De 1830 a 1930 la diáspora vasca ultramarina se caracterizó por estar dirigida por gran cantidad de reclutadores. Los enganchadores buscaban al emigrante, financiaban su pasaje a América y, en numerosas ocasiones, le ofrecían la posibilidad de encontrar un empleo. Acusados de malos tratos, explotación o falsificación de documentos, establecieron intrincados sistemas, a veces por encima de leyes y fronteras, cuyo único objetivo era el beneficio económico. Su frenética actividad propició la emigración de unos cincuenta millones de europeos. Las consecuencias de las guerras del XIX, el sistema hereditario troncal, la buena consideración de la mano de obra pirenaica en América y una tradición migratoria fueron los factores que originaron el exilio de vascos; a estas causas se unieron el aumento de población o los avances en el transporte producidos en toda Europa. Este libro pertenece a la serie Los vascos y América, iniciada por la Fundación Banco de Vizcaya y continuada por la Fundación BBV.