A lo largo del siglo XVI los vascos fueron entretejiendo una red de poder desde la que participar, en unos casos, y controlar, en otros, las actividades económicas que la Carrera de Indias generaba en las ciudades de Sevilla y Cádiz. La política proteccionista de la Corona, la tradición marinera del pueblo vasco y la experiencia secular acumulada por sus hombres de negocio fueron algunos de los factores que propiciaron esa situación. La investigación analiza el destino y distribución de las exportaciones manufactureras vascas, así como la estructura y actividad de las compañías comerciales establecidas en Sevilla y los caudales remitidos al País Vasco. La publicación destaca la pérdida de una oportunidad histórica durante la Edad Moderna al permanecer las siderurgias vascas aferradas a sus habituales ferrerías.