NOTICIA U-Ranking 2019 analiza la incidencia de la tasa de abandono universitario
Un 33% de los alumnos no finaliza el grado que inició y un 21% abandona sin terminar estudios universitarios
España se encuentra entre los países que menos aprovecha el esfuerzo público y privado realizado en educación superior, debido a las elevadas tasas de abandono de los estudios iniciados. Un 33% de los alumnos españoles deja sin finalizar el grado en el que se matriculó, un 21% para abandonar la universidad sin obtener un título y el 12% restante para cambiar de estudios. Estas elevadas tasas de abandono reflejan un importante desaprovechamiento de los recursos privados y públicos dedicados a la formación universitaria y unas pérdidas anuales derivadas de este fracaso que se acercan a los mil millones de euros.
25 abril, 2019
El abandono de los estudios universitarios puede deberse a causas diversas: carencias de la orientación y la formación previa de los alumnos; inadecuado diseño de los planes de estudios, deficiente seguimiento de los alumnos o baja calidad de la docencia impartida; bajo rendimiento académico de los estudiantes —por falta de capacidad, esfuerzo o motivación— o nivel de exigencia inadecuado. El abandono se concentra en el primer año de estudios pero también tiene lugar en los cursos posteriores, lo que prolonga el consumo de recursos desaprovechados. Es mayor en titulaciones técnicas y científicas —un dato preocupante, dada la necesidad creciente de titulados STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) para hacer frente a las demandas del tejido productivo para adaptarse a la digitalización— pero también es alto en las titulaciones artísticas y de humanidades.
El problema del abandono afecta a todas las universidades, aunque con desigual intensidad. No siempre las mejor clasificadas en los rankings lo padecen menos, pues la especialización importa en este sentido y las universidades politécnicas presentan buenos resultados en otros aspectos docentes, investigadores o de innovación y desarrollo tecnológico, pero no en este. Las mejores universidades privadas, que no sobresalen en los rankings generales pero sí en los de docencia, presentan también menores tasas de abandono.
Estos son algunos de los principales mensajes que se incluyen en el informe U-Ranking 2019, que, en esta nueva edición, además de analizar el rendimiento de las universidades españolas, incluye un estudio detallado del abandono de los estudios por los universitarios.
Esta séptima edición de U-Ranking ha sido elaborada conjuntamente, como las anteriores, por la Fundación BBVA y el Ivie. El proyecto ha sido dirigido por los profesores Francisco Pérez, director de Investigación del Ivie, y Joaquín Aldás, profesor investigador del Ivie —ambos catedráticos de la Universitat de València— en colaboración con Irene Zaera y Rodrigo Aragón, técnicos de investigación del Instituto. U-Ranking 2019 analiza 62 universidades españolas, 48 públicas y 14 privadas, mediante el seguimiento de 25 indicadores distintos y la construcción de diversos índices sintéticos.
Principales resultados de U-Ranking 2019
A partir de esos índices sintéticos que evalúan el rendimiento de cada institución en su actividad docente, investigadora y en innovación y desarrollo tecnológico, U-Ranking 2019 clasifica a las universidades analizadas en un ranking global y en tres más para cada una de las actividades consideradas. En esta edición, la Universitat Pompeu Fabra vuelve a situarse en solitario en la primera posición del ranking general, seguida en segundo lugar por la Universidad Carlos III y las universidades politécnicas de Cataluña y Valencia que comparten el tercer puesto. En total, se muestran 11 posiciones diferentes en el ranking general, que se completa con el listado de instituciones que no han podido ser analizadas porque no se dispone de información sobre ellas con los requisitos de calidad necesarios.
En cuanto a la clasificación correspondiente a cada una de las dimensiones analizadas, las universidades privadas continúan destacando en el ranking de desempeño docente, ya que de las diez primeras del ranking 6 son de titularidad privada. En conjunto, las universidades privadas obtienen un rendimiento docente medio un 11% por encima del promedio del Sistema Universitario Español (SUE). La primera posición la ocupan la Universidad de Navarra y la Universidad de Nebrija, junto con la Universitat Politècnica de València. En el segundo puesto aparecen, con la misma puntuación: Mondragón Unibertsitatea, Carlos III de Madrid, Deusto, Pontificia Comillas, Politècnica de Catalunya, Pompeu Fabra y Ramon Llull.
Por el contrario, en rendimiento en investigación y en innovación y desarrollo tecnológico las universidades públicas muestran un rendimiento significativamente mayor que las privadas, cuyos resultados en investigación son un 34% inferiores a la media del SUE y un 65% inferiores en innovación y desarrollo tecnológico. En estas dos últimas actividades las universidades en primera posición son la Pompeu Fabra, en rendimiento investigador, y la Universidad Carlos III, en investigación y desarrollo tecnológico.
Resultados por comunidades autónomas
Las diferencias de rendimiento de los sistemas universitarios regionales alcanzan los 44 puntos porcentuales entre las comunidades autónomas mejor posicionadas y las que obtienen resultados más bajos. Cataluña, con 10 universidades analizadas, y Cantabria, con una sola institución, son los sistemas regionales con mejores resultados medios en U-Ranking 2019, situándose un 18% y un 17% por encima de la media del SUE, respectivamente. Les siguen la Comunidad Valenciana, Navarra, Madrid, Baleares y Aragón, con rendimientos también superiores a la media.
Toda la información detallada del informe U-Ranking 2019 se puede consultar en la web www.u-ranking.es, que incluye una herramienta diseñada para ayudar a los futuros estudiantes universitarios a elegir el grado y la institución que mejor se adaptan a sus preferencias. La herramienta permite construir rankings personalizados para cada estudiante. La edición de 2019 ofrece información referida a cerca de 3.000 grados y dobles grados, agrupados en 139 familias de estudios para facilitar la búsqueda. La web de U-Ranking incluye información complementaria sobre el entorno geográfico y social de las universidades —clima, coste de la vida, accesibilidad— para ayudar al usuario a informarse al decidir dónde estudiar.
La consulta de esta información por los futuros estudiantes y sus familias es importante porque una elección equivocada de los estudios universitarios es uno de los factores que puede contribuir a las elevadas cifras de abandono universitario que se registran en España y que analiza en profundidad el informe U-Ranking 2019.
Abandono de los estudios universitarios
España tiene elevados porcentajes de entrada en los estudios universitarios de los jóvenes menores de 25 años, pues alcanzan el 45,4% y son solo ligeramente inferiores a la media de la OCDE (47,7%). En cambio, las tasas de graduación son del 32,9%, bastante más alejadas de la media de la OCDE (38,5%) y claramente inferiores a las tasas de entrada.
El estudio del abandono incluido en U-Ranking 2019 confirma que un alto porcentaje de los que comienzan los estudios universitarios en España no los finaliza. El análisis se ha realizado siguiendo la trayectoria de las matrículas de los estudiantes que ingresaron en la universidad en el curso 2012-2013 durante cuatro años, hasta el curso 2016-2017. Teniendo en cuenta el gasto en formación universitaria y el número de alumnos que abandonan los estudios tras matricularse uno o varios cursos —alrededor de 125.000 al año— las pérdidas anuales derivadas de este fracaso se estiman en 974 millones de euros.
Según las estadísticas sobre gasto en instituciones universitarias, el gasto por alumno representaba en los años analizados alrededor de 5.120 euros anuales. Esa pérdida anual si se abandona la titulación se multiplica si la salida se produce tras matricularse varios años: el gasto desaprovechado se dobla si el abandono se produce tras dos años de estudios y un abandono en el tercer año triplica la pérdida.
Las tasas de abandono de los grados y los estudios universitarios presentan diferencias relevantes por universidades y según los estudios cursados. En las universidades a distancia (no presenciales) el abandono es muy elevado. El 62,1% de los alumnos abandona los grados en los que se matricula y más de la mitad de los matriculados (51,5%) no finaliza ningún tipo de estudios universitarios. Ambos datos reflejan la dificultad para los estudiantes de estas universidades de mantener la motivación y organizar de manera más autónoma su formación, pese a los sistemas tutoriales a distancia. A esto hay que añadir el mayor peso en estas universidades de estudiantes que salieron de la enseñanza secundaria hace tiempo y han interrumpido durante años la continuidad de los estudios. También influye en el elevado abandono de esta modalidad de enseñanza el mayor porcentaje de estudiantes que compatibilizan los estudios con un trabajo, y la dificultad de interactuar con otros estudiantes y con los profesores. Las elevadas tasas de abandono de las universidades a distancia plantean interrogantes relevantes sobre la eficacia alcanzada hasta el momento por los sistemas de aprendizaje soportados en gran medida en herramientas digitales para cursar estudios de larga duración, como son los grados, y también sobre el papel de las relaciones personales en la formación.
Las tasas de abandono del grado en las universidades presenciales son bastante menores, pero en cualquier caso elevadas, pues para uno de cada cuatro estudiantes la elección inicial no ofrece los resultados esperados, desembocando en un cambio de titulación o un abandono de los estudios universitarios. Del 26,5% de los alumnos presenciales que abandona el grado en alguno de los cuatro cursos siguientes a su ingreso, el 14,3% deja el sistema universitario y el 12,2% cambia de grado.
Las tasas de abandono de los grados son inferiores en casi 8 puntos porcentuales en las universidades privadas que en las públicas, reduciéndose esa diferencia a cuatro puntos en las tasas de abandono definitivo de los estudios universitarios. Los menores abandonos en las universidades privadas es probable que se asocien a sus criterios de entrada, menos limitativos que los del sistema público basados en una ordenación por nota de pruebas de acceso —que dificulta en ocasiones que los estudiantes cursen el grado que desean—, lo que puede facilitar el ajuste a las preferencias de los estudiantes y reducir su propensión al cambio de grado. El mayor nivel de renta familiar de los estudiantes de universidades privadas también puede frenar el abandono, al moderar el impacto del mayor coste de las repeticiones por bajo rendimiento (las tasas de las segundas matrículas y las sucesivas son más elevadas). Este impacto, y el de crisis económicas como la recientemente vivida, pueden forzar a un alumno sin recursos a abandonar sus estudios. También es posible que las universidades privadas estén gestionando mejor el rendimiento académico y el seguimiento cercano de sus estudiantes, previniendo el abandono, pero la información sobre este aspecto es limitada.
La mayor parte de abandono del grado (20,4%) o del sistema (12,9%) se produce el primer año de estudios, indicando que el estudiante percibe con rapidez si su elección ha sido desacertada. Pero el porcentaje de abandonos en segundo o tercer año no es desdeñable (8,6% y 4,3%, respectivamente, en el caso del grado, y 5,5% y 3% en el del sistema) y, puesto que mantiene durante más años un consumo de recursos que no ofrece finalmente resultados, agrava el coste económico del abandono, tanto público como privado.
Diferencias por ramas de estudio
Las diferencias en las tasas de abandono del grado en las universidades presenciales por ramas de estudio superan los veinte puntos porcentuales. Las ramas de Ingeniería y Arquitectura (36%), Artes y Humanidades (33,4%) y Ciencias (31,1%) tienen porcentajes de abandono significativamente superiores a la de Ciencias Sociales y Jurídicas (23,8%) y, sobre todo, a la de Ciencias de la Salud (15,5%).
En estos resultados influyen distintos factores, observándose menos abandono en las titulaciones en las que más alumnos cursan los estudios que eligieron como primera opción, para los que están más motivados. En el ajuste entre preferencias y oportunidades influye la presión de la demanda sobre las plazas ofertadas de cada titulación, pues en las universidades públicas se traduce en mayores notas de corte y un alumnado más capacitado en ciertas titulaciones. La nota de corte promedio en el curso 2012-2013 —cuando entraron los estudiantes analizados— fue más elevada en Ciencias de la Salud (9,02) que es la que tiene una menor tasa de abandono, pero fue seguida de Ciencias (7,00), que lo tiene alto; Ciencias Sociales y Jurídicas, e Ingeniería y Arquitectura comparten un 6,45 y Artes y Humanidades tiene la menor nota de corte, 6,01. La baja tasa de abandonos en Ciencias de la Salud puede asociarse con el intenso carácter vocacional de estos estudios y las elevadas notas de acceso medias.
Otro factor explicativo de los abandonos puede ser la dificultad intrínseca de los contenidos de las titulaciones de determinadas ramas del conocimiento. Una aproximación a esta dificultad es el porcentaje de estudiantes matriculados que aprueban los exámenes. Esta tasa de rendimiento presenta por ramas una fuerte relación inversa con las tasas de abandono: el rendimiento más bajo se da en Arquitectura e Ingeniería (66,7%), seguido de Ciencias (72,3%), distanciadas ambas de Artes y Humanidades (80,2%), Sociales y Jurídicas (81,4%) y sobre todo Ciencias de la Salud (87,3%). Ahora bien, es necesario señalar que ese rendimiento —y el abandono— puede estar condicionado por la preparación previa de los estudiantes, su esfuerzo y la calidad de la formación recibida.
