El hígado es el órgano fundamental para producir proteínas de importancia biológica y depurar el organismo.
La insuficiencia cardíaca produce congestión del hígado y puede alterar su función y los análisis hepáticos.
La disminución brusca del riego sanguíneo hepático puede causar un daño muy grave (hepatitis isquémica).
La manipulación incorrecta del ombligo de un reción nacido y algunas enfermedades del adulto pueden originar una trombosis permanente de la vena porta.
La cirrosis hepática puede alterar el funcionamiento del corazón y producir dilatación de los vasos sanguíneos.
Algunas enfermedades hepáticas son más difíciles de tratar en enfermos con insuficiencia cardíaca, como la hepatitis crónica por el virus C (por la posible anemia que induce el tratamiento).
La hemocromatosis (acumulación de hierro en el organismo) y el síndrome metabólico (obesidad, Hipertensión, aumento del colesterol y resistencia a la insulina), entre otras enfermedades, dañan simultáneamente el hígado y el sistema cardiovascular.
Algunos medicamentos empleados en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, o bien requieren un control más cuidadoso en los enfermos hepáticos (anticoagulantes, antiagregantes, betabloqueantes), o bien no deben usarse (amiodarona).
Las personas con enfermedades hepáticas crónicas que enferman de otros órganos plantean problemas de salud complejos y deben seguir un control estricto a cargo de sus médicos. La automedicación es desaconsejable en enfermos hepáticos.