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ESENCIALES Nº 17: COMPETITIVIDAD REGIONAL EN PERSPECTIVA INTERNACIONAL

Todas las regiones españolas retroceden en el índice europeo de competitividad y solo Madrid se sitúa entre las 100 mejores

Las elevadas tasas de desempleo, una baja especialización productiva en actividades basadas en la tecnología y el conocimiento, la deuda regional acumulada y la desconfianza en las instituciones públicas retrasan la posición de las regiones españolas en el ranking europeo de competitividad. Solo la Comunidad de Madrid, gracias a su sistema de I+D+i que facilita la innovación y la generación de más valor en las actividades de sus empresas, se sitúa entre las cien regiones europeas más competitivas.

30 junio, 2017

Un reciente estudio de la Fundación BBVA ofreció una imagen de la competitividad basada en el conocimiento de las regiones españolas construyendo indicadores sintéticos en cinco áreas de análisis: conocimiento y capital humano, innovación y TIC, factores de entorno, tejido empresarial, y resultados. El mapa resultante reveló que solo la Comunidad de Madrid, Comunidad Foral de Navarra y País Vasco logran alcanzar un nivel alto en varios de los indicadores.

En este ‘Esenciales’ se da un paso más en el análisis de la competitividad pero poniendo el punto de mira en la posición de las regiones españolas en el ámbito europeo. Para ello, se utiliza el índice de competitividad regional (Regional Competitiveness Index- RCI) que, desde hace ya seis años, elabora la Comisión Europea para las 263 regiones europeas. El RCI permite identificar las fortalezas y debilidades de las comunidades autónomas españolas en el contexto europeo para poder diseñar mejor sus estrategias de desarrollo.

Este indicador se compone de tres grandes bloques que integran once aspectos relevantes de la competitividad: motores básicos (calidad de las instituciones, estabilidad macroeconómica, infraestructuras, salud y educación básica), cualificación y eficiencia del mercado laboral (formación del capital humano, tasa de empleo y tamaño del mercado) e innovación (preparación tecnológica, sofisticación empresarial e I+D+i).

La última edición del RCI —que se publica cada tres años— se refiere a 2016 y muestra importantes diferencias entre las regiones españolas. Sólo Comunidad de Madrid y País Vasco alcanzan un grado de competitividad superior a la media europea, situándose respectivamente en la posición 83 y 119 en el ranking de las 263 regiones analizadas. A estas comunidades les siguen Comunidad Foral de Navarra y Cataluña, que presentan niveles cercanos a la media europea. Estas cuatro autonomías son también las que han apostado más fuertemente por la economía del conocimiento. Por el contrario, Andalucía y Extremadura, dos de las comunidades menos intensivas en el conocimiento, presentan una desviación respecto a la media en el RCI de más del 50%. Pese al avance de la economía del conocimiento en España, ninguna comunidad autónoma logra situarse entre el 25% de las regiones europeas más competitivas (las 65 primeras). Incluso las mejor posicionadas están lejos de los territorios de referencia europeos como Londres, Utrecht, Oxford o Estocolmo.

Además, si se comparan los datos del RCI más recientes con los de la edición anterior (2013), destaca que todas las comunidades autónomas han empeorado su posición relativa en términos de competitividad, siendo las regiones de Murcia y Andalucía las que más se han distanciado del promedio europeo, y Galicia y Cantabria las que menos lo han hecho.

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En el primer bloque de variables, referido a los motores básicos de la competitividad, las regiones de Madrid, Cataluña y Aragón son las que muestran una mejor posición respecto a la media europea. En este sentido hay que  subrayar  la  buena  valoración en términos de salud —todas las regiones están por encima de la media europea—, mientras que los déficits de las cuentas públicas existentes en la mayoría de las comunidades, junto a los elevados niveles de deuda acumulada, dificultan la salida a los mercados financieros de las regiones e influyen negativamente en su competitividad.

La comparación de este indicador de 2016 con el de 2013 muestra una evolución desigual entre regiones. Mientras que Aragón, Castilla y León, Comunidad de Madrid y Cataluña presentan un avance destacado, el retroceso es importante en Galicia, Canarias y País Vasco. El empeoramiento relativo en la valoración de las instituciones públicas y en los niveles de accesibilidad de sus infraestructuras logísticas son los principales motivos de estos retrocesos.

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Las diferencias regionales se acentúan cuando se analiza la eficiencia del mercado laboral. Las regiones forales y la Comunidad de Madrid presentan niveles superiores a la media —pese a ser de las regiones españolas que más han empeorado su posición relativa en este bloque respecto a 2013. En estos tres casos el peso de los ocupados con estudios superiores supera el 50%. En el polo opuesto Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura están entre las 25 regiones europeas peor posicionadas.

La escasa cualificación de los recursos humanos en Extremadura —apenas un 25% de la población entre 25 y 64 años tiene estudios superiores— y la elevada tasa de desempleo —con un alto componente de parados de larga duración— en Andalucía y Castilla-La Mancha son las razones por las que estas regiones ocupan posiciones más retrasadas en el ranking europeo dentro del bloque relacionado con el mercado laboral.

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Por último, un tercer bloque mide aquellos factores relacionados con la innovación que forman parte de una fase más avanzada del desarrollo de una economía regional. Desde este punto de vista destaca la posición de la Comunidad de Madrid —un 37% por encima del promedio de las regiones europeas— derivada principalmente de disponer de un tejido empresarial sofisticado —casi un 30% de su valor añadido es generado por empresas del sector financiero, tecnológico, científico y de consultoría— y un sistema de I+D+i sólido y potente —situado entre los 28 primeros europeos— que favorece el empleo creativo, la investigación científica y las actividades más intensivas en tecnología y conocimiento. Junto con Madrid, también País Vasco y Cataluña se sitúan por encima de la media de la Unión Europea en este indicador, que muestra posiciones similares a las del indicador sintético de innovación que se construye en el mencionado estudio.

El sistema de I+D+i de la Comunidad de Madrid, líder entre las regiones españolas, se sitúa entre los 28 mejores de las regiones europeas

Las regiones españolas que ocupan las últimas posiciones —un 40% por debajo del promedio europeo— se caracterizan por una escasa orientación de sus empresas hacia la innovación, una baja actividad investigadora materializada en publicaciones o patentes, y una especialización productiva con baja intensidad en conocimiento.

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El índice construido por la Comisión Europea utilizando esta amplia batería de indicadores —74 variables distribuidas en los tres bloques analizados— pone de manifiesto que son las regiones españolas con economías más basadas en el conocimiento las más competitivas. Pero incluso estas regiones presentan debilidades competitivas en comparación con los referentes europeos. Por este motivo, la reorientación del modelo productivo debe partir del diseño de unas actuaciones que permitan corregir las importantes deficiencias regionales que existen en múltiples dimensiones (la calidad de las instituciones, la red de infraestructuras, el capital humano disponible, la cualificación de los empresarios y directivos y el esfuerzo innovador, entre otras) que actúan de freno para conseguir mejoras de competitividad.

Para ampliar esta información puede consultarse la Monografía: La competitividad de las regiones españolas ante la economía del conocimiento. Fundación BBVA. 2017.

 

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