Ceremonia de entrega de la segunda edición
Los Premios CSIC-Fundación BBVA reivindican el valor de la comunicación científica para ampliar las oportunidades de la sociedad y orientar la toma de decisiones ante los grandes retos del presente
La ceremonia de entrega de la segunda edición de los Premios y Ayudas CSIC-Fundación BBVA ha revindicado el valor de la comunicación científica para orientar la toma de decisiones de la sociedad ante los grandes retos del mundo actual. “La cultura científica no solo amplía las oportunidades individuales, sino también las colectivas, siendo la envolvente o el fundamento estructural de nuestras instituciones y nuestra interacción social”, ha manifestado el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, en el discurso que ha pronunciado durante la ceremonia celebrada este pasado lunes en el Salón de Actos de la sede central del CSIC, en Madrid.
7 noviembre, 2023
En la categoría dirigida a periodistas especializados en comunicación científica, el premio se ha otorgado a la Agencia SINC por “una excepcional trayectoria de 15 años” en la que han impulsado “el periodismo científico de calidad, combinando siempre las fuentes más solventes con narrativas atractivas y accesibles para el público general”, según el acta del jurado.
En la categoría de investigadores que contribuyen a la difusión del conocimiento a la sociedad, el galardón ha reconocido, ex aequo, dos contribuciones fundamentales en el ámbito de la comunicación científica: “el trabajo ejemplar realizado en el contexto de una emergencia” por los investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) que se volcaron en informar a la sociedad sobre la erupción volcánica en La Palma; y “una larga trayectoria de dedicación sostenida a la difusión del conocimiento”, representada por el astrónomo y divulgador Rafael Bachiller.
“En España tenemos una comunidad científica que, quizás, por haberlo tenido más difícil que en otras sociedades de nuestro entorno ha entendido muy bien la importancia de combinar el trabajo del laboratorio o de la mesa con la proyección del conocimiento a la sociedad”, ha señalado el director de la Fundación BBVA. “Tenemos también a excelentes profesionales del periodismo que han sabido ganar espacios y respetabilidad en los medios y el aprecio de la sociedad. Unos y otros están hoy aquí muy bien representados”.
“No solo es imprescindible –porque así lo demanda el público– el contar con secciones de ciencia en los principales medios, incluyendo medio ambiente, salud y tecnología, o, en su defecto, con información continuada sobre esos dominios de la ciencia”, ha recalcado Rafael Pardo. “Se requiere también integrar el conocimiento científico (de la naturaleza, la vida y la sociedad) en las secciones de economía e incluso en la de política (al menos cuando la política versa sobre policies)”.
La presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, ha argumentado por su parte que, frente al auge de fenómenos como la desinformación y las fake news, “rebatir a los negacionistas mediante la comunicación científica es posible y constituye una de las pocas posibilidades para no sucumbir a la superstición, la ignorancia y la propaganda. La ciencia y la comunicación de la ciencia nos sitúan ante una nueva posibilidad de entrar en una Era de la Razón, una nueva Ilustración”.
Por ello, Eloísa del Pino ha concluido que “entender y practicar una comunicación científica veraz y honesta puede contribuir a mejorar los resultados y eficacia de nuestra democracia”, agregando que “reconocer este esfuerzo por realizar una comunicación precisa, comprensible y íntegra es justo lo que hacen los Premios CSIC-Fundación BBVA de comunicación científica”.
En la ceremonia también se han entregado los diplomas de la segunda edición de las Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica a Jon Gurutz Arranz y Iole Ferrara. La concesión de estas Ayudas les está permitiendo a estos dos jóvenes periodistas realizar estancias en institutos, laboratorios y centros del CSIC a lo largo de un año, para conocer de primera mano cómo se genera el conocimiento en distintas disciplinas, y fortalecer así su especialización en comunicación científica.
Tanto los dos Premios –dotados cada uno de ellos con 40.000 euros– como las dos Ayudas –de 35.000 euros cada una– forman parte del Programa de Impulso a la Comunicación Científica, creado en 2021 por el CSIC y la Fundación BBVA con el objetivo de reconocer e incentivar el trabajo indispensable de los periodistas y comunicadores que informan de manera rigurosa y atractiva sobre los avances de la ciencia, así como mejorar la formación en este campo decisivo para la cultura científica de la sociedad.
SINC: una “caja de resonancia” entre los laboratorios y la sociedad
La redactora jefa de SINC, Eva Rodríguez, ha recordado cómo hace 15 años, el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología decidieron impulsar “una apuesta clara” por la comunicación científica en nuestro país, mediante la creación de “una agencia de noticias pública en español que promoviese una mayor presencia de las noticias de ciencia en los medios”. En sus inicios, Rodríguez ha reconocido que sus expectativas sobre el impacto de la agencia eran relativamente modestas: “aspirábamos a que nuestros reportajes y artículos se republicasen en medios locales, regionales y autonómicos”. Sin embargo, tal y como ha reconocido el jurado que les ha concedido el premio, SINC se ha convertido hoy en “un medio de comunicación con voz propia, ofreciendo reportajes, entrevistas y análisis con enfoques originales”, y su trabajo ha logrado alcanzar a un público masivo, tanto en España como en Latinoamérica. “No imaginábamos alcanzar la proyección que tenemos ahora”, ha admitido la redactora jefa de SINC, quien ha recibido el galardón junto a sus compañeros Verónica Fuentes, Ana Hernando y Enrique Sacristán.
