Registra el léxico utilizado en España desde 1950, a partir de unos tres mil libros y quinientas publicaciones periódicas
La Fundación BBVA presenta la tercera edición del ‘Diccionario del español actual’ de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos en una versión digital aumentada y puesta al día con varios niveles de consulta
Esta nueva edición del Diccionario del español actual parte de la publicada en 1999 y continúa la labor del equipo dirigido inicialmente por Manuel Seco; en la presente edición, como en la anterior (2011), bajo dirección de Olimpia Andrés y supervisión editorial digital de Carlos Domínguez. Además de ampliar la anterior en más de 8.000 lemas, está digitalizada y se ofrece online de manera gratuita en la web de la Fundación BBVA, permitiendo al usuario distintos niveles de profundidad: puede realizar una visualización simple, propia de los diccionarios habituales, o una avanzada, que muestra información sobre las funciones gramaticales de los distintos elementos de la definición y los textos en que se basa.
3 agosto, 2023
Ya se encuentra disponible la tercera edición del Diccionario del español actual, obra de referencia en la lexicografía del castellano que el académico Manuel Seco proyectó a finales de los años sesenta del pasado siglo. Esta obra ha supuesto un gran avance en el campo de la lexicografía, ya que es el primer diccionario que ofrece un inventario léxico sistemático y riguroso del idioma, así como información sobre el funcionamiento gramatical de cada palabra con ejemplos reales de uso.
Casi en el arranque del trabajo conducente a la construcción del diccionario, Manuel Seco contó con la colaboración de la lexicógrafa Olimpia Andrés, que fue directora de la publicación en su segunda edición (2011) y lo es también en esta tercera en versión digital. A su vez, la tarea de documentación de Gabino Ramos, el tercero de los autores de la obra desde sus inicios, ha sido fundamental. En las tres ediciones han trabajado los tres autores, Gabino Ramos y Olimpia Andrés hasta el momento de su publicación, y Manuel Seco hasta que razones de salud se lo impidieran (2017). El trabajo de digitalización realizado por la Fundación BBVA ha contado con la supervisión de Carlos Domínguez, que se ha encargado de diseñar y coordinar la conversión de la información del diccionario en papel a su actual versión electrónica.
El Diccionario, en esta tercera edición, registra el léxico documentado en España durante los últimos setenta y tres años (desde 1950), más de ochenta y tres mil lemas recogidos en un corpus de unos tres mil libros y quinientas publicaciones periódicas.
La Fundación BBVA edita esta versión digital en su web, a través de la dirección www.fbbva.es/diccionario . Es una versión que moderniza y amplía la anterior en más de 8.000 lemas y en la que se ofrecen al usuario varias capas de consulta: una visualización simple, con la definición y principales acepciones de uso del lema, propia de los diccionarios habituales, y una visualización avanzada, que facilita información sobre las funciones gramaticales de los distintos elementos de la definición y los textos en que se basa.
Una enorme base documental rigurosamente tratada
“El Diccionario del español actual (DEA) es el diccionario más importante que se publica desde hace tres siglos, desde el Diccionario de autoridades”, señala Pedro Álvarez de Miranda, letra Q en la Real Academia Española, catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid, especialista en lexicología y lexicografía y discípulo de Manuel Seco. “Es la segunda vez en la historia”, continúa el profesor Álvarez de Miranda, “que se hace un trabajo que cabe considerar una proeza: un diccionario documentado, no con ejemplos inventados, sino con documentación veraz y real del uso de las palabras no se hacía desde 1739, fecha del sexto y último tomo del Diccionario de autoridades”.
El académico de la RAE destaca que el trabajo “tiene un valor y un mérito enormes: por el método, por la amplitud y por el rigor técnico es una obra admirable, que, además, ha crecido notablemente desde su primera edición (cuyo léxico abarcaba hasta 1993) a la actual, que incluye términos de este mismo 2023”.
Con respecto a la actualidad de las voces recogidas, el profesor Álvarez de Miranda destaca una marca característica del DEA: los lemas marcados como «hoy raro» corresponden a palabras que han caído casi en desuso, pero que fueron muy utilizadas en la segunda mitad del siglo XX; es el caso, por poner un ejemplo mínimo, de la palabra yeyé; es más interesante, considera, recogerla con esa marca de menor uso que eliminarla.
