las mejor posicionadas en CLU, un 3,5%, 4,0% y 4,3% por debajo de la media del conjunto de regiones, pese a tener niveles de productividad y salarios también inferiores a la media.
Navarra es la región que logra menores costes laborales unitarios con elevados niveles de productividad y salarios
En el lado opuesto se sitúan Extremadura, Cantabria y Asturias que aunque cuentan con salarios más bajos o en el entorno de la media nacional, comparativamente están mucho peor en términos de productividad, lo que se traduce en una clara desventaja desde el punto de vista de los CLU, situándose un 2,3%, 2,6% y 7,1% por encima de la media nacional, respectivamente.
En resumen, el fuerte crecimiento de los CLU a lo largo del siglo XXI ha afectado negativamente a la competitividad de la economía española. Si bien en los años de crisis ha mejorado la competitividad, todavía no se ha recuperado la brecha que se abrió con la UE en los años de expansión. En consecuencia, es necesario que en los próximos años las subidas salariales vayan acompasadas con la evolución de la productividad. Por tanto, la productividad es la variable que debe centrar las reformas estructurales y los esfuerzos de inversión en sus determinantes (I+D, educación, internacionalización, activos intangibles, funcionamiento del mercado de trabajo, tamaño empresarial, aumento de la competencia, etc.). Solo con ganancias de productividad es posible al mismo tiempo mejorar la competitividad y los salarios
Para ampliar esta información puede consultarse: Productividad. Una perspectiva internacional y sectorial (Fundación BBVA, 2010) y Crecimiento y competitividad (Fundación BBVA, 2014).