Visiones de investigadoras y creadoras: de obstáculos profesionales a alicientes que definen sus carreras
Las investigadoras y creadoras todavía son minoría en España, y la experiencia de aquellas que han seguido trayectorias de éxito muestra algunos de los caminos a seguir para ayudar a otras mujeres a afianzar su propio recorrido y a las instituciones a apoyar sus carreras. Con motivo del Día Internacional de las Mujeres, que se celebra anualmente el 8 de marzo, recogemos las perspectivas de investigadoras y creadoras reconocidas con una Beca Leonardo sobre las estrategias que han aprendido a seguir para gestionar sus carreras.
7 marzo, 2025
Según un informe del Instituto de Arte Contemporáneo, la proporción de mujeres representadas en las galerías de arte en España no llega al 30%. De los libros escritos por una única persona, aquellos escritos por mujeres suponen solo el 38% (son datos del Ministerio de Cultura). Las mujeres que consiguen estabilizarse en las universidades como investigadoras suponen un 45% —11 puntos por debajo de los hombres—, y un 41,3% en los organismos públicos de investigación, según datos del informe Científicas en Cifras del Ministerio de Ciencia.
Violeta Ruiz Almendral (Economía, Ciencias Sociales y Jurídicas, 2020: los paréntesis especifican el área y año de la Beca Leonardo en cada caso) destaca una de las causas de este desequilibrio: “Sin corresponsabilidad real en la crianza de los hijos, no hay progreso profesional posible”. Laia Francàs (Ciencias Básicas, 2023) incide sobre el impacto de la maternidad en el trato recibido por los compañeros varones. “El síndrome del impostor a menudo se ve reforzado por comentarios de compañeros que afirman que las mujeres lo tenemos más fácil debido a las cuotas —argumenta—. Paradójicamente, cuando una se convierte en madre, la situación cambia: en muchos casos, dejan de tenernos en cuenta ‘para no molestar’, sin entender que decidir si queremos participar o no debería ser nuestra elección”.
Por su parte, Cristina Oñoro (Creación Literaria y Artes Escénicas, 2022) apunta hacia la falta de referentes femeninos en los currículums de historia de la filosofía, de la literatura universal o del arte que, si bien puede frenar a niñas y adolescentes a la hora de elegir sus carreras, en la escritora tuvo el efecto contrario: “Estos huecos y lagunas avivaron mi curiosidad y me empujaron a cuestionar lo que decían los libros. La limitación —detalla— se transformó así en una poderosa lección para la vida: es posible construir conocimiento más allá de lo heredado”.
Contra el modelo tradicional de investigación y creación
Otras investigadoras y creadoras abundan en la importancia de romper esquemas y buscar un camino propio para avanzar en su disciplina. Marga Cabrera Méndez (Comunicación y Ciencias de la Información, 2015) afirma que le habría gustado saber antes que “no es necesario encajar en un modelo tradicional de ciencia para hacer aportes valiosos”, y Aránzazu San Ginés (Humanidades, 2018) también ha asimilado a lo largo de su carrera que “la creación artística y el rigor no están reñidos. También para nosotras es posible buscar la belleza en la investigación sin resultar pueriles o mediocres”.
Desde la interpretación musical, Silvia Márquez Chulilla (Música y Ópera, 2017) apunta en el mismo sentido que “en ocasiones, he sentido que el terreno de la música no merecía tanto la pena como cualquier descubrimiento o estudio de la rama de la física o la biología”. Así, considera un aprendizaje valioso el saber que “todo paso, por pequeño que sea, es una aportación de valor digna de dar a conocer: en el momento más inesperado, otra persona puede hacer uso de esa información”.
Es más, escapar del corsé de la tradición ha resultado ser una parte integral del trabajo de Inés Molina Navea (Artes Plásticas y Arte Digital, 2023), que recuerda la tensión entre los dos modelos de pintura que dominaban durante su formación. “Durante años asumí que debía elegir uno de ellos —explica—. No comprendí que esta tensión conformaba una de las características centrales del arte contemporáneo. No era el final de una asimilación del arte: era su punto de partida”.
Claves para diseñar una estrategia profesional eficaz
Varias de las mujeres entrevistadas inciden en algunos aspectos de la estrategia profesional que les habría resultado útil conocer al inicio de sus carreras. Destaca la importancia de cultivar una red de personas afines, como expresa Raquel Racionero (Creación Literaria y Artes Escénicas, 2024): “es fundamental rodearse de un círculo creativo”. Eva Colas (Biomedicina, 2022) añade que “rodearte de buenos científicos y científicas pero, sobre todo, de buenas personas, es una decisión siempre acertada para poder tener una buena salud laboral y disfrutar de la carrera investigadora”, mientras que Cristina Real Margalef (Humanidades, 2023) alude a los efectos beneficiosos de contar con una red de apoyo “tanto para los resultados de la propia investigación como para la salud mental de las investigadoras implicadas”.
Estas redes de apoyo se vuelven especialmente relevantes para las mujeres que, al ser minoría, pueden quedarse fuera de los círculos de decisión, como sugiere Olga Mavrouli (Ingenierías y Arquitectura, 2014): “Debido a los patrones de redes masculinas, donde muchas de las decisiones se toman, puede resultar un poco más difícil para las mujeres avanzar en el mundo académico o de investigación, pero hay que mantenerse positiva y asertiva”, propone.
Además, las investigadoras y creadoras resaltan la importancia de gestionar su propia carrera de manera consciente, haciendo hincapié en aspectos que van más allá de la propia investigación o creación. “Saber negociar, decir que no cuando toca y defender mis condiciones para poder seguir creando a largo plazo” ha sido una lección significativa para Almudena Lobera (Artes Plásticas y Arte Digital, 2018), mientras que Emma Rodero (Comunicación y Ciencias de la Información, 2018) destaca que “además de diseñar estudios sólidos, hay que aprender a comunicar su valía, porque la credibilidad no siempre la otorgan los resultados, sino la manera en que los defiendes”.
Alba Saura Clares (Humanidades, 2024), por su parte, considera que “la clave para el óptimo desarrollo científico y artístico está en la gestión de los proyectos, en el diálogo con entidades, en la construcción de redes colaborativas, en los mecanismos para su transferencia hacia la ciudadanía…”, aspectos que define como “cimientos esenciales para poder desarrollar una carrera”.
En definitiva, las investigadoras y creadoras creen crucial conocer estas claves desde el principio de su trayectoria en lugar de hacerse con ellas a medida que esta avanza. Como resume Ainhoa Magrach (Biología, Ciencias del Medio Ambiente y de la Tierra, 2018), “antes de empezar mi carrera como investigadora me hubiera gustado entender mejor la estrategia que hay detrás de la carrera científica: cómo elegir mentores, cómo elegir colaboradores, cómo empezar a conseguir financiación y a demostrar independencia desde el principio”.
Cómo gestionar la inestabilidad
Tanto las carreras científicas como en las artísticas suelen requerir considerable movilidad geográfica, y la estabilidad laboral se tarda en alcanzar. La incertidumbre que ello conlleva también es un aspecto que a las mujeres entrevistadas les habría servido conocer antes, como expresa Mabi Revuelta (Artes Plásticas y Arte Digital, 2016): “hubiera agradecido un mayor conocimiento sobre la gestión de lo impredecible, el sacrificio de la estabilidad financiera o el autocuidado”. Con todo, algunas creadoras han conseguido transformar la falta de certezas en un estímulo definitorio de su carrera. Es lo que afirma Leire Urbeltz (Artes Plásticas y Arte Digital, 2017): “Algo que me hubiera sido útil saber desde el inicio es que, tras años afrontando la inestabilidad de mi carrera como si fuera un obstáculo, acabaría eligiendo la incertidumbre como forma de seguir proponiéndome nuevas metas. Si lo hubiera sabido, quizás me habría juzgado menos a mí misma y habría aprendido a manejar el miedo de otra manera”.
Conocer de antemano cuestiones como la importancia de saber comunicar los resultados, elegir una red sólida de colaboración o manejar la inestabilidad sin duda es útil para los hombres además de para las mujeres. Sin embargo, la libertad para romper esquemas preestablecidos en un contexto de mayoría masculina, junto con la búsqueda de referentes femeninos ante su ausencia manifiesta en los currículums educativos, destacan como pilares trascendentales a la hora de apoyar de manera eficaz las carreras de las investigadoras y las creadoras.