En veinticinco universidades presenciales las tasas de abandono de grado de Ingeniería y Arquitectura son especialmente graves, superando el 40%. Estos casos se producen con mayor frecuencia en las universidades públicas, cuyas tasas de abandono en esta rama superan en 14,5 puntos porcentuales a las privadas. En 9 universidades se sitúan en un intervalo del 40-45%, en 7 del 45-50% y en otras 9 superan el 50%. Así pues, hay universidades en las que uno de cada dos estudiantes abandona los grados de ingeniería en los que se matriculó. Que las tasas más altas de abandono se den en Informática, Matemáticas y Estadística, Ciencias Físicas, Químicas y Geológicas, es decir, en las especializaciones STEM es preocupante porque se trata de los campos en los que el cambio tecnológico está impulsando más la demanda de profesionales necesarios para transformar el tejido productivo. La caída de las tasas de matriculación en estas titulaciones viene siendo importante en la última década y, junto con el mayor abandono de los estudios, predice una mayor escasez de la oferta de unos profesionales que son cada vez más necesarios.
Diferencias entre universidades
Las tasas de abandono son notablemente dispares entre universidades como consecuencia de su titularidad y presencialidad, de la distinta composición por ramas de su oferta y de su capacidad de atraer, motivar, formar y hacer rendir a los estudiantes. Las tasas de abandono de los grados resultantes de todos estos factores son muy diferentes entre universidades, pues van de menos del 10% a más del 65%. Las más elevadas corresponden a las de las instituciones especializadas en formación a distancia (UNED, UDIMA y Oberta de Cataluña) todas ellas con tasas de abandono superiores el 50%. También son elevados los abandonos en la Universidad Internacional de la Rioja, especializada en enseñanza no presencial. Otra característica muy relevante de estas cuatro universidades es que la tasa de abandono de los estudios universitarios está muy cerca de la de abandono del grado, indicando que en estas modalidades de enseñanza abandonar el grado equivale, prácticamente, a dejar la enseñanza universitaria.
La influencia de las mayores tasas de abandono en la rama de Ingeniería y Arquitectura se evidencia en las posiciones de las universidades politécnicas de Valencia, Cataluña, Cartagena y, en menor medida, también la de Madrid. En las tres primeras uno de cada tres alumnos, como mínimo, abandona el grado en el que se matriculó inicialmente. En estos casos, sin embargo, y en general en las universidades presenciales, casi la mitad de los estudiantes cambian de grado (dentro o fuera de su universidad inicial) antes que abandonar definitivamente los estudios universitarios, reajustando sus preferencias tras una experiencia negativa con el título inicial. En las cinco ramas de estudio existen universidades con tasas de abandono muy elevadas, superiores incluso al 50%, siendo esta la tónica general de las universidades no presenciales.
Las menores tasas de abandono se producen en las universidades privadas, como ya se señaló anteriormente. De las veinte universidades con menores tasas de abandono del grado quince son privadas y solo 5 públicas (León, Salamanca, Pablo de Olavide, Rey Juan Carlos y Universitat de València). En cambio, las tasas de abandono de los grados de las universidades privadas solo superan la media de las universidades presenciales (26,5%) en cuatro casos.
Diferencias regionales
Limitando la comparación a las universidades presenciales (pues las universidades a distancia operan en toda España), las tasas de abandono de los grados difieren sustancialmente entre regiones (19 puntos porcentuales) y los abandonos de los estudios también (13 puntos), poniendo de manifiesto que el aprovechamiento de los recursos humanos y financieros dedicados a la formación universitaria es dispar entre territorios.
Castilla y León es la comunidad autónoma con tasas más bajas de abandono del grado y de los estudios universitarios. Varias universidades de su sistema (León, Pontificia de Salamanca, Salamanca, Burgos, Valladolid) destacan por sus menores abandonos, especialmente en el segundo indicador. Debe señalarse que esta es la comunidad autónoma que mejores resultados obtiene en el informe PISA, lo que indica que las competencias de sus egresados de la formación obligatoria son mayores, una circunstancia que favorece el rendimiento académico en etapas posteriores y reduce el abandono. Se sitúan también por debajo de la media en tasa de abandono de los grados los sistemas universitarios de Navarra, Madrid, País Vasco y Galicia.
En abandono de los estudios universitarios están por debajo de la media, además de Castilla y León, Navarra y Madrid, Cataluña, País Vasco y La Rioja. En cambio, por sus elevadas tasas de abandono sobresalen Canarias (38,8% abandonos de grados y 23,3% de los estudios universitarios) y Baleares (36,7% y 21,8%, respectivamente). También superan el 30% de abandonos de los grados Asturias, Castilla-La Mancha y La Rioja.
Determinantes de las tasas de abandono
El análisis conjunto de las variables que pueden influir en el abandono para las que se dispone de información indica que la modalidad de enseñanza es el principal determinante, reduciendo la enseñanza presencial la tasa de abandono del grado, un efecto positivo que también tiene la enseñanza en una universidad privada. La calidad del alumnado, aproximado mediante la nota de corte, pero sobre todo, por los resultados del informe PISA que mide el desempeño promedio en cada comunidad autónoma del estudiante al acabar los estudios obligatorios, influye asimismo positiva y muy intensamente como reductora de la tasa de abandono. También tiene un significativo efecto reductor del abandono cursar los estudios preferidos. Respecto a las ramas de enseñanza, en comparación con los que cursan Ciencias Sociales y Jurídicas, lo que más aumenta el abandono es cursar un grado de Ingeniería y Arquitectura, y, en menor medida de Artes y Humanidades o Ciencias. En cambio, cursar una carrera de Ciencias de la Salud reduce el abandono.
Implicaciones y recomendaciones
Los resultados del análisis realizado confirman que la modalidad presencial o a distancia de la enseñanza, la titularidad de la universidad, la calidad académica del estudiante y la adecuación de los estudios a sus preferencias, el esfuerzo económico que exige repetir asignaturas y las características de los estudios elegidos explican una gran parte de la variabilidad de las tasas de abandono observado en el conjunto de las universidades.
Las implicaciones que se derivan de estos resultados es que los estudiantes con menores notas de acceso y que cursan estudios que no eran sus preferidos, acaban teniendo un peor rendimiento, lo que les dirigirá más probablemente hacia el abandono. Esa alternativa será más frecuente si se matriculan en titulaciones en las que el rendimiento suele ser menor, sea por las dificultades intrínsecas de las materias o por los criterios seguidos por las universidades al organizar la formación y evaluar el rendimiento.
El elevado número de estudiantes que abandonan tiene también otra implicación relevante: una pérdida de casi 1.000 millones de euros anuales, que han sido aportados por las administraciones públicas y las familias y no conducirán a la obtención del título previsto. La cifra indica el desaprovechamiento del 12% del gasto en universidades públicas y privadas realizado en España.
Reducir el abandono universitario debería ser considerado relevante por los gobiernos, las universidades y la sociedad, como viene siendo también el abandono escolar en etapas formativas más tempranas. La razón es que va acompañado de frustración de expectativas personales y familiares, y pérdidas importantes de recursos, en gran medida públicos.
Las iniciativas para mejorar en este ámbito pasan, en primer lugar, por mejorar la orientación de los estudiantes a la hora de elegir el grado, aprovechando la información disponible. Es el objetivo que persigue U-Ranking con las distintas herramientas que ofrece a los alumnos, familias, orientadores, universidades y gobiernos. También se debería actuar sobre otras variables que inciden en las tasas de abandono: reduciendo los desajustes entre oferta y demanda; siguiendo —tanto docentes como alumnos— criterios realistas al contemplar la dificultad de los estudios; y mejorando el rendimiento académico de los alumnos mediante una preparación previa adecuada, la cultura del esfuerzo y el seguimiento continuado de los resultados de los procesos de aprendizaje. No hay que olvidar la formación continua del profesorado en nuevas didácticas y una investigación que permita mantener los contenidos actualizados y conectados con las demandas del tejido económico.
Por último, las autoridades y las universidades deberían prestar una especial atención a los cambios que se derivan de la digitalización. Esos cambios están ya presentes en todas las universidades pero sus implicaciones no están siendo evaluadas. Los elevados abandonos en las instituciones centradas en la formación no presencial alertan sobre el riesgo de aumento del abandono conforme la enseñanza virtual vaya avanzando en todas las instituciones. Se trata de un peligro que debe ser combatido mediante una adecuada programación y evaluación de qué combinación de elementos tecnológicos y relacionales resulta óptima para el aprendizaje y, consiguientemente, mediante la revisión de las competencias y las tareas de profesores y alumnos.