Ceremonia de entrega de la primera edición

Los Premios CSIC-Fundación BBVA reivindican la comunicación científica como herramienta clave para construir sociedades capaces de afrontar los grandes desafíos del mundo actual

La ceremonia de entrega de la edición inaugural de los Premios y Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica ha revindicado el papel imprescindible de la difusión del conocimiento para construir sociedades capaces de afrontar los principales desafíos del mundo actual. “Si queremos abordar con decisión y eficacia retos monumentales como los del cambio climático y la preservación de la biodiversidad, para los cuales no es verosímil dar en tiempos cortos con un fix científico-tecnológico análogo a la vacuna frente al SARS-CoV-2, necesitamos una sociedad con una cultura científica más amplia y estructurada que la existente hoy, capaz de trasladar sus preferencias en las urnas y otros mecanismos de participación y, también, a través de la conducta individual”, ha manifestado el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, en el discurso que ha pronunciado durante la ceremonia celebrada en la sede central del CSIC, en Madrid.

11 noviembre, 2021

Discurso

Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA

Discurso

Rosa Menéndez, presidenta del CSIC

Convocatoria

Premios CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica

Convocatoria

Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica

Catálogo

Premios y Ayudas CSIC – Fundación BBVA de Comunicación Científica

2021

En la categoría dirigida a periodistas especializados en comunicación científica, los ganadores en esta primera edición han sido el equipo fundador de Materia, la sección de Ciencia del diario El País, “por la extraordinaria calidad del periodismo científico que ejercen desde su fundación, que a lo largo de la última década les ha convertido en el referente mundial de la comunicación de la ciencia en español”, según el jurado. Los periodistas galardonados “han sabido combinar el rigor de las fuentes científicas más sólidas con un lenguaje accesible, atractivo e innovador, que aprovecha todo el potencial de las nuevas narrativas multimedia para llegar a grandes audiencias tanto en España como en todo el mundo hispanohablante”.

En la modalidad para investigadores que difunden conocimiento a la sociedad, el premio se ha otorgado a Alfredo Corell, José Antonio López Guerrero, Ignacio López-Goñi, Antoni Trilla y Margarita del Val, “por convertirse en la voz de la ciencia desde el inicio de la pandemia, transmitiendo el conocimiento científico sobre esta amenaza en un lenguaje accesible para el público general”, según el jurado. Frente a “la desinformación, los bulos y la manipulación”, los cinco investigadores galardonados “han atendido de manera incansable la demanda social de información científica fiable tanto sobre la naturaleza del coronavirus y sus modos de transmisión, como de las medidas preventivas necesarias para evitar su expansión, los posibles tratamientos y las vacunas”.

La importancia de fomentar la cultura científica

“Una razón de peso para fomentar la cultura científica es que, en sociedades con regímenes democráticos y pluralistas, la adopción de conductas positivas por cada individuo y la comunidad en su conjunto no puede estar basada única ni preferentemente en la coerción, sino en la incorporación voluntaria de pautas de comportamiento basadas en el mejor conocimiento validado”, ha explicado el director de la Fundación BBVA. “Las instituciones científicas, pero también los medios, tienen la responsabilidad de alimentar continuamente la cultura científica del ‘público’ en sus dos componentes esenciales, el cognitivo (el binomio ‘saber qué’, ‘saber cómo’, los resultados y la metódica de la ciencia) y el de las actitudes y los valores (la curiosidad, la disposición a revisar los propios errores y a tomar en consideración las objeciones y perspectivas de otros)”.

“Resulta paradójico y frustrante”, ha añadido Rafael Pardo, “que en un período como el actual, caracterizado por un flujo creciente de avances de la ciencia y la tecnología en extensión y profundidad, estemos asistiendo a asaltos recurrentes a dos pilares estructurales de nuestra evolución, la verdad (empírica) y la validez (formal), la correspondencia de las ideas con los ‘hechos’ o los datos y la coherencia formal o discursividad deductiva. La realimentación entre observar y razonar nos ha permitido alcanzar cotas de progreso impensables de otro modo, que debemos preservar en el siglo XXI”.

La presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, ha señalado por su parte que “la Ciencia es hoy, más que nunca, imprescindible para afrontar los retos globales que se presentan a nuestra sociedad: pandemias, cambio climático, conservación del patrimonio natural, sostenibilidad energética, digitalización; por mencionar algunos de ellos”. Precisamente por ello, la profesora Menéndez ha resaltado el papel crucial de los periodistas especializados en ciencia y los científicos divulgadores “para poner el conocimiento científico al servicio del progreso y el bienestar social”.

“La búsqueda del conocimiento”, ha concluido la presidenta del CSIC, “aun siendo un fin en sí mismo, sólo adquiere sentido cuando se hace público y es útil a la sociedad”.

Un programa para impulsar la difusión del conocimiento a la sociedad

En la ceremonia también se han entregado los diplomas de las primeras Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica a Lucía Casas, Leyre Flamarique y Ana Iglesias. La concesión de estas Ayudas les permite a estas tres jóvenes periodistas realizar estancias en institutos, laboratorios y centros del CSIC a lo largo de un año, para conocer de primera mano cómo se genera el conocimiento en distintas disciplinas, y fortalecer así su especialización en comunicación científica.

Tanto los dos Premios –dotados cada uno de ellos con 40.000 euros– como las tres Ayudas –de 35.000 euros cada una– forman parte del Programa de Impulso a la Comunicación Científica, creado a principios de este año por el CSIC y la Fundación BBVA con el objetivo de reconocer e incentivar el trabajo indispensable de los periodistas y comunicadores que informan de manera rigurosa y atractiva sobre los avances de la ciencia, así como mejorar la formación en este campo decisivo para la cultura científica de la sociedad.

La ciencia, “una escuela de tolerancia y humildad”

Los galardonados han destacado en sus intervenciones el papel imprescindible de la ciencia, y su difusión entre el público en general, para construir una sociedad mejor formada, más libre y menos manipulable. “Las sociedades dependen cada vez más de la ciencia y la tecnología; una ciudadanía que no tenga buena información científica estará a merced de avances que no puede comprender y en cuya orientación no podrá participar”, ha resaltado Patricia Fernández de Lis, redactora jefa de Materia.

“Estos galardones son un gran estímulo para los periodistas que nos dedicamos a la ciencia y para los científicos que quieren acercar su trabajo al público, cada vez más dependiente de la ciencia y la tecnología”, ha añadido.

La redactora jefa, que ha hablado en representación de toda la sección de Materia, también ha aludido al valor del buen periodismo, como disciplina que busca seleccionar la información relevante, y que comparte con la propia ciencia el nutrirse de espíritu crítico. “Solemos bromear con que durante la pandemia hemos trabajado más descartando informaciones sin contrastar que en publicar noticias, y buscando sinónimos de la palabra duda para los titulares. El problema es que la sociedad reclama respuestas claras a problemas complejos, como es la lucha contra un virus mortal. Y por eso es tan importante tener en la redacción un equipo fuerte y especializado, que explique por qué la ciencia no ofrece certezas. La ciencia es el mejor modo que tenemos para acercarnos al conocimiento del mundo, pero también nos enseña que es mucho lo que desconocemos, y que incluso lo que hoy parece una certeza puede no serlo mañana. Es una escuela de tolerancia y humildad”.

Contenidos “atractivos y entendibles sin ceder en rigor”

Los científicos premiados se han referido a su alta exposición mediática durante la pandemia, vivida a la vez como responsabilidad y reto, en un contexto en que la información validada ha convivido día a día con los bulos. Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid, reconoce que la demanda de los medios fue “un tsunami que se me vino encima”, pero del que salió victorioso creando un nuevo estilo de divulgación: “Pensé: ‘Alfredo, esto tendría que entenderlo tu madre si lo estuviese viendo’… y en pocos segundos usé una botella como célula, un minion (los pequeños personajes amarillos de las películas de animación de Universal Studios) como virus y una pinza de tender como anticuerpo neutralizante … y estas metáforas tridimensionales comenzaron a entrar en los platós de todas las cadenas de televisión”.

Corell siente que ha “descubierto un universo”, creando contenido que intenta ser “atractivo, entendible y sin ceder en rigor científico”. Agradece a los medios su apuesta “por la divulgación y la comunicación científica de calidad”, y les pide “que no deje de haber ciencia en televisión. La sociedad lo necesita y lo demanda, no hagamos de esto una moda pasajera”.

Información sólida “frente a la avalancha de bulos y falsedades”

Como especialista en epidemiologia y salud pública en el Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla sí estaba acostumbrado a la comunicación científica, pero admite que “nunca antes habíamos vivido una situación similar”. “Hemos sufrido una avalancha de información y desinformación, lo que la OMS ha denominado una infodemia. Hemos recibido una doble dosis de recuerdo de lo que significa la humildad, el saber reconocer nuestras limitaciones al tratar de explicar las incertidumbres que por naturaleza rodean a la ciencia y más aún en el contexto de una crisis sanitaria global. La respuesta ‘esto aún no lo sabemos’ ha sido una de las más frecuentemente empleadas”.

También Ignacio López Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra, ha resaltado la dificultad de combinar la demanda de respuestas con la falta de conocimiento sólido, una situación que ha crecido en terreno abonado para la desinformación: “Durante estos meses la sociedad reclamaba certezas, cuando todo han sido incertidumbres. En esta situación, la divulgación de la ciencia, el esfuerzo por hacer comprensible a la sociedad los avances científicos ha resultado fundamental. La ciencia no tiene todas las respuestas, pero solo la ciencia, el conocimiento, la cooperación y la solidaridad nos sacarán y acortarán los tiempos de esta pandemia. Solo juntos nos salvaremos”.

Divulgar para construir “una sociedad más libre”

José Antonio López Guerrero, profesor de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y director de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, ha destacado por su parte cómo el coronavirus SARS-CoV-2 “dejó al descubierto lo frágiles que somos como especie”, y la importancia de que la divulgación científica sea “algo inherente a la propia actividad investigadora”.

Finalmente, Margarita del Val, investigadora del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), ha declarado sentirse “la cara visible de otros científicos y científicas que también han contribuido mucho en la pandemia, pero que lo han hecho más silenciosamente”. Su objetivo como divulgadora ha sido “compartir qué es la ciencia, para que la conozcáis, la valoréis, la apoyéis. Una sociedad más informada y con más conocimiento es una sociedad más sólida y más libre”.

El compromiso con un oficio “de espíritu crítico”

Las beneficiarias de las primeras Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica han hablado en sus discursos de su compromiso con una profesión, el periodismo, que consideran especialmente necesaria ahora.

Ana Iglesias dedicará la beca a aprender a comunicar mejor sobre “el problema más grave” al que nos enfrentamos: la crisis ambiental global. “El periodismo climático, medioambiental, ecosocial, va a tener que estar ahí vigilando, narrando esa transición a un mundo más limpio y justo”, ha dicho. “Nos empujan al precipicio quienes han estado décadas negando interesadamente el cambio climático. La divulgación va a tener que poner en diálogo constantemente la ciencia con la política y con la economía”.

Lucía Casas ha celebrado que la ayuda “nos permite adentrarnos en el mundo de la investigación”, como lo haría un periodista de cualquier otra área: “a veces olvidamos que el periodismo es un oficio de calle y espíritu crítico, y que debemos tomarnos el tiempo necesario para tratar de comprender el mundo; la comunicación científica no puede ser menos”.

Leyre Flamarique ha valorado especialmente que la Ayuda ofrece “un proceso formativo que no sería posible de otra forma”, al “abrir las puertas, literalmente, de los laboratorios del CSIC”, y ha complementado el mensaje de sus colegas demandando espacio para la aportación de los jóvenes: “Falta de experiencia no es sinónimo ni de incapacidad ni de falta de profesionalidad; los y las jóvenes tenemos las virtudes de la pasión, la energía y el esfuerzo”.