Rodríguez se ha referido también a la “perplejidad” que provocó la creación de SINC cuando poco después de su fundación se presentó el proyecto en universidades y centros de investigación, que no comprendían el hecho de que, sin ser un departamento de prensa, quisieran ayudar a los científicos a difundir su trabajo y además ofrecieran sus contenidos de manera gratuita, a través de la licencia Creative Commons, para que los medios los republicasen. “Entonces no había nada parecido”, ha señalado, “pero poco a poco logramos convertirnos en aquello que pretendíamos: una caja de resonancia entre lo que ocurría en los laboratorios y la sociedad”.
Aunque la misión inicial de SINC era fundamentalmente proporcionar noticias científicas a los medios de comunicación, pronto lograron captar el interés directo del público general a través de un uso tan innovador como eficaz de las redes sociales y las herramientas multimedia. El amplio impacto que han logrado les ha proporcionado, según Rodríguez, una de sus mayores satisfacciones profesionales: “recibir noticias de científicos a los que hemos ayudado de algún modo con nuestro trabajo a que les contactasen desde centros de investigación internacionales para colaborar, que les encargasen libros de divulgación tras haber leído noticias que publicamos sobre sus estudios o que, a través del periodismo, se reconociese su labor y aportación a la sociedad”.
Ahora, la redactora jefa de SINC ha explicado que su siguiente gran reto es seguir innovando con iniciativas periodísticas que trasciendan todavía más las fronteras españolas y pongan un enfoque especial en lo que sucede en los países de Iberoamérica. “Nuestro leitmotiv”, ha concluido, “era y sigue siendo ser un servicio público y que la gente conozca la aportación de la ciencia al conocimiento de lo que nos rodea y a nuestras vidas”.
Cronistas de una erupción: el desafío de narrar el estallido de un volcán
Los 16 investigadores y comunicadores que se volcaron en la tarea de informar, prácticamente en directo, sobre la erupción del volcán de La Palma en 2021 afrontaron “un desafío sin precedentes”, según ha recordado en su discurso Elisabeth Díaz Losada, responsable de cultura científica del IGME. “No solo teníamos que traducir el lenguaje científico a un formato comprensible para el público general, sino que también debíamos hacerlo en tiempo real, adaptándonos a las situaciones cambiantes y proporcionando información actualizada constantemente. Sabíamos que nuestra labor era crucial para calmar el pánico y ayudar a las autoridades a tomar decisiones acertadas”, ha detallado.
Tan solo una hora después del inicio de la erupción, el equipo galardonado se puso manos a la obra y plasmó la información oficial disponible en aquel momento en una página web que irían actualizando de manera constante, trabajando desde Canarias y también desde Madrid para incluir todas las novedades relevantes. En los tres meses que duró la erupción, la web acumuló más de dos millones de visitas. Además, desde el primer momento, los llamados Cronistas de una erupción publicaron vídeos grabados sobre el terreno o resúmenes de vuelos de dron que incluían explicaciones de los acontecimientos. Estos vídeos constituyeron un apoyo fundamental para los medios de comunicación nacionales e internacionales, y también para los servicios de emergencias a la hora de diseñar medidas de autoprotección y de protección civil.
“Nuestra principal preocupación siempre fue la seguridad de la población y, por supuesto, el suministro de información precisa y confiable en el menor tiempo posible, así que fuimos todos al unísono”, ha resaltado Díaz.
Además, la responsable de cultura científica del IGME ha señalado cómo este trabajo de divulgación, debido al “inevitable magnetismo y de miedo visceral que suscita un volcán”, logró incrementar la cultura científica geológica de la sociedad. “La gente aprendió que además de echar lava, los volcanes emiten gases tóxicos y cenizas que no conviene respirar y que las erupciones son fuente de nutrientes para el suelo, entre otras cuestiones. Es decir, aprendió y asimiló conceptos geológicos antes absolutamente ajenos a ellas y esperamos que aprendieran que, como todo en la vida, los volcanes tienen sus luces y sus sombras y para convivir en equilibrio con ellos hay que aceptarlas y adaptarse con conocimiento”.
Por todo ello, Díaz ha expresado su confianza en que el trabajo galardonado de los Cronistas haya servido para mostrar que “la geología está directamente relacionada con el bienestar y el buen funcionamiento de la sociedad” y que “sin nuestra disciplina, convivir con los peligros geológicos es mucho más complicado y arriesgado”.
“Este reconocimiento”, ha concluido, “nos impulsa a seguir adelante con esta labor. Tenemos el firme convencimiento de que la comunicación científica es esencial para construir sociedades informadas, menos manipulables y más libres”.
Rafael Bachiller: la fascinación por explorar y relatar “las maravillas del cosmos”
La comunicación, ha manifestado Rafael Bachiller tras recibir su premio, es “lo que permite hacer de la ciencia un infinito hilo de Ariadna que, extendiéndose a través de los siglos y de las civilizaciones, hace posible que cada generación vaya construyendo más ciencia sobre los resultados que le comunicó su generación predecesora”. Para el astrónomo y divulgador galardonado, “particularmente importante es la comunicación a la sociedad en general, que tiene derecho a saber en qué gastamos los científicos los fondos que nos confían cuando pagan sus impuestos”. Desde esta óptica, el director del Observatorio Astronómico Nacional y el Real Observatorio de Madrid (IGN) ha dedicado buena parte de su carrera a la difusión del conocimiento, “no solo de su propio campo de especialización, sino de la cultura científica en general”, tal y como ha resaltado el jurado que le ha otorgado el Premio CSIC-Fundación BBVA.
Para poner en valor la importancia de la comunicación científica en nuestra sociedad, Bachiller ha citado en su discurso los resultados de un reciente estudio de opinión pública realizado por la Fundación BBVA, que comprobó cómo “el español tiene hoy más interés y más respeto por los resultados científicos que nuestros vecinos europeos”. Sin embargo, el astrónomo ha resaltado que el mismo estudio “nos revelaba que este interés no va acompañado por unos conocimientos mínimos indispensables: una buena proporción de españoles sigue confundiendo virus con bacterias, otros piensan que el agujero de ozono es lo que crea el cambio climático, etc. Por eso la comunicación científica es tan importante en nuestro país y unos premios que, como estos, vienen a estimular la comunicación, son sumamente oportunos”.
Bachiller es un destacado investigador en los campos de la astronomía y la astrofísica, que ha publicado más de 350 artículos científicos en revistas especializadas de referencia, principalmente sobre su área de especialización: la formación de estrellas de tipo solar. Pero, además, siempre ha considerado que la difusión del conocimiento a la sociedad es “una obligación del mundo científico”. Por ello, a lo largo de los últimos 15 años, también ha dedicado un gran esfuerzo a acercar la astronomía al público general, principalmente a través de las innovadoras secciones multimedia que creó en la web del diario El Mundo, así como las Tribunas de Opinión del mismo periódico en las que aborda no solo temas de su propio campo de especialización, sino de la actualidad científica e informativa en general, desde la crisis ambiental y los debates en el terreno de la bioética hasta los riesgos de la inteligencia artificial.
“A los astrónomos”, ha declarado Bachiller, “nos entusiasma relatar las maravillas del cosmos a todo el mundo, y a todo el mundo le gusta sentirse fascinado. De hecho, esa fascinación por las maravillas de la naturaleza es la semilla de la ciencia.”
“A mí también me encanta compartir los resultados científicos, me encanta recordar el lugar que ocupa el ser humano en este cosmos tan vasto, tan complejo y tan antiguo, un lugar que puede parecer modesto, pero que puede ser considerado grandioso al constatar que somos capaces de pensar y explicar al menos una parte de los misterios de este gran universo”, ha concluido.
El “papel crucial” del periodismo científico frente a los bulos y la desinformación
En sus intervenciones durante la ceremonia, los dos beneficiarios de las Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica han resaltado su compromiso con el periodismo especializado en ciencia, que consideran especialmente necesario en el contexto actual, tras el surgimiento de corrientes irracionales de negacionismo que ponen en duda los resultados de la investigación.
“Desde la pandemia de covid-19 ha quedado claro que el papel de la comunicación científica puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Ahora estamos en un momento extraño, donde parece que la gente empieza a desconfiar de las instituciones, incluso del conocimiento científico. Por ello, creo que es un buen momento para intentar mejorar esa correa de transmisión de la información”, ha afirmado Jon Gurutz Arranz. Este joven periodista –licenciado en Humanidades y Comunicación por la Universidad de Deusto y máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona– ha iniciado su itinerario formativo en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales, y continuará posteriormente en el Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos y el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas. “La Ayuda es una oportunidad única para conocer el CSIC por dentro y todo un espaldarazo a seguir el camino que tomé hace ya años decantándome por la especialización en el área de la comunicación y el periodismo científico”.
Por su parte, Iole Ferrara –doctora en biología molecular por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona– ha señalado que “el conocimiento científico puede ayudar a la sociedad a huir de la desinformación, a defenderse de bulos, y a desarrollar pensamiento crítico, lo cual se traduce, en conjunto, en mejorar la calidad de vida de las personas”. Por ello, “las comunicadoras y comunicadores científicos tenemos un papel crucial, ya que nuestra tarea es crear puentes entre quienes hacen ciencia y el resto de la sociedad, haciendo que la ciencia sea accesible, interesante y también atractiva para todo el mundo”, ha añadido Ferrara, cuyo itinerario formativo ha empezado en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas y posteriormente continuará en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria Alimentaria, el Instituto de Neurociencias de Alicante y finalmente el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. “El periodismo científico y en general la comunicación y divulgación de la ciencia siguen siendo unas salidas profesionales muy complicadas, y estoy segura de que recibir la Ayuda y desarrollar las actividades del programa formativo me ayudará a impulsar mi carrera profesional en este ámbito”, ha concluido.