“Es”, concluye en su valoración sobre la obra, “una excelente novedad que esta herramienta aparezca ahora en soporte digital: las obras de referencia, incluyendo diccionarios y enciclopedias, casi ya no tienen sentido en formato impreso, ya que el soporte digital permite su actualización y ampliación constantes, libera a la obra de las servidumbres del papel”.
Sobre Manuel Seco y su labor, el profesor Álvarez de Miranda resalta que “fue un extraordinario filólogo, un gramático avezado, finísimo, y el más importante de los lexicógrafos españoles del siglo XX. Formado en el Seminario de Lexicografía de la Academia, en el que se redactaba el Diccionario histórico, puso la obra a un nivel extraordinario y le aportó el rigor propio de la escuela de Ramón Menéndez Pidal y Rafael Lapesa”.
“Manuel Seco”, según Álvarez de Miranda, “incorporó, tanto al Diccionario histórico como al DEA, una serie de conceptos y técnicas procedentes de la lexicografía francesa. Le gustaba distinguir entre el lexicógrafo teólogo y el lexicógrafo misionero, es decir, entre la teoría y la praxis lexicográficas. En ambas su magisterio fue determinante, e inmensa su contribución en la Academia y fuera de ella. Publicar esta tercera edición, en la que él mismo aún trabajó, es el mejor homenaje que se puede tributar a su memoria; y un mérito que corresponde, por encima de todo, a la admirable laboriosidad y la entrega constante de Olimpia Andrés”.
Una obra viva que recoge el uso del español según evoluciona
La lexicógrafa Olimpia Andrés es la directora de la tercera edición del DEA, como ya lo fue de la segunda, y se ha venido encargando de la redacción de la obra, junto al propio Manuel Seco, desde 1971. Gabino Ramos, el tercero de los autores, ha sido fundamental en la documentación sobre la que se apoyan definiciones y ejemplos.
“Este proyecto fue presentado por Seco a la editorial Aguilar en 1969 y se inició en 1970 -recuerda Olimpia Andrés- con la idea de que plasmara el léxico de una generación y que las palabras estuvieran documentadas; pero la ambición creció y se pensó que había que documentar no solo la palabra, sino todas sus acepciones, y además recoger el uso que se hace de cada una de ellas. La primera etapa fue de recogida de materiales, y cuando se consideró que había base suficiente, se comenzó la redacción, en el año 1972. El primer artículo que me encargó Seco fue candil, aún lo recuerdo. Llevaba trabajando a las órdenes del mismo Seco en el Diccionario histórico desde octubre de 1970, fecha en que terminé mi licenciatura y don Rafael Lapesa, entonces director de esa obra y del Seminario de Lexicografía, me llevó como becaria. Y hasta hoy”.
“El diccionario es un proceso continuo -asegura Andrés-. Está en constante revisión a la vista de nuevas lecturas, que no han cesado desde la primera edición. En esta tercera se revisan los artículos que aparecían en las dos anteriores y se añaden algunos nuevos, más de ocho mil, bien porque han surgido en este tiempo, bien porque se han confirmado apariciones que teníamos documentadas, pero no confirmadas, y por ello en cuarentena, en espera de confirmación de uso”.
En esta tercera edición se presentan más de ochenta y tres mil lemas, que siguen la compilación que se inició en los setenta: “No solo se renuevan artículos, también acepciones”, destaca la directora de la publicación. “También las grandes catedrales evolucionan: el verbo poner no es una novedad, pero sí el uso de me pone como ‘me gusta’. Para esto hay que tener la antena puesta para percibir cómo fluye el léxico en las conversaciones habituales”.
