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Una masa de agua cálida atlántica invade el Océano Glaciar Ártico

Una expedición científica internacional, en la que han participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación BBVA, ha comprobado que una masa de agua cálida procedente del Océano Atlántico está provocando una rápida fusión del hielo ártico y el desplazamiento de especies  hacia el norte.

27 julio, 2009

El equipo internacional que acaba de regresar de la primera campaña oceanográfica en el Ártico del Proyecto Artic Tipping Points (ATP, Cambios Bruscos en el Ártico) ha constatado que una masa de agua cálida atlántica invade el Océano Glaciar Ártico, lo que provoca la fusión rápida del hielo, así como el colapso y desplazamiento de especies propias de esta zona hacia el norte. Determinar a partir de qué nivel de calentamiento pueden producirse cambios bruscos en el Ártico era uno de los objetivos fundamentales de esta expedición. A su vuelta, los investigadores del CSIC han lanzado la primera estimación clara: un calentamiento entre los 3º C y los 5º C sobre los niveles de referencia de 1990 produciría cambios bruscos en el Ártico.

El Ártico es la zona del planeta donde más rápido está  aumentando la temperatura, con una tasa de calentamiento tres veces mayor que en el resto de la Tierra: se espera un calentamiento en la zona de hasta 9º C durante el siglo XXI. El investigador responsable del equipo del CSIC en el proyecto y Premio Nacional de Investigación Carlos Duarte señala: “Las predicciones que hablaban de un rápido calentamiento del hielo se han visto sobrepasadas por las observaciones y durante los años 2007 y 2008 ha tenido lugar una pérdida brusca de hielo en el Océano Glaciar Ártico que ha supuesto la disminución de más o menos la mitad de la superficie de hielo que quedaba normalmente al final del verano”.

“La espectacular aceleración de la pérdida de hielo en el Ártico en los últimos años sugiere que el cambio climático ha entrado en una nueva fase en esta región, con posibles consecuencias globales. Los modelos actuales sugieren que el Océano Glaciar Ártico podría quedar libre de hielo en verano en un par de décadas, o quizás antes”, añade Duarte.

La campaña, realizada a bordo del buque oceanográfico noruego Jan Mayen y recién finalizada, ha constituido la actividad inaugural del proyecto ATP, financiado por la Unión Europea y con la colaboración de la Fundación BBVA. El proyecto, en el que han participado investigadores noruegos, daneses, rusos, polacos, portugueses, franceses, británicos, suecos y españoles, también pretende determinar el alcance de la presión humana a partir de la proliferación de actividades económicas en el Ártico, como el turismo, la pesca, la explotación petrolífera o el transporte marítimo.

El coordinador del proyecto ATP, Paul Wassman, de la Universidad de Tromsø, en Noruega, advierte: “Los cambios que estamos observando tendrán efectos sin precedentes en el ecosistema Ártico. Establecer dónde y cuándo se alcanzarán los valores umbrales que desencadenen cambios abruptos es una tarea urgente”. Los cambios abruptos se refieren a la existencia de umbrales de presión a partir de los cuales las perturbaciones menores pueden alterar de forma cualitativa el estado o desarrollo de un sistema.

El equipo internacional halló que el copépodo (pequeño crustáceo) Calanus glacialis, un nodo central de la cadena alimenticia del Ártico, había desparecido de áreas en las que antes era abundante. El investigador del CSIC Miquel Alcaraz apunta: “El desplazamiento hacia el norte de las aguas cálidas atlánticas ha desplazado a las especies del Ártico. La ausencia de Calanus glacialis es coherente con las predicciones de los modelos y señala un cambio importante en la cadena trófica del Ártico”.

El Placton: de sumidero a fuente de CO2

Durante la campaña se transportaron más de 1.000 litros de agua del Ártico a las instalaciones del Centro Universitario de las Islas Svalbard, en Longyearbyen, Noruega, donde los investigadores del proyecto ATP llevaron a cabo experimentos para establecer el umbral de calentamiento a partir del cual se desencadenan cambios abruptos en la comunidad de plancton. La investigadora del CSIC Susana Agustí revela los primeros resultados de estos trabajos: “La biomasa y la producción fotosintética del plancton colapsan al aumentar la temperatura; la tasa de respiración y, por tanto, de producción biológica de CO2 del plancton ártico aumenta rápidamente con el aumento de la temperatura”. Con el calentamiento el plancton del Ártico pasa de actuar como sumidero de CO2 a fuente de CO2.

Estos resultados se completarán cuando las miles de muestras obtenidas por el equipo investigador sean analizadas después de dos años de trabajo de laboratorio y computación. “Las regiones polares del planeta ya no son la última frontera, sino que son las trincheras de la lucha contra el cambio climático”, concluye Wassman, coordinador del proyecto ATP.