Las enfermedades del corazón no son óbice para retirar de forma permanente la posibilidad de mantener relaciones sexuales. Transcurridas dos semanas en el caso de un infarto agudo de miocardio, o estando asintomático tras sufrir una agudización de la insuficiencia cardíaca, y siempre que el paciente sea capaz de ascender dos pisos de escaleras, puede reintroducir el sexo en su vida habitual. El riesgo de sufrir una nueva crisis de la enfermedad o llegar a una muerte durante el coito es bajo.
Es importante que el paciente se encuentre cómodo en todo momento durante las relaciones sexuales, descansado, sin ansiedad, estrés o temor a no hacerlo bien.
La posibilidad de que la medicación que toma el paciente interfiera en la esfera de la actividad sexual es baja pero existe. Aun así, siempre que el paciente pueda realizar esfuerzos de una intensidad moderada, y cumpla unos requisitos prescritos por el médico, se le puede ayudar con la toma de medicación para las posibles disfunciones sexuales que pudieran aparecer.