Es decir, que la labor de Andrés como lexicógrafa es, en gran medida, escuchar atentamente a su alrededor, además de leer y leer. “Cuando leo -explica- señalo con un punto lo que me llama la atención y luego ordeno alfabéticamente todos los términos y compruebo si ya están documentados y, si ya lo están, si la nueva cita es más clara o aporta algún rasgo interesante para matizar o ampliar la definición. En las conversaciones, voy apuntando lo que escucho y hago el mismo trabajo de contraste. Los corpus y las publicaciones digitales son elementos de referencia”. Hasta un total de tres mil libros y alrededor de quinientas publicaciones periódicas. “Cuando leo o escucho, encuentro,” -resume- “pero cuando busco en los corpus o en la red confirmo usos, niveles, zonas geográficas, etc.”.
El paso del papel al soporte digital
La versión digital es muy importante, según destaca Andrés: “En este diccionario resaltan dos rasgos fundamentales: información gramatical y documentación. Respecto a la primera, la visión simple permite al usuario una lectura ‘normal’ de la definición, equiparable a la de otros diccionarios, salvo los corchetes que indican los elementos habituales del contorno de la palabra, pero que en nada interrumpen dicha lectura. La visión avanzada, en cambio, permite ver la función gramatical de cada uno de esos elementos de la definición y los textos que la justifican y avalan”.
“Las cuestiones gramaticales son interesantes -apunta- no solo a la hora de interpretar un texto, sino también a la hora de construirlo, y eso se puede lograr bien gracias a los ejemplos. Además, la estructura permite ver desde el primer momento todo lo que se ofrece y seleccionar lo que interesa consultar”.
“Respecto a las citas -destaca-, en el papel la extensión era necesariamente limitada y, por tanto, en condiciones normales solo poníamos un ejemplo por acepción. Ahora nos podemos permitir el lujo de ofrecer más ejemplos si se considera deseable”.
“Para esta edición digital”, concluye la lexicógrafa, “ha sido clave el trabajo de Carlos Domínguez, que ha hecho la labor de traducir todo el diccionario al lenguaje informático”. La tarea de Domínguez ha consistido en diseñar, ejecutar en parte, coordinar y supervisar toda la conversión del diccionario en papel al lenguaje XML propio de las publicaciones digitales, encapsulando toda la información que contiene el diccionario en marcas que permiten gestionarla. “Me incorporé al equipo a mediados de los noventa”, rememora Domínguez, “cuando ya había un proyecto claro de editar el diccionario en papel. El diccionario era un enorme conjunto de fichas escritas a mano en las que se recogía toda la información, las definiciones, acepciones, subacepciones…, junto a otras papeletas con las autoridades que se aportaban para cada entrada. Todo eso había que digitalizarlo y crear un diseño de publicación, pensando en que la página tuviese un aspecto claro, legible, y que toda la información que se repartía manuscrita por todo ese conjunto de documentos estuviese formateada para la publicación en papel”.
En esta tercera salida, el trabajo de Carlos Domínguez ha sido todavía mayor, porque ya no se trataba de poner el texto en formato electrónico, como él mismo explica: “ha consistido en hacer una base de datos de todo el diccionario para poderlo poner en la web. Esto ha supuesto partir casi exclusivamente de una serie de formatos, los del diccionario en papel, y convertirlos a un sistema estandarizado comprensible para las máquinas. La información, sistematizada ya en el diccionario, se ha reestructurado a través de un sistema jerarquizado de etiquetas XML. Poner ahora el DEA en línea supone un avance fundamental para la propia obra, es hacerla realmente accesible a los usuarios, ya que, de otra forma, en papel, por ejemplo, sería inviable en estos tiempos”.
Por su parte, la Fundación BBVA ha aportado el equipo técnico y profesional para ofrecer el diccionario en formato digital en el espacio de Internet, abierto al público de manera libre y gratuita.
La Fundación BBVA, como editora de la tercera edición del DEA, primera en el espacio digital, colaborará de manera estrecha con los autores para la actualización continuada del diccionario, llevando a cabo todas las mejoras que resulten necesarias o aconsejables para facilitar el acceso y uso por parte del público interesado.
La Fundación BBVA quiere agradecer públicamente a los autores del DEA –así como a los herederos de Manuel Seco: Carlos, Teresa, Carmen y Juan Seco del Cacho– la confianza depositada en ella para mantener viva y accesible en el universo digital una creación científica y humanística de primer orden, nacida del impulso y visión de Manuel Seco y continuada por Olimpia Andrés y Gabino Ramos.