La renta de los mayores de 65 años españoles es un 6,4% superior a la europea y la ventaja se amplía cuando aumenta su nivel de formación
Las personas de 55 y más años representan el 34,6% de la población española, un porcentaje que se elevará hasta el 43,3% en 2070. El envejecimiento poblacional es, por tanto, uno de los mayores retos de la sociedad contemporánea, que ha visto aumentar la esperanza de vida en 9,6 años desde la década de los 70 del siglo pasado hasta situarse en los 83,2 años de edad. Las condiciones en las que afrontan los mayores esos últimos 30 años de vida dependen de muchos factores, siendo la formación uno de los más importantes, según se desprende de la monografía Formación, transición digital y calidad de vida de los mayores en España, publicada por la Fundación BBVA y el Ivie.
16 abril, 2025
En general, los mayores más formados participan más en el mercado de trabajo, son más empleables y productivos, encuentran más fácilmente un puesto de trabajo, su empleo es de más calidad, está más ajustado a su formación y conlleva un mejor salario. Además, tienen mejor estado de salud, se caracterizan por una mayor participación cultural y política, aprovechan más y mejor la tecnología, se sienten menos solos, interactúan más con amigos y familiares y, en definitiva, se sienten más felices. Finalmente, disfrutan de rentas más elevadas, están menos expuestos al riesgo de pobreza o exclusión social, se enfrentan a menos carencias económicas y poseen más riqueza neta y mayor seguridad económica respecto a posibles eventualidades adversas.
En conjunto, la renta relativa de las personas españolas mayores de 65 años (teniendo en cuenta el nivel de precios de cada país – euros PPS) es un 6,4% superior a la mediana de las personas de más edad de la UE. La ventaja en renta se eleva hasta el 26% en el caso de los mayores con estudios medios y al 18% para los que cuentan con formación superior. Sin embargo, en el caso de los menores de esa edad ocurre lo contrario, la renta española mediana es, a igualdad de nivel educativo, un 7,3% más baja que la de EU-27. Se utiliza la mediana, es decir, el valor central en la lista ordenada de la renta de cada país europeo para evitar el efecto de los extremos. Para medir la desigualdad económica se prefiere la mediana frente a la media porque representa justo el valor central de un conjunto ordenado y no se ve afectada por valores extremos atípicos, como sucede con la media, que pueden dar una imagen menos representativa de la situación típica de la población considerada.
Renta mediana de la población por grupo de edad y nivel de estudios. España y EU-27. 2023 (euros PPS)
Nota: estudios básicos (hasta secundaria obligatoria), estudios medios (secundaria
posobligatoria y equivalentes), estudios superiores (formación profesional de grado
superior y estudios universitarios).
Fuente: Eurostat (European Union Statistics on Income and Living Conditions
(EU-SILC)) y elaboración propia.
El estudio, dirigido por los investigadores del Ivie Lorenzo Serrano y Ángel Soler, con el apoyo de las economistas del Instituto Laura Hernández, Jimena Salamanca e Irene Zaera, también encuentra dentro de nuestro país mejores condiciones económicas en el colectivo de mayores que, de media, en el resto de la población. Los hogares mayores son los que cuentan con más riqueza neta, ya que crece progresivamente desde los 76.000 euros para los hogares cuyo cabeza de familia tiene entre 35 y 44 años, alcanza su máximo de 226.000 euros para el grupo de 65 a 74 años y se mantiene en niveles próximos (221.000 euros), en el caso de los mayores de 75 años. El 30,5% de los mayores de 65 años tiene rentas al menos un 30% superiores a la mediana. Además, mientras que el 23,2% del grupo de personas entre 18 y 64 años tiene dificultades para llegar a final de mes, en el caso de los mayores de 65 ese porcentaje se reduce al 15,9%.
Por otra parte, aunque el grado de desigualdad entre los mayores es notable, es más moderado que entre los más jóvenes. La renta disponible del 20% de los mayores más ricos es 5 veces la del 20% más pobre, mientras que esta ratio es 5,6 para el resto.
Diferencias entre las personas mayores marcadas por el nivel de formación
Sin embargo, dentro del grupo de mayores, que la monografía analiza por franjas de edad desde los 55 años, existen grandes diferencias. El nivel educativo es el factor principal que incide en esa desigualdad que se aprecia en las condiciones de vida dentro del grupo de mayores, según las conclusiones del estudio. La renta mediana de los mayores de 65 años crece con fuerza con la formación, pasando de los 16.807 euros PPS de los que solo tienen estudios básicos a 23.134 euros PPS, un 37,6% más, de los que tienen estudios medios, hasta los 30.864 euros, un 83,6% más, de los que cuentan con formación superior. La riqueza neta de los hogares también varía en función de los niveles educativos. Tomando como ejemplo los 226.000 euros de riqueza mediana para la cohorte de personas entre 65 y 74 años, el indicador cae a 140.000 euros para ese grupo de edad, pero con estudios solo básicos, mientras que se eleva a 243.000 para los mayores con estudios medios y a 503.000 para los que cuentan con estudios superiores.
