Encuentro digital organizado por la Fundación BBVA
Vicente Larraga: “Las vacunas contra la Covid-19 son seguras y desde luego van a ser la solución a la pandemia”
Vicente Larraga, profesor de investigación del CSIC y miembro del jurado de los Premios Fronteras del Conocimiento en ocho ediciones, ha participado en un encuentro digital organizado por la Fundación BBVA para responder a preguntas enviadas por empleados del banco sobre las vacunas contra la Covid-19, tanto sobre su principio biológico de funcionamiento como sobre su eficacia y seguridad. Este encuentro se suma a los otros dos organizados previamente por la Fundación BBVA con el doctor Antoni Trilla y el doctor Jordi Vila, en el que ambos expertos también respondieron a algunas de las dudas más frecuentes sobre el coronavirus. El vídeo del encuentro digital con el profesor Larraga está disponible sobre estas líneas.
21 enero, 2021
“Desde luego la vacuna es la solución a la pandemia”, ha asegurado Larraga, profesor de investigación en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) del CSIC, que trabaja actualmente en el desarrollo de una de las vacunas españolas frente al virus SARS-CoV-2. Larraga ha insistido que las vacunas existentes contra la Covid-19 “son seguras” y “muy eficaces”, dado que “previenen el contagio en la inmensa mayoría de los casos”.
La evolución de las enfermedades infecciosas el último siglo, desde la viruela a la polio o el sarampión, demuestra que “cuando se introduce masivamente una vacuna, la enfermedad baja de manera muy notable”, ha señalado. “La pandemia se acaba con la vacuna; sí puede seguir habiendo casos aislados, y eso será así hasta que se erradique la enfermedad, pero la vacuna protege colectivamente a la sociedad”.
Desarrolladas en tiempo récord, pero no menos seguras
Una pregunta recurrente aludía a la seguridad de vacunas desarrolladas con una rapidez insólita. En efecto, “un proceso que lleva normalmente años se ha podido hacer en prácticamente un año, y esto es un hito realmente importante”, ha dicho Larraga. Pero el acortamiento de los plazos se ha logrado no recortando en seguridad, sino redoblando el trabajo de la comunidad científica y la industria farmacéutica.
“Hay que insistir en que se ha producido una gran colaboración científica, sin precedentes”, ha apuntado Larraga. Para empezar, “en enero ya teníamos la secuencia del genoma del coronavirus”, una información indispensable para el desarrollo de las vacunas y que por lo general requiere meses. Pero además el esfuerzo invertido “ha permitido que las distintas fases de los ensayos clínicos se hayan hecho casi en paralelo, se han solapado”.
Es decir, como cualquier otra vacuna aprobada por las autoridades sanitarias, las que ya se están utilizando contra la Covid-19 también han superado las fases obligatorias de ensayos clínicos en humanos, ha reiterado Larraga: “La rapidez se debe al gran esfuerzo mundial, sin precedentes”.
Además las vacunas aprobadas son “de tercera generación”, en las que el principio activo es una molécula sintética -creada en el laboratorio-; estas vacunas “son más seguras [que las usadas en las pasadas décadas], llevamos años comprobando su seguridad”, ha añadido Larraga.
“Ninguna vacuna, ninguna, contiene ingredientes tóxicos”, ha recalcado.
Sin ningún riesgo de alteración del ADN
En varias preguntas enviadas por los participantes en el encuentro, se planteaba la posibilidad de que las vacunas pudieran alterar el ADN del receptor. Larraga ha negado categóricamente tal posibilidad: “Ni el ADN recombinante [sintetizado en el laboratorio] ni el ARN se integran en el genoma de la persona vacunada, esto lo tenemos claramente demostrado”. Además, ha recordado que “estas tecnologías no son nuevas, llevamos años usándolas”.
Las dos vacunas aprobadas hasta la fecha por la Agencia Europea del Medicamento – desarrolladas por Pfizer/BioNtech y Moderna -, buscan introducir en el cuerpo fragmentos de las instrucciones genéticas necesarias para convertir a las células humanas en fábricas de proteínas del virus, en concreto de la proteína con que el coronavirus entra a las células. Esta proteína, llamada ‘proteína S’, no genera la enfermedad, pero el sistema inmunológico, al detectarla y reconocerla como extraña, genera defensas contra ella. Así, cuando esas defensas detecten la proteína en un coronavirus entero, infectivo, la bloquearán, obstaculizando la entrada del SARS-Cov-2 a las células.
Pero las instrucciones genéticas que llevan las vacunas ni siquiera entran en el núcleo de la célula, donde está el genoma completo de la persona; es fuera del núcleo, en el citoplasma, donde la maquinaria celular traduce la información genética en proteínas.
En el caso de la vacuna que se administra en España, de Pfizer/BioNtech, la información genética está en forma de ARN, una molécula “muy frágil que dura muy poco tiempo, se destruye una vez cumplida su función”, ha explicado Larraga.
Mascarilla y distancia incluso tras recibir la vacuna
Una cuestión clave es si las personas vacunadas siguen siendo transmisoras potenciales, aunque no desarrollen la enfermedad. Lo cierto es que “aún no se sabe”, ha respondido Larraga. “Por eso una persona vacunada debe mantener las medidas de seguridad; solo podremos hacer vida ‘normal’ cuando todos los contactos de una persona vacunada también estén protegidas”.
Cuánto se prolonga la protección de la vacuna es otra pregunta aún sin respuesta contundente, porque “no ha transcurrido tiempo suficiente”, ha explicado el experto del CSIC. Los primeros ensayos clínicos comenzaron hace ocho meses, y la población general lleva “escasamente un mes” recibiendo la vacuna.
“Al menos ocho meses las defensas permanecen”, ha señalado Larraga. Pero cuánto tiempo más, no se sabe. Por eso este experto considera “probable” que al menos en los próximos años haya que repetir la vacuna anualmente.
Larraga ha subrayado que son necesarias dos dosis de la vacuna, y que es posible contagiarse entre la recepción de ambas dosis.
Variantes resistentes del virus
En cuanto a la posibilidad de que las mutaciones del virus produzcan variantes resistentes a la vacuna, Larraga se ha mostrado tranquilizador: “Normalmente no afectan a la sensibilidad de la vacuna, pero si apareciera una cepa resistente, con las tecnologías que tenemos tardaríamos muy poco tiempo, semanas, en tener una vacuna efectiva”.
Larraga ha recordado que “las vacunas son para toda la población”, incluyendo por supuesto la gente “en la franja de los 20 a los 40 años, porque la juventud no es garantía de que no se vaya a padecer la enfermedad de manera grave”.
Quienes ya han pasado la enfermedad, e incluso quienes la están pasando y lo desconocen por carecer de síntomas, también pueden beneficiarse de la vacuna, que en todo caso reforzaría las defensas que genera el cuerpo de manera natural.
Embarazadas, niños y personas con patologías previas
Hay, no obstante, casos que deberán ser considerados individualmente por los médicos, como personas con determinadas patologías previas o alergias. En el caso de las embarazadas, madres y bebés lactantes, y niños, Larraga ha recordado que “no hay datos porque son grupos que nunca se incluyen en los ensayos clínicos”, por lo que insistió en la consulta “caso por caso” con los médicos.
“Sin duda el esfuerzo que se ha hecho para conseguir unas vacunas efectivas contra la Covid-19 no tiene precedentes. Las vacunas son seguras, vacúnense, protéjanse y protejan a los suyos”, ha concluido Larraga al final del encuentro.
Biografía del profesor Larraga
Vicente Larraga fundó y dirige el Grupo de Parasitología Molecular del CIB, que trabaja en una vacuna de ADN recombinante frente al virus SARS-CoV-2. Esta investigación se basa en un logro previo, una vacuna frente a la leishmaniasis canina que se encuentra actualmente en Fase IV (solicitud de permiso de fabricación y comercialización a la Agencia Europea del Medicamento).
Larraga ha dedicado su carrera a la investigación de enfermedades parasitarias, como la leishmaniosis, la malaria, la enfermedad de Chagas o la cisticercosis. Junto con las diarreas o las enfermedades respiratorias, son responsables de millones de muertes al año y afectan a más de mil millones de personas en todo el planeta.
Ha publicado un centenar de trabajos en libros y revistas internacionales, entre ellos la obra La lucha frente a las enfermedades de la pobreza: responsabilidad y necesidad, editada por la Fundación BBVA.
Ha sido vice-presidente del CSIC y pertenece a diversas sociedades científicas, entre ellas, la Academia de Ciencias de Nueva York, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular o la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional. Es miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia.