La sepsis define distintos estados clínicos, de gravedad variable, provocados por la respuesta inflamatoria generalizada de un organismo vivo ante una agresión microbiana. Por tanto, requiere siempre de dos actores básicos: un microbio y un huésped.
Los fenómenos que ocurren en la sepsis son consecuencia de la actuación concomitante y secuencial de ciertos productos del microorganismo infectante y de algunos elementos bioquímicos liberados por el huésped.
La función cardíaca se ve afectada en algunos estados de sepsis de diferente manera, lo que genera diversos problemas, entre ellos: insuficiencia cardíaca, distintas arritmias y cardiopatía isquémica.
El tratamiento precoz e intensivo con antibióticos, oxigenoterapia y soporte hemodinámico resulta imprescindible para mejorar el pronóstico de la sepsis grave y el SDOM.