El pericardio es el saco de doble membrana que rodea el corazón y que cumple múltiples funciones. Diferentes causas pueden producir alteraciones y enfermedades en dicha estructura.
La pericarditis aguda es la inflamación del pericardio. Suele cursar con dolor torácico y alteraciones en el electrocardiograma. Entre las dos capas del pericardio normalmente se almacena poca cantidad de líquido pericárdico.
En ocasiones, el líquido situado entre las dos capas del pericardio aumenta, o se produce la acumulación de sangre o pus, por lo que se denomina derrame pericárdico.
Otras veces el líquido es tan voluminoso que afecta al funcionamiento del corazón, ya que no puede expandirse con libertad. Debido a esta situación se produce el taponamiento cardíaco, que requiere tratamiento urgente con la extracción del líquido.
La inflamación crónica del pericardio puede causar formas graves (pericarditis constrictiva o efusivoconstrictiva), en las que también existe una limitación en la relajación de las cámaras del corazón, lo que causa la acumulación de líquidos en distintas áreas. El diagnóstico de dichas enfermedades se basa en la exploración clínica y en ciertas técnicas de imagen (ecocardiograma). El tratamiento varía según la enfermedad de base y el tipo de patología pericárdica.