El sistema de financiación de la educación superior más extendido, que distribuye financiación pública a los estudiantes en forma de precios de matrícula por debajo del coste real del servicio, ha recibido críticas en las últimas dos décadas, que básicamente inciden en la eficiencia y en los aspectos distributivos. Se percibe como una disfunción del sistema el aprovechamiento de subvenciones públicas por parte de estudiantes pertenecientes a grupos de rentas elevadas. El presente estudio indica la existencia de regresividad en la distribución de la financiación y analiza su eventual corrección con la introducción de reformas. Las actuaciones que plantea la investigación van dirigidas a los sistemas de becas y a los programas de crédito educativo. Ambas propuestas podrían moderar el efecto sobre el acceso sin reducir los efectos positivos sobre la eficiencia y la redistribución.