Las diferencias no se observan únicamente en las condiciones económicas, ya que la formación también incide en las condiciones de salud y bienestar emocional de las personas mayores. En general, España se sitúa en una posición relativamente favorable en cuanto al número de años que las personas viven sin discapacidad a partir de los 65 años (10,5, frente a los 9,7 de media de la UE). Sin embargo, el subgrupo con educación superior mejora los resultados en salud. Por ejemplo, los mayores más formados muestran 9 puntos porcentuales menos de sobrepeso y obesidad y practican más deporte que el grupo de mayores con educación básica e inferior.
Salud de la población según nivel educativo. España, 2020
Sobrepeso y obesidad (IMC>=25 kg/m2)(porcentaje de población) | Tiempo medio semanal de ejercicio físico (minutos) | |
---|---|---|
De 65 años y más | 61,7 | 321 |
Educación hasta primaria | 63,6 | 309 |
Educación secundaria | 58,4 | 323 |
Educación superior | 54,1 | 361 |
Total población mayor de 16 años | 51,4 | 277 |
Educación hasta primaria | 59,5 | 282 |
Educación secundaria | 47,6 | 280 |
Educación superior | 41,5 | 271 |
Además, los problemas de movilidad y las dificultades para realizar los cuidados personales se concentran en los mayores con menor nivel educativo. El 56% de las personas de 55 y más años que tienen, como mucho, estudios primarios sufre problemas de movilidad y el 25,6%, dificultades para el cuidado personal, frente al 25,6% y el 6,2%, respectivamente, en el caso de las personas en esta franja de edad con educación superior. Las enfermedades crónicas también registran una prevalencia más alta entre aquellos mayores con menor nivel educativo.
Movilidad y cuidado personal de los mayores de 55 años por nivel de formación, 2022 (porcentaje)
La mejora en los niveles de formación de los mayores propicia la reducción de sus problemas de salud, disminuyendo la presión sobre el sistema público de salud. El estudio estima que las mejoras previstas en la formación de los mayores pueden derivar en 2055 en una reducción de la población con problemas de movilidad de más de 1,4 millones de personas y en más de 1,1 millones en el caso de las que sufren dificultades para el cuidado personal respecto a un escenario sin cambios en los niveles de formación de los mayores.
Por otro lado, las personas mayores más formadas expresan también un mayor bienestar emocional, profundamente ligado a las relaciones sociales y al contacto con familiares y amigos. El 8,8% de las personas de 55 y más años con estudios hasta primaria declaran sentirse excluidos de la sociedad, porcentaje que duplica el 4% de los mayores con estudios superiores que sienten lo mismo. Los mayores más formados tienden a mantener un contacto más frecuente con amigos y familiares y muestran mayor capacidad para pedir ayuda en caso de necesidad. En cuanto al problema de la soledad, el 32,4% de los mayores con formación básica declara sentirse solo alguna vez o la mayor parte del tiempo, mientras que en el caso de los mayores con formación superior ese porcentaje baja hasta el 21,5%.
Integración y exclusión de las personas de 55 años y más según el nivel educativo. España. 2022 (porcentaje)
Fuente: INE (Encuesta de Condiciones de vida, microdatos) y elaboración propia
Por último, los mayores con más formación experimentan un envejecimiento más activo. Las personas mayores con estudios superiores tienden a practicar más actividad física y deportiva. También participan más habitualmente en actividades culturales y muestran más compromiso social a través de actividades de voluntariado, participación política y preocupación por la protección del medio ambiente.
Empleabilidad
El proceso de envejecimiento demográfico en España tiene su reflejo en el ámbito laboral con una participación activa de los mayores muy heterogénea en función del nivel de estudios completados. Las tasas de actividad de los mayores de 55 años oscilan entre el 7,5% de los que solo completaron la primaria y el 47,5% de los que cuentan con estudios superiores. Por tanto, la formación contribuye también a prolongar la vida activa de los mayores. Sin embargo, si nos comparamos con la UE, la participación en el ámbito laboral de los mayores españoles es menor, ya que la tasa global de actividad de los mayores de 65 años en España es del 3,7%, poco más de la mitad de la media europea (6,6%).
En este sentido, el estudio alerta de la elevada cifra de mayores que ni estudia ni trabaja en España. Habitualmente se señala el porcentaje de ninis entre los jóvenes, que alcanza el 16,1% en la franja de edad entre los 25 a 34 años. Sin embargo, el peso de los ninis se eleva hasta el 38,1% entre las personas de 55 a 64 años, edades previas a la habitual de jubilación, y al 90,4% en el caso de los mayores entre 65 y 74 años. Según los autores del estudio, unas pensiones relativamente generosas respecto al salario, con una pensión mediana próxima al 80% del salario mediano de los mayores en España frente a menos del 60% para la media EU-27, y el todavía escaso recurso al empleo parcial, 11,6% del empleo de los mayores en España frente al 23,9% medio de la EU-27, frenan la tasa de actividad de los mayores.
En general, la situación laboral es más favorable para los mayores que para los jóvenes con el mismo nivel de estudios. El 90% de los mayores ocupados con formación universitaria tiene empleo indefinido, casi 20 puntos más que los mayores ocupados solo con educación primaria. Además, a igualdad de nivel de estudios, el salario de los mayores es un 11,9% más elevado que el de los trabajadores de 25 a 54 años, y la diferencia crece hasta el 25% para los titulados superiores.
Tasa de actividad y peso de los asalariados con contrato indefinido permanente. Personas de 55 y más años. España, 2023 (porcentaje)
Frente a las cifras que muestran ventajas laborales generales de los mayores, el estudio también plantea las dificultades que pueden encontrar las personas que pierden su trabajo en la recta final de su vida laboral y tienen que volver a incorporarse al mercado laboral. Los mayores de 55 años concentran el 45% de los casos de desempleo de larga duración (superior a dos años). Además, cuando consiguen nuevos empleos estos son de menor calidad que los de los mayores que han mantenido su empleo y peores también que los de los jóvenes que se acaban de incorporar al mercado de trabajo. El estudio detecta también un menor interés de las empresas por formar a sus empleados mayores, ya que financian el 59% de las actividades de formación en el caso de los trabajadores entre 25 y 54 años, pero solo el 49,8% de las que realizan los empleados entre 55 y 69 años.
Digitalización de los mayores
La falta de competencias digitales es uno de los factores que limitan la empleabilidad de los mayores, pero también sus posibilidades vitales y de relaciones sociales. Apenas un 18,8% de los mayores de 55 años tiene un nivel básico y solo un 16,3% un nivel avanzado en competencias digitales. Nuevamente la formación es un factor que reduce la brecha, ya que en el caso de los mayores con un grado universitario análogo a diplomaturas o licenciaturas esos porcentajes crecen hasta el 26,9% y el 36,7%, respectivamente.
En cualquier caso, una parte de la población mayor está tratando de mejorar sus competencias digitales a través de actividades de educación no formal, ya que, en 2022, los mayores de 55 años participaron en más 725.000 actividades destinadas a adquirir competencias digitales, lo que supone un 11% de todo su esfuerzo formativo.
De hecho, el estudio destaca la importancia creciente del colectivo de mayores en términos de demanda para el sistema educativo, tanto en la formación no formal como en la formal. En el primer caso, los mayores representan ya el 19,4% del total de formados, tras multiplicarse su peso por dos en los últimos 15 años. En el caso de la educación formal, la educación superior es el ámbito en el que se observa una mayor participación de los mayores, con un peso en la matrícula en formación superior, que ha pasado del 0,8% de 2015 al 1,4% actual, una tendencia que continuará cobrando fuerza en el futuro impulsada por el envejecimiento de la población.
Aunque en conjunto la población mayor se forma menos que los más jóvenes, en 2022, el 30,4% de las personas entre 55 a 69 años ya realizó algún tipo de educación formal o no formal.
La mayor esperanza de vida de las mujeres -viven 5,4 años más de media que los hombres- hace que sean mayoría entre la población mayor. Las mujeres suponen el 53,3% de las personas mayores de 55 años y el 60% de la población de 75 y más años. Las diferencias en el acceso a la educación existentes en el pasado condicionan su situación actual y, en el ámbito laboral, la tasa de actividad de las mujeres entre 55 y 64 años es 11,9 puntos porcentuales más baja que la de los hombres. En cualquier caso, las tendencias que se observan entre la población joven permiten anticipar sustanciales avances en la reducción de las diferencias de género de la población mayor futura. Actualmente, a igualdad del resto de circunstancias, la probabilidad de contar con estudios posobligatorios o superiores de las mujeres mayores es 2 puntos menos que la de los hombres. Sin embargo, en las nuevas generaciones esa tendencia se invierte y son las mujeres jóvenes las que tienen 9,2 puntos más de probabilidad de completar la educación superior que los hombres jóvenes.
El estudio evidencia el papel positivo de la formación en la vida de los mayores, pero refleja asimismo la situación más desfavorable en todos los ámbitos para las personas mayores con menores niveles de formación. Esto plantea la necesidad de desarrollar políticas orientadas a esos grupos, algo que requiere el esfuerzo colectivo de administraciones públicas, empresas, instituciones educativas y tercer sector, así como de los propios mayores, adoptando hábitos saludables de vida, formándose y manteniéndose activos social y laboralmente.
Puede acceder a la monografía Formación, transición digital y calidad de vida de los mayores en España en este enlace.