La insuficiencia cardíaca es el resultado de un daño que ha sufrido el corazón, habitualmente un infarto de miocardio, por lo que ya no puede desempeñar con normalidad su función de bombear la sangre. Es una enfermedad grave y frecuente, especialmente en las personas ancianas.
Se caracteriza por la sensación de dificultad para respirar y la hinchazón en las piernas. Ambas son consecuencia de la retención de líquido que se produce en el cuerpo, debido a que el corazón no puede bombear adecuadamente la sangre y a que el riñón retiene más agua y sal de lo normal.
El diagnóstico de insuficiencia cardíaca se establece en aquellos pacientes que tienen los síntomas característicos de la enfermedad y que, además, presentan en una ecografía del corazón alteraciones en la función de éste.
El tratamiento de la insuficiencia cardíaca requiere la colaboración activa del paciente. Es necesario adoptar un estilo de vida saludable, abandonar los hábitos nocivos y seguir las recomendaciones y los consejos del médico. El paciente debe estar informado de los beneficios y los posibles efectos indeseados de la medicación que recibe, cumplir con el tratamiento pautado y saber reconocer los síntomas de alarma que indican un empeoramiento de la función del corazón para acudir sin demora